119 oraciones de ejemplo con el arpa

] VII Del salón en el ángulo obscuro, De su dueño tal vez olvidada, Silenciosa y cubierta de polvo Veíase el arpa.

Sentía una temblorosa timidez siempre que el rector le invitaba á alguna de sus tertulias, donde había hombres jóvenes en edad de casamiento, ansiosos de que alguien los sacase á bailar ó que entonaban romanzas sentimentales acompañándose con el arpa.

Sabe tocar el arpa y canta con voz gangosa y pausada alguna que otra canción de moros y cristianos, de aquellas que la tradición ha venido conservando desde las gargantas de los que acompañaron á Legaspi.

El arpa iba desgranando sus sonidos cristalinos, semejantes á los de una caja de música, y los gauchos saltaban acompañados por el retintín de sus espuelas, persiguiendo á las mestizas de bata flotante que balanceaban cadenciosamente el talle agitando en su diestra el pañuelo, sin el cual es imposible bailar la chilenita.

Además, tocaba el piano y el arpa, suspiraba romanzas mejicanas y fabricaba versos....

Madre mia, perdon! Mústia la frente, A ti vuélvome al fin, madre piadosa: Mírame aquí, poeta penitente Ceñida el arpa de marchita rosa.

No pretendo estima en demasía, haga chacota y ludibrio de mis pobres versos; haz lo que quieras, que el arpa está en tus manos, pero no cambies únicamente el verso.

5 Yo le daré; mas no en el arpa de oro Que mi cantar sonoro Acompañó hasta aquí; no aprisionado En estrecho recinto, en que se apoca El numen en el pecho 10 Y el aliento fatídico en la boca.

His verses are often incorrect and weak, as he improvised much; but they are interesting, as they usually treat of homely topics (Poesías completas: El arpa del amor, 1891; Hogar y patria, 1891; Leyendas, 1898; Flores del alma; Recuerdos y esperanzas, 1899, Garnier, Paris).

¡Duerme en paz en las sombras de la nada, redentor de una patria esclavizada! ¡No llores, de la tumba en el misterio, del español el triunfo momentáneo, que si una bala destrozó tu cráneo, también tu idea destrozó un imperio! ¡Gloria a Rizal! Su nombre sacrosanto, que con incendios de Thabor llamea, en la mente del sabio es luz de idea, vida en el mármol y en el arpa canto.

en el arpa divina de Darío, ruido de encajes y frufús de seda, música de cinceles sobre el mármol y murmurio de risas y de gemas, canción de cisnes sobre el quieto estanque al paso de las "púberes canéforas", arpegio de violines cortesanos y vibración de cítaras helenas.

¡Dios te salve, María! lirio de Nazaret, blanca azucena, bendito imán de la esperanza mía! Escucha la plegaria del poeta que a cantar se atrevió tu gran Misterio, que antes cantara el arpa del profeta, del ángel el salterio... Mas disculpa, Señora, mi osadía si me atreví a llegar a tu grandeza.

, además, por los atributos que en sus manos tienen: David lleva el arpa; Salomón, un modelo del templo, y Moisés, las Tablas de la Ley.

El arpa era el instrumento del templo hasta que apareció el órgano en el siglo x, un instrumento tosco y bárbaro que había que tocar a puñetazos, y al que le daban aire con odres hinchados.

Tocar ó tañer el arpa.

Doña Elvira, la abuela de Jaime, una señora venida de Méjico, cuyo retrato había él contemplado tantas veces, y a la que se imaginaba siempre vestida de blanco, con los ojos en alto y el arpa dorada entre las rodillas, visitó a la solitaria de Son Vent.

En los alrededores del predio de Son Febrer eran muchos los mozos que tenían la cara de don Horacio; pero su esposa la mejicana, alma poética, vivía muy por encima de estas vulgaridades, mientras con el arpa en las rodillas y los ojos entornados recitaba las poesías de Ossián.

Le interesaban las matronas envueltas en velos de luto que hacían sonar el piano y el arpa, acompañando la danza con cánticos suspirantes.

Compraron dulces para la niña, estuvieron un rato viendo bailar al son de la gaita; después se pararon delante de la giraldilla; por último, se fueron a donde sonaba el violín y el arpa, y tuvieron ocasión de ver entre las parejas a su hermano Pablo estrechando la cintura de la hermosa Ramona.

Entretanto, cesando de sonar sola y señera el arpa, sus tonos llegaron de nuevo a la fiesta, casados con las razones de esta.

Apolo y Marte hablan mal de él, lamentando la pérdida de su antigua majestad; pero esta murmuración es a espaldas suyas, pues apenas mi dios fija en ellos sus ojos de oro, el uno le ofrece la espada para sostenimiento del santo orden, sin el cual no hay buenos negocios, y el otro preludia en el arpa un himno en su honor a tanto la estrofa.

Cantábanse por lo común con la guitarra, y á veces con la flauta y el arpa, y algunas bailarinas tenían la habilidad de cantarlos y bailarlos á un tiempo.

Pocos son los que no saben tocar la vihuela y el arpa, instrumentos de que se sirven para acompañar sus cantos amorosos; y tal es la causa de que los jóvenes, así en Madrid como en otras poblaciones, recorran de noche las calles con guitarras y linternas.

En los salones suele haber señoras que cantan, y se las aplaude; las hay que tocan el arpa, y a éstas también se las aplaude, aunque no tanto; otras, por fin, bailan sevillanas, y éstas son, en realidad, las que más entusiasmo inspiran y consiguen arrastrar los corazones masculinos.

Apolo le concede una eterna primavera: sus hojas, siempre verdes, coronarán la cabeza, el arpa y la aljaba del dios.

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