285 colocaciones para vertía

El poeta del cochecillo en forma de concha, de los tres caballos humanos y del látigo sangriento declamaba con una dulzura celestial que hacía verter lágrimas.

Los campos de China durante más de dos siglos, la invasión de Manila por los piratas que hacían temblar al Celeste Imperio, y más tarde la gran bahía llena de naves inglesas, son imperecederas epopeyas en que las órdenes monásticas han vertido su sangre, su persuasión y sus caudales.

El fanático llegó y se acercó á la mesa; pero al poner en ella su sombrero, chocó éste con el vaso, que cayó al suelo, soltando las flores y vertiendo el agua en las mismas piernas del realista.

Una sola frase de una colegiala, vino á verter la primera gota de hiel en el hermoso vaso que guardaba la existencia de la huérfana.

¿Mas, hemos de insultarte cuando vemos plegar tus alas que taparon soles? ¡Oh, nunca, nunca, que mejor seremos hermanos filipinos y españoles...! ALMAS Cuando inclinan las flores sus corolas sobre los tallos, meditan sus pesares y vierten llanto.

Las estrellas, si resplandecían en el éter infinito, vertían muy débil luz sobre la tierra.

Celesto no se siente bien del estómago, y se hace servir una copa de ginebra, que bebe de un trago, como quien vierte el contenido en otra vasija.

694 Vierten lágrimas sus ojos, pero su pena no alivia; en esa constante lidia sin un momento de calma, contempla con los del alma felicidades que envidia.

se fijan á lo largo de las paredes del local, vertiendo dentro de ellos el aceite que se desea filtrar.

[Nota 23: Río caudaloso que nace en la Laguna de Bay y cruza la capital del Archipiélago, donde vierte al mar.

Sacó la vieja un puchero, platos, cubiertos y un pan grande de la cesta; extendió un paño en el suelo, sentáronse todos alrededor de él, vertió el caldo del puchero en los platos, en donde cada uno desmigó un pedazo de pan, y fueron comiendo.

Quiero verter el mortal veneno en esta copa de cristal puro.

Las Maimaison descollaban rosadas y turgentes, como un hermoso seno; las se deshacían, dejando pender sus desmayados pétalos; las de Alejandría, erguidas y elegantes, vertían su copa de esencia embriagadora; las musgosas reían irónicas con sus labios de carmín, al través de una barba tupida y verde; las albas desafiaban a la nieve con su fría y cándida belleza, con su rigidez púdica de flores de batista.

Que así las horas rápidas pasaban, Y pasaba a la par nuestra ventura; Y nunca nuestras ansias las contaban, embriagada en mi amor, yo en tu hermosura; Las horas ¡ay! huyendo nos miraban, Llanto tal vez vertiendo de ternura, [190] Que nuestro amor y juventud veían, Y temblaban las horas que vendrían.

El mal no está precisamente en que te hayas contaminado de esos errores, pues el enemigo, que vigilante acecha el estado de flaqueza para verter en la oreja del hombre la ponzoña, pudo sorprender tu alma é inficionarte de la pestilencia.

De repente, como si lograse desatar un nudo que le apretaba la garganta, como si quebrase un cordel que la ahogaba, rompió Pepita en lastimeros gemidos, vertió un raudal de llanto, y dio con su cuerpo, tan lindo y delicado, sobre las losas frías del pavimento.

Después de verter estas breves y profundas palabras, se paró delante de un escaparate.

Don José vertió cuidadosamente el líquido que habia en la retorta, y Mejía y Arellano tomaron cada uno su brocha.

Al momento de servirla se desengrasa la salsa; se la reduce, si es preciso; se adereza el ave en una fuente; se la rodea de cebollas pequeñas, y se vierte sobre el todo la salsa.

En los palcos se comían fiambres y se vaciaban botellas de Jerez, y en uno de ellos, ocupado por camareras y jóvenes de buena sociedad, un adolescente, en el colmo de la embriaguez, vertía el vino en el interior de su sombrero de copa, aplicaba los labios a las alas y bebía.

Se concibe allí en el fervor del medio día, cuando el sol vierte a torrentes la luz desde un cielo sin nubes, en las calurosas y reposadas siestas, el mismo terror misterioso de las horas nocturnas.

Se sentaba en su bufete; se colocaba delante el libro en blanco, donde iba vertiendo sus ideas conforme se le ocurrían, salvo el ponerlas más tarde en orden según un plan sabio y bien meditado; tomaba la pluma por último; pero todo era en balde.

Pertenecen á la segunda clase, los críticos para quienes todo es malo, para quienes nadie sabe nada, para quienes nadie debe escribir; que vierten hiel sobre las primeras ilusiones de un alumno de las Musas, que mutilan sin piedad sus composiciones, ensañándose en ellas con tanta como alevosía, como cristiano contra moro.

No se llega a viejo sin haber aprendido que las lágrimas, los remordimientos y la sangre, alargan el placer de los amores cuando vierten sobre ellos su esencia afrodita: Numen sagrado que exalta la lujuria madre de la divina tristeza y madre del mundo.

Supo reponerse, no obstante, y vertiendo en el vaso el resto de la botella, mandó tranquilamente al mozo traer pimienta.

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