1097 oraciones de ejemplo con de miedo

Detrás se extiende la hueste de mendigos, que tiemblan de miedo y de frío bajo sus harapos, al intentar interponerse.

El hijo, con los ojos nublados de miedo, se aparta.

Van los niños atenazados a la falda de la madre, y llorando de miedo.

En su lugar, lleno de estupor y casi de miedo, vió Garcés un grupo de bellísimas mujeres, de las cuales, unas entraban en el agua jugueteando, mientras las otras acababan de despojarse de las ligeras túnicas que aún ocultaban á la codiciosa vista el tesoro de sus formas.

todos los cuentos que apropósito de la armadura se fraguaron, y que en voz baja se repetían unos á otros los habitantes de los alrededores, no pasaban de cuentos, y el único más positivo que de ellos resulto, se redujo entonces á una dosis de miedo más que regular, que cada uno de por si se esforzaba en disimular lo posible, haciendo, como decirse suele, de tripas corazón.

A veces, la mujer, dueña absoluta del hogar, como lo exigen las buenas costumbres, se ve obligada á poner mal gesto y á infundir un poco de miedo á su compañero masculino, pues éste pretende usurparle sus funciones y grita que no quiere ser esclavo.

Flimnap, asomado al borde del bolsillo, casi lloraba de miedo cada vez que el gigante extendía una mano pretendiendo apresar en plena carrera á alguna de aquellas bestias amenazantes dominadoras de la selva.

El profesor cayó desmayado de miedo en el fondo del bolsillo, mientras el gigante volvía á inclinarse sobre la tierra para dejar al ciervo en libertad.

Pascuala y yo nos escondimos allí dentro, y nos sentamos en un rincón temblando de miedo.

Clara se quedó yerta de miedo.

La pobrecilla no cabía en de miedo al verse sola en aquel tugurio, entre mil objetos cuya forma no podía apreciar, tendida en un miserable jergón y expuesta al aire colado, que por una ventanilla entraba.

La pobre no pudo dormir, y el día la encontró hecha un ovillo, empapada en sudor frío y temblando de miedo.

Las dos nos quedábamos muertas de miedo siempre que le veíamos entrar.

Clara empezó á temblar de miedo; no podía tomar resolución ninguna.

La desventurada no sabía ya qué partido tomar; se horrorizaba al pensar que entre los miles de habitantes de este enjambre no había uno que le dijera el nombre de la calle donde estaba el único asilo que podía acojer á la huérfana abandonada, sola, injuriada, medio muerta de miedo y dolor.

Paz miró á Lázaro, se puso lívida de miedo; miró á la devota, se llenó de ira, dió algunos pasos, y recobrando la majestad de su carácter, preguntó: ¿Qué es esto?

Rogaronnos, que no eftuviefemos enojados, ni quifiefemos que mas de ellos muriefen; i tenian por mui cierto, que nofotros los matabamos con folamente quererlo: i à la verdad, nofotros refcebiamos tanta pena de efto, que no podia fer maior; porque allende de vèr los que morian, temiamos, que no muriefen todos, ò nos dexafen folos de miedo, i todas las otras Gentes de al adelante hiciefen lo mifmo, viendo lo que à eftos havia acontecido.

Rogaronnos, que no estuviesemos enojados, ni quisiesemos que mas de ellos muriesen; i tenian por mui cierto, que nosotros los matabamos con solamente quererlo: i à la verdad, nosotros rescebiamos tanta pena de esto, que no podia ser maior; porque allende de vèr los que morian, temiamos, que no muriesen todos, ò nos dexasen solos de miedo, i todas las otras Gentes de al adelante hiciesen lo mismo, viendo lo que à estos havia acontecido.

¿Quieres que yo me aviste con él y le meta un poco de miedo?

¡Siniestra oquedad! Ignoro de cuántos asesinatos has sido cómplice, pero me estremezco de miedo al verte y como en demanda de fuerzas; miro hacia el cielo azul, al cual sirven de marco las cuatro murallas de la torre.

Era doña Rebeca menuda y nerviosa, de voz estridente y semblante anguloso; fuese hacia Carmencita a pasitos cortos y saltarines, la tomó por ambas manos, y de tal manera la miró, y con tales demasías le apretó en las muñecas finas y redondas, que la pobrecilla rompió en amargo llanto, toda llena de miedo.

Tenía en el desván un pequeño refugio donde había pasado muchas horas de miedo y de dolor.

, tiritando de miedo ante aquel furor, huyó como alma diablesca por los misteriosos escondrijos de la casona.

Con su breve mano de niña levantaba el velo de compasión que había echado siempre su bondad sobre aquella familia enloquecida y bárbara, y se iban presentando en la escena de sus dolores la hermana y los sobrinos de don Manuel en traza alegórica, en caricatura de miedo y de risa.

Se disponía a lacrarla y sellarla, cuando se dibujó en su rostro una expresión de sorpresa y de miedo.

1097  oraciones de ejemplo con  de miedo