22 oraciones de ejemplo con escayola

» En las paredes laterales del escaparate, repisas de cristal, con vaciados de pies, en escayola, algunos retorcidos y deformes, y, adherida a la repisa, una indicación: «Repertorio de extremidades, obtenido del natural.

Las iglesias afectan, en las frágiles escayolas que las decoran interiormente, el estilo adamado con pretensiones de elegante de la basílica de Lourdes.

Como sus amigos no eran tan constantes, pasaba algunos ratos solo, meditando en problemas graves de política religión o filosofía, contemplando con incierto y soñoliento mirar las escayolas de la escocia, las pinturas ahumadas del techo, los fustes de hierro y las mediascañas doradas.

Yo creo que va muertadijo Obdulia; ¡qué pálida! ¡qué parada! parece de escayola.

Lo más delicado va encima; y son dos cestas llenas de jarrones y figurillas de escayola sobredorada.

A me habían regalado una corbata de siete colores, una cajetilla de sesenta «pfening», un tomo de poesías de Schiller, unos tirantes y un grupo escultórico en escayola, que representaba Psiquis y el Amor.

Quería la madre que aquello fuera bonito y que hablara lenguaje semejante al que hablan los versos comunes, la escayola, las flores de trapo, la purpurina y los Nocturnos fáciles para piano.

El pródigo D. Francisco Hurtado llenó de bollos de estuco y escayola todo el cornisamento y toda la cúpula de la cámara principal, que es de planta ochavada, así como los arcos de cada uno de sus siete frentes, los medallones de los altares, las repisas de los entrepaños, todo en suma cuanto perfiló su lápiz en el papel al hacer la reparticion de miembros de su proyecto.

No faltan allí en verdad reliquias de grandes construcciones, y cuando otra cosa no hubiera, bastaria un soberbio ramal de acueducto que sale del costado de oriente de la indicada plaza en direccion S-E., todo revestido interiormente de durísima costra de betun liso y bruñido como escayola, para persuadirse de la gran probabilidad de poder exhumar en este parage muchos tesoros del arte.

Venia esta encauzada en conductos de fortísima argamasa, embovedados, de tres piés de anchura, y revestidos por dentro de un betun fino y duro como escayola dado de bermellon.

Frente a la ventana, ancha, había un sofá tapizado con una percalina floreada; en las sillas y en el suelo se levantaban estatuas medio envueltas en trapos húmedos; en un ángulo aparecía una caja llena de pedazos secos de escayola, y en un rincón un lebrillo con barro.

Frente á la ventana ancha había un sofá, tapizado con una percalina floreada; en las sillas y en el suelo se levantaban estatuas medio envueltas en trapos húmedos; en un ángulo aparecía una caja, llena de pedazos secos de escayola, y en un rincón un lebrillo con barro.

Era un gran recinto con columnas de escayola y dos enormes candelabros vestidos con fundas, que más que candelabros parecían frailes cartujos.

Ningún atributo ni alegoría cristiana se les quedó en la paleta, ó en el molde de escayola, á los artistas encargados de decorar aquella gran pieza.

Era un gran recinto con columnas de escayola y dos enormes candelabros vestidos con fundas, que más que candelabros parecían frailes cartujos.

Ningún atributo ni alegoría cristiana se les quedó en la paleta, ó en el molde de escayola, á los artistas encargados de decorar aquella gran pieza.

Eran el último refugio, el último baluarte de su enfermera, los huevos, los sanísimos huevos, blancos y limpios como capullos, que la baronesa le enseñaba recién puestos, calientes aún del cuerpo de la gallina, con transparencias rosadas al través de la nitidez de fina escayola de su cáscara.

Según su perro humor, el asado era un carboncillo, las tostadas del unas virutas, y las quenefas del bolován eran de escayola.

El albañil, armado de su implacable piqueta, arrasa los ángulos caprichosos, tira los puntiagudos tejados ó demuele los moriscos miradores, y mientras el brochista roba á los muros el artístico color que le han dado los siglos, embadurnándolos de cal y almagra, el arquitecto los embellece á su modo con carteles de yeso y cariátides de escayola, dejándolos más vistosos que una caja de dulces franceses.

En un instante, quedó sembrado el pavimento de trozos de escayola, de formas mutiladas.

Jiménez tomó del suelo un pedazo de escayola: Esto parece un seno.

Sus ojos eran grandes, hondos, de un negror denso y suave; la tez, de un blanco clara de huevo, como vaciado fresco de escayola, y sobre ella, artificiales lunares, sin número y muy mal repartidos; la boca, de un rojo quirúrgico, repelente.

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