3798 oraciones de ejemplo con de los cuales

Generalmente se explota el bismuto con otros metales de los cuales puede separarse con facilidad.

La direccion de estas misiones era del cargo exclusivo de la comunidad: el convento de Apolo, que dependia de la ciudad de La-Paz, suministraba los hermanos necesarios para la conservacion y el buen gobierno de estos establecimientos, cada uno de los cuales poseia uno ó dos religiosos, á cuyo cuidado estaba encomendada la administracion de la iglesia y la práctica de sus ritos.

Al salir de la casa, vi en la puerta de la calle a varios hombres, no de muy buena facha por cierto, uno de los cuales llegóse a , y tomándome por el brazo, me dijo: ¿Conoces a esa gente que acaba de llegar?

* * * * * Lucerna, ciudad esencialmente católica, tiene unos 11,500 habitantes, de los cuales en 1857 solo 317 eran protestantes.

Venimos a mi ciudad, recibióle mi padre como quien era; vi yo luego a Luscinda, tornaron a vivir, aunque no habían estado muertos ni amortiguados, mis deseos, de los cuales di cuenta, por mi mal, a don Fernando, por parecerme que, en la ley de la mucha amistad que mostraba, no le debía encubrir nada.

Doce columnas algo panzudas, de mármol avellanado de la isla, sostenían los arcos de piedra cortada en piezas, sin revestimiento alguno, encima de los cuales extendíase el techo de vigas negras.

Y como ésta, mi buen señor, hay una infinidad de pequeñeces que pueden ser verdaderos escollos en su hogar de ustedes y acerca de los cuales le pondría en guardia si no temiera fatigarle.

Los recíprocos procederes de Pierrepont y Beatriz ofrecían ciertos síntomas acerca de los cuales nunca se engaña el fino olfato femenino.

Esta se agarró a su cuello y lanzó con una fuerza cada vez mayor esos gritos inarticulados, mezclados con la palabra «ma-ma» por medio de los cuales los niños expresan su perplejidad al despertar.

Si hubo allí los famosos Colegios mayores, llamados del Arzobispo, de San Bartolomé (el viejo), de Oviedo y de Cuenca (de los cuales sólo existen ya los dos primeros); si fundaron otros cuatro Colegios las Órdenes militares, y contáronse además infinidad de Colegios menores, de Seminarios, de Escuelas, etc.

¿Cómo haría para asistir en lo sucesivo a toda una serie de incidentes de los cuales éste no era más que el preludio, desde que María Teresa y Huberto no eran novios aún?

Y, no obstante, el rico es un hombre que trabaja y se afana únicamente para proporcionarse goces, de los cuales no nos hace, bien seguro, partícipes, mientras el escritor se priva de los suyos, gasta sus fuerzas, enferma del estómago o la cabeza y acorta su vida para procurarnos deleite y cultura.

, alrededor de los cuales se instalan multitud de mesas y sillas, que se ven ocupadas por la concurrencia de trasnochadores hasta la salida de la aurora.

Despues de defecado pasa á tres grandes depósitos de hierro en que se ha practicado una abertura que lo deja salir despues de haberse verificado el conveniente asiento; es necesario limpiar de tiempo en tiempo dichos depósitos á fin de que no envien residuo alguno á los filtros por medio de los cuales se filtra el guarapo por primera vez.

A esto los demás tomaron sus escopetas, y puestos en órden, como mejor pudieron se defendieron y ofendieron al enemigo, sin que ellos recibiesen en la persona daño alguno; al ruido de los arcabuces, los caballos, que no estaban atados, se metieron en la montaña y se desaparecieron, pocos de los cuales volvieron á la compañía; esta fué la mayor pérdida que subcedió al general don Gabriel, ni tuvo otro encuentro.

, que ha de constar de diez volúmenes, de los cuales van ya publicados seis.

Más tarde me perfeccioné en él, y aprendí más de ciento setenta artículos mágicos, de los cuales el más insignificante me permitiría transportar tu palacio con todas sus piedras y la ciudad entera detrás del Cáucaso, y convertir en mar esta comarca y en peces á cuantos la habitan.

Y contestó el negro: «¡Oh mi señor! hace cinco días que, andando por la ciudad, entré en una calleja, y vi jugar á unos niños, uno de los cuales tenía esa manzana en la mano.

Pero Inglaterra es tan prudente como potente, y no crea usted que se precipite a causar conflictos, de los cuales no se puede calcular el terrible resultado.

A estos cuatro discípulos, que tornó á enviar Queçalcoatl del camino, recibieron luégo los de la ciudad por señores, dividiendo todo el señorío della en cuatro tetrarchas, quiero decir cuatro principados, cada uno de los cuales tenía la cuarta parte del señorío de la tierra (ó de la provincia, ó de la ciudad, ó del reino), como quiera que ántes la ciudad se rigiese con regimiento político y no real.

Los puertos de la mar, aquí non habría creencia sin vista, y de los ríos muchos y grandes y buenas aguas: los más de los cuales traen oro.

Las cuatro naciones se forman por la conjunción de tres elementos, dos de los cuales son comunes a todas y sólo uno varía.

La mujer que se amanceba con un sacerdote se convierte, en la otra vida, en mula, y en esta, cuando su alma se desprende del cuerpo, toma siempre la forma de mula, y la de sus hijos de candeleros, de los cuales el diablo se sirve para darse luz en sus fechorías.

Es el libro primero (pág. 17, MERCAT) donde Ptolomeo habla de la región de los Seres, más allá de los Sines, donde los pantanos están llenos de grandes cañaverales por medio de los cuales los habitantes pueden pasar algunos ríos.

Don Remigio no cesaba de recomendar a su jaca la mayor circunspección o tacto de pezuña en el desigual y áspero camino por donde se metieron, a Occidente de San Agustín, y don Nazario, confiado en el andamento parsimonioso de su borrica, atendía más a la admiración del paisaje de la Sierra, que a conversar con los otros jinetes, de los cuales parecía como escudero o espolique.

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