Un frondoso tamarindo nos resguardaba de los rayos del sol mientras Belloc estudiaba, Tamayo disecaba, y yo escribía.

#disecar#, to dissect.

Que me diseque el corazón y vea si lo tengo corrupto o inmaculado.

Su curiosidad enfermiza se despertaba, infundiéndole deseos de disecar, por solaz y pasatiempo, aquel corazón.

Son años a quienes no se puede disecar, porque algo vive en ellos que duele y salta al ser tocado con escalpelo.

v. [diséct] Disecar.

Las últimas palabras del sabio prestáronse a chirigotas, salieron a relucir anécdotas picantes, y las malas lenguas emprendieron la caritativa tarea de disecar a los amigos ausentes.

Escalandrini hallábase a la sazón ocupado en disecar, en un extremo del salón, un loro barranquero que él mismo cazara con tal objeto.

Cuando acababa de «disecar á algún amigo,» la impresión que quedaba en los oyentes era penosa.

Fácil sería pintar aquí, disecar también con la pluma lo que vi y tengo aún grabado en la memoria, como si aquellos cuerpos rígidos, aquellas muecas horribles, aquellos coágulos de sangre, hubieran dejado en mi cerebro la fotografía imborrable, con todas sus manchas y colores, de la espantosa obra de la muerte.

Mi padre no quería que me dedicase al arte de disecar.

Así, mi infancia se ha deslizado parte en el taller de disecar y parte en la botica de mi tío.

En el colegio adquirí rudimentos clásicos; llegué al latín y un poco al griego; en el taller de mi padre aprendí a disecar y algunas nociones de zoología, y en la botica de mi tío comencé el estudio de la química y de la botánica y abrí las obras de los grandes filósofos.

También sé disecar animalesañadí con resignación.

Y cuando, de tarde en tarde, cazaba un flamenco, llamado bragat por la gente de la Albufera, con enormes patas, largo cuello, plumaje blanco y rosa y cierto aire misterioso, semejante al de los ibis de Egipto, Tonet se empeñaba en que Cañamèl lo hiciese disecar en Valencia, para su dormitorio; un adorno elegante, pues por algo lo buscaban tanto los señores de la ciudad.

Para cerrar este capítulo añadiré que, en vista de mi laboriosidad y relativa pericia en el arte de disecar, al final del primer año se me otorgó una plaza de ayudante de disección.

Sus ojos eran dos escalpelos que me registraban el corazón, que me disecaban los tejidos.

Puedo afirmar que durante una labor de dos años dispuse libremente de cientos de fetos y de niños de diversas edades, que disecaba dos ó tres horas después de la muerte y hasta en caliente.

No vió las alas, cuya existencia niega, porque generalmente los indígenas, al disecar el ave para el comercio, le arrancan las patas y las alas.

Aunque la calma del padre era perfecta, la joven sentía correr hielo por sus venas al oirle cómo disecaba la condición de ánimo en que en tiempos, afortunadamente pasados, se encontró.

Toca al psicólogo disecar su mente con firme escalpelo, como á los cadáveres el profesor eternizado por Rembrandt en la «Lección de Anatomía»: sus ojos parecen iluminarse al contemplar las entrañas mismas de la naturaleza humana y se acarminan de emoción sus labios al transfundir serenamente la verdad en cuantos le rodean.

Verdad es, dixo Panglós, que me viste ahorcar; iban á quemarme, pero ya te acuerdas que llovia á chaparrones quando me habian de echar á la hoguera, y que no fué posible encender el fuego; así que me ahorcáron, sin exemplar, no pudiendo mas: y un cirujano que compró mi cuerpo, me llevó á su casa, y me disecó.

Quando volviéron algo en sí, oí que decia la cirujana al cirujano: ¿Quién te metió en disecar á un herege?

De edad de quatrocientos y cincuenta años, que no hacia mas que salir de la niñez, disecó unos insectos muy chicos que no llegaban á cien piés de diámetro, y se escondían á los microscopios ordinarios, y compuso acerca de ellos un libro muy curioso, pero que le traxo no pocos disgustos.

Disecamos moscas, respondió el filósofo, medimos líneas, combinamos números, estamos conformes acerca de dos ó tres puntos que entendemos, y divididos sobre dos ó tres mil que no entendemos.