113 oraciones de ejemplo con chaparrones

Principió el chaparrón de comentarios sobre la lentitud con que Castaños organizaba sus tropas: unos aseguraban que tenía miedo; otros, que estaba decidido a dar la batalla, pero que, seguro de perderla, tenía tomadas sus medidas para retirarse a Cádiz y huir a las Américas con lo más granado de sus tropas; otros en fin, se atrevieron a más, y pronunciaron la palabra traidor.

Saltando charcos, desafiando chaparrones iba de parroquia en parroquia, de novena en novena, y pasaba también mucho tiempo en la nave fría de algún templo a la hora en que los fieles solían dejarlos desiertos.

Tan grande fue el chaparrón que los padrinos suspendieron el duelo... que no se continuó.

De repente, sonaba un trueno y caía el chaparrón, es decir, daba el padre un puñetazo y rompía a hablar, en períodos entrecortados...

¡En Toledo habían caído dos chaparrones fenomenales! Pero ni aun con el agua habían dejado de corretear.

Poco tardó la niña en retirarse, azorada bajo el chaparrón de los piropos y temiendo cohibir a los dos amigos con su presencia.

La nieve era en aquel año cosa desconocida, y las lluvias invernales habían quedado reducidas a unos cuantos chaparrones que prestaban al Ayuntamiento el gran servicio de limpiar las calles, siempre sucias.

El conde resultaba ya peligroso, y los dos médicos amigos de Peláez lamentaban las palabras del maestro, y mirando a Baselga esperaban de un momento a otro que, levantándose del asiento, cerrase con todos y dejase caer sobre sus espaldas un chaparrón de golpes.

París hacía cerca de un mes que tenía sobre sus tejados un cielo ceniciento, monótono y tétrico, y si alguna vez por casualidad el sol, con un coletazo de su flamígero manto, desgarraba las plomizas nubes, asomaba tan sólo un rostro pálido que daba lástima y se retiraba inmediatamente, dejando que las nubes descargasen torrenciales chaparrones sobre la gran ciudad, acostumbrada a sufrir estas injurias del cielo.

¡La Pascua no viene dentro de un mes! Temerá que le venga el chaparrón encima...observa la gorda.

Como Eugenio nunca ha sido fuerte, á los tres ó cuatro meses de estar en el campo durmiendo en el suelo y recibiendo nieves y chaparrones tuvo un ataque de reumatismo (erreumatismo, decía Ganisch) y le fué necesario quedarse en cama.

Porque el tiempo había dado cambiazo; el bochorno que suele aportar entre los pliegues de su esclavina de peregrino el señor Santiago, el Apóstol batallador, habíase resuelto en tormenta, en vendaval y, al cabo, en diluviode esos chaparrones propiamente galaicos, en que se aproximan al suelo encharcado y parecen oprimirle con su negra masa los desfondados odres de las nubes.

Los realistas lo prendieron y lo tuvieron toda la noche atado á un árbol, sufriendo una serie de chaparrones de agua tibia y abundante.

Por desgracia, al tiempo que llegué y durante la quincena siguiente el cielo de Andalucía, tan radiante de ordinario, se cubrió de negras nubes que descargaron chaparrones tremendos, tales como muy pocos sevillanos recordaban haberlos visto nunca.

A un lado de Missolonghi, ya fuera de la laguna, en las estribaciones del Aracinto que daban hacia el mar, había una planicie que se llamaba la llanura Lelante o Anachaida, que estaba cruzada por un río, el río Fidaris o Ebenus, seco si no llovía y torrencial cuando caían unos cuantos chaparrones.

Ellos, en cambio, tienen días muy frescos; tan frescos, que casi siempre van acompañados de ventiscas ó chaparrones, y hay que pasarlos encerrado en casa ó en el cuarto de una fonda y con los balcones cerrados; de modo que ... ¡fresco perdido! ¿Se veranea por cambiar de vida?

¡Y entonces, qué chaparrones de nueces había hecho llover sobre sus cabezas, para que las atareadas manecitas las recogiesen en los cestitos! En una palabra: se había mostrado tan ligero como una ardilla o un mono, y ahora, tumbado sobre las hojas amarillas, parecía dispuesto a descansar un poco.

El viento silbaba medroso y airado, la lluvia caía tenaz, ya en ráfagas, ya en fuertes chaparrones; y las dos ó tres veces que Marta se había atrevido á acercarse á su ventana por ver si aplacaba la tempestad, la deslumbró la cárdena luz de un relámpago y la horrorizó el rimbombar del trueno, tan encima de su cabeza, que parecía echar abajo la casa.

De continuo la voluntad, quiero decir, la voluntad de no morirse nunca, la irresignación a la muerte, fragua la morada de la vida, y de continuo la razón la está abatiendo con vendavales y chaparrones.

A mediodia pasé este penoso paso, y me fué preciso toldar por algunos chaparrones de agua que cayeron, y á este tiempo llegó María Lopez, y el hermano del capitan Chiquito.

Los parques recién trazados y los nuevos barrios del ensanche de la ciudad resultan magníficos, y parecen recordar los sucesivos chaparrones de abrumadora riqueza que han caído sobre este país en los últimos treinta años.

Que todo este ruido se resolvió en chaparrones de gloria para el atrevido sustentante, no hay que decirlo.

¿No parece increíble que lo den por cuatro duros menos una peseta? ¡Y vengan chaparrones!

Caía la nieve á chaparrones, y al otro dia Candido arrecido llegó arrastrando como pudo al pueblo inmediato llamado Valdberghof-trabenk-dik-dorf, sin un ochavo en la faltriquera, y muerto de hambre y fatiga.

Verdad es, dixo Panglós, que me viste ahorcar; iban á quemarme, pero ya te acuerdas que llovia á chaparrones quando me habian de echar á la hoguera, y que no fué posible encender el fuego; así que me ahorcáron, sin exemplar, no pudiendo mas: y un cirujano que compró mi cuerpo, me llevó á su casa, y me disecó.

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