88 Adjetivos para describir chiquillos

Media docena de chiquillos árabes medio desnudos juegan a las bochas en un rincón, gritando desaforadamente.

Confieso que maldita la gracia que me hacía aquel chiquillo sucio y haraposo, feo hasta lo indecible; pero quien me viese en aquel instante llevándole suavemente, sonriéndole con dulzura, dirigiéndole frases melosas, pensaría a buen seguro que le adoraba.

Hasta los chiquillos más feos y más sucios le llamaban la atención.

Y ella ¡qué feliz debió de haber sido con un hijo tan bueno y cariñoso!" Una tarde, cuando va llevaba más de un mes de estos saludos, le preguntó Pepe Castro: Oyes: ¿ha dejado de seguirte ya aquel chiquillo rubio de marras?

A fin de semana estaré en la hacienda; iré a ver al niño, a ese pobre chiquillo que está muy delicado, y entonces, delante de , arreglaremos eso.

Almudena, con voz quejumbrosa de chiquillo castigado, llamó cariñosamente a su amiga.

El Mangue era un chiquillo delgaducho y listo como una sabandija; el Polaca tenía una cabeza enorme, unos ojos inexpresivos, redondos como dos botones, y los labios abultados.

Los chiquillos, tendidos sobre el vientre, jugaban a la carteta a la sombra de las embarcaciones; y los viejos, fumando sus pipas de barro traídas de Argel, hablaban de la pesca o de las magníficas expediciones que se hacían en otros tiempos a Gibraltar y a la costa de África, antes que al demonio se le ocurriera inventar eso que llaman la Tabacalera.

Él los miraba sin enojo y sonreía, sonreía tiernamente al contemplarlos y no se quejaba de las pedradas que recibía; él también había tenido un niño, un precioso chiquillo, tan guapo como su madre... que sabe Dios si alguna vez habría tirado también piedras contra algún pobre viejo.

Varios chiquillos desharrapados de la calle miraban desde la puerta, y nosotros nos acercamos a ellos; pero el gitano, empujando bruscamente a los harapientos, gritó: ¡Fuera de ahí! Dejad pasar a los señoritos.

Pero el más pequeño, Pascualet, un chiquillo regordete y panzudo, que sólo tenía cinco años, y á quien adoraba la madre por su dulzura y su mansedumbre, prometiéndose hacerlo capellán, lloraba apenas veía á sus hermanos enzarzados en terrible pelea con los otros condiscípulos.

¡Madre mía! ¿qué va a ser de nosotros? José, encarándose con él, los ojos centelleantes de cólera, gritó: ¡Silencio, cochino, o te echo al agua ahora mismo! El chiquillo, asustado, se calló.

Se había ganado la amistad de Grashi Erua, la loca, y de un chiquillo de diez o doce años, atrevido, a quien llamaban Chistu.

Hoy has hecho una barrabasada de marca, lo bastante para que Irene se separase de ti; pero a se me antoja que no es tan grande como parece, porque eres un chiquillo aturdido.

El Roch era un chiquillo audaz, pequeño, rubio, desmedrado, sin dientes, con los ojos legañosos.

Estaba ocupado en vender un tapabocas a dos mujeres que llevaban de las manos a un chiquillo barrigudo, y era de admirar la paciencia con que aquel hombre, siempre sonriendo, sufría a las feroces compradoras, que por seis reales regateaban durante ¿media hora.

Cinco chiquillos cabezudos y peliblancos aparecían á sus pies con las piernas cruzadas, alineados por orden de edad.

Piedras fueron, que se pasó así toda la mañana, hasta que el chiquillo, cansado de esperar y no viéndolo por ninguna parte, y muriéndose de ganas de comer, tuvo la debilidad de venirse á los Castros solo, y el caballo detrás, muy pacífico.

Adiós, chiquillo celestial; tu abuelito te bendice...

En las noches de verano, cuando el calor arrojaba á las familias en medio de la calle y se formaban corros en torno de las cenas servidas sobre mesitas de zapatero, la gente veía pasar al celoso chiquillo recatándose en la sombra, misterioso y fatídico como un traidor de melodrama.

En ella, doña Inés iba a dar al señor obispo más trabajo que nadie, pues tenía siete chiquillos no confirmados aún, y uno todavía moro, como apellidan en Andalucía a todo ser humano antes de recibir el agua sacramental que le trae al gremio de la Iglesia.

Al cabo se entregó, más que por convencimiento, por falta de fuerzas para salirse con la suya; pero volvió la cara hacia la pared refunfuñando protestas e improperios como un chiquillo contrariado.

La plaza quedaba en poder de la gente menuda, chiquillos desarrapados, que, tomando carrera, saltaban la hoguera con agilidad de monos, cayendo al lado opuesto envueltos en las chispas.

Paliza diaria a la mujer; casi todo el jornal en su bolsillo, y los chiquillos descalzos y hambrientos, buscando con ansia las sobras de la cena de aquella cesta que por las noches se llevaba al horno.

No hay tal cosa, chiquillo desvergonzado.

88 Adjetivos para describir  chiquillos