179 oraciones de ejemplo con a la altura de

Con esta tropa salíamos de Amsterdam en mayo, pasábamos en junio a la altura de las Canarias y cruzábamos por delante de las islas de Cabo Verde.

Ibamos a la altura de San Vicente, a la anochecida, cuando un crucero inglés nos hizo señas de que nos detuviéramos, y nos lanzó, por primera providencia, una andanada.

Pasamos por el Cabo Deseado y el de la Desolación, con un frío muy intenso y tiempo claro; pero al llegar a la altura de la isla de Wollaston se nos echó encima una bruma densísima, que no se quitó en una porción de días.

Pude notar que la caballería avanzaba un poco, pero después retrocedía y oscilaba de flanco; pero dejándome llevar por el caballo, con los ojos fijos en el papel, que sostenía a la altura de las riendas, no puse ni un desperdicio de voluntad en aquellos movimientos de la máquina en que estaba engranado.

Como a la altura de los ojos estaba el sol en su carrera al Poniente, cuando halló el paradero del amarrado, tan sin ventura.

Del Primer estrado abierto, con sus cuatro hoteles curiosos, se sube, por la escalinata de hélice, al descanso segundo, donde se escribe y se imprime un diario, a la altura de la cúpula de San Pedro.

Y se liaba a toda prisa al pescuezo un gran foulard finísimo, y levantábase el cuello del gabán a la altura de las orejas... Te digo que vale más volver al palco, si... Un estornudo formidable le cortó la palabra y le acrecentó la angustia.

Es preciso que tu inteligencia se ponga a la altura de tu gran corazón.

El criado había ido a buscar al más próximo, y no anduvo desacertado, porque M. Bernier, si bien no estaba a la altura de los Velpeau, los Manee y los Huguier, ocupaba un lugar muy honroso inmediatamente después de ellos.

Una visita al Brown, que se mece gallardamente en las aguas del Támesis, a la altura de Greenyde.

El burro es la unidad de medida y consiste en una columna de astillas, a la altura de un hombre, que contiene, poco más o menos, setenta trozos de madera de 0.75 centímetros de largo.

¿Responde acaso esa práctica a una vaga presión etnográfica, si puedo expresarme así, puesto que la vemos imperar en nuestros campos, convertida en una ley ineludible para el gaucho? Tenemos, es cierto, la sangre ardiente, el punto de honor de una susceptibilidad a veces excesiva, la vanidad del valor llevada a la altura de la pasión; pero sería ridículo pretender que esos caracteres no distinguían también a los demás pueblos americanos.

Las montañas de Vizcaya no podían suministrar a mi ambición recursos para elevarme a la altura de mis ilusiones.

Porque, a la altura de Cervantes, por mucho que yo le admire, he de poner a Shakspeare, a Dante, y quizás al Ariosto y a Camoëns; Fenelon y Bossuet compiten con ambos Luises, cuando no se adelantan a ellos; pero toda mujer, que en las naciones de Europa, desde que son cultas y cristianas, ha escrito, cede la palma y aun queda inmensamente por bajo, comparada a Santa Teresa.

En las ciudades había libros, ideas, espíritu municipal, Juzgados, derecho, leyes, educación, todos los puntos de contacto y de mancomunidad que tenemos con los europeos; había una base de organización, incompleta, atrasada, si se quiere; pero precisamente porque era incompleta, porque no estaba a la altura de lo que ya se sabía que podía llegar, se adoptaba la revolución con entusiasmo.

Esta dama encuéntrase alegre y satisfecha: primeramente, porque ha gozado de dos horas de pasión, las más hermosas de su vida; Raúl ha estado a la altura de las circunstancias.

Su figura inferior levantóse a medias para llegar a la altura de sus compañeros cuando éstos se detuvieron.

Te hablarécomenzó diciendo Gómez-Urquijocomo si me dirigiese a un compañero de profesión; o, mejor que a un literato, a un amigo íntimo, a un hermano... puesto que el acendrado amor que nos une pondrá seguramente tus alcances a la altura de mi discurso.

Por lo que se ve, la educación pública de Venezuela estará muy pronto a la altura de su intelectualidad.

Fray Luis de León nos declara que su arte era en todo reflexivo y meditado; arte de selección cuidadosa de palabras, y hasta de letras; arte de cálculo y medida en la disposición de frases; arte en todo diestro, esmerado y primoroso que nos ofrece la lengua castellana ataviada con todos los elementos poéticos y musicales de que es capaz, y levantada a la altura de las lenguas clásicas.

Se viste con sus hábitos, coge su maleta, abre la ventana, y por una viga a la altura de un cuarto piso cruza un patio; se encuentra al final un balcón abierto, lo salta y se ve en una casa desconocida y cerrada.

La cuestión es tener aciertodecía; calificar al hombre superior de superhombre, se le ocurre a cualquiera; llamar a un hombre degradado ex hombre, como ha hecho Gorki, está a la altura de un ateneísta de capital de provincia; sin embargo, una invención de ésas, blandiéndola en el aire como una lanza, hace conocido a un autor y le puede dar celebridad.

Para eso ha estudiado tanto, para que no lo consideren ni siquiera a la altura de uno de estos oficiales majaderos e insolentes que se lucen en los salones.

Resulta, por tanto, El examen marítimo, una producción verdaderamente genial que causó completa revolución en la ciencia naval, colocó a nuestro Jorge Juan a la altura de los hombres de ciencia más eminentes de Europa y consolidó el epíteto de Sabio Español con que venía siendo conocido.

A la altura de la séptima carrera me quedan seis pesos por todo capital.

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