4703 oraciones de ejemplo con tú,
EL CABALLERO ¿Eres tú, Roja? LA ROJA Yo soy, mi amo.
Eres tú, bandido.
Tú, mal hijo, no finjas dolor...
LA MUJER No se distingue en esta oscuridad ... ¿Eres tú, Fuso Negro?
Tú, sombra a|érea que, cuantas veces, p. 170, XV, l. 7.
Tú, sombra aére^a que, cuantas veces, p. 170, XV, l. 7.
Tú, sombra^a|érea que, cuantas veces, p. 170, XV, l. 7.
Tú, proceloso austro que derribas.
Noble ó villano, señor ó pechero, tú, cualquiera que seas, que te detienes un instante al borde de mi sepultura, cree en Dios, como yo he creído, y ruégale por mí.
IV Tú, noble caballero, tal vez al resplandor de un relámpago;
tú, pastor errante, calcinado por los rayos del sol; tú, en fin, hermosa niña, cubierta aún con gotas de rocío semejantes á lágrimas, todas habréis visto en aquel santo lugar una tumba, una tumba humilde.
tú, pastor errante, calcinado por los rayos del sol; tú, en fin, hermosa niña, cubierta aún con gotas de rocío semejantes á lágrimas, todas habréis visto en aquel santo lugar una tumba, una tumba humilde.
tú, thou, you.
En cuanto á tí, nacido bajo su influencia; tú, gusano á quien yo obedezco y que desprecio, cediendo á un poder que no te pertenece, y que no te ha sido prestado sino para someterte algun dia al mio, vengo por un momento á reunirme á los espíritus débiles que doblan aquí su rodilla; vengo á hablar á un ser tal como tú.
Y tú, antorcha brillante del universo, que estiendes tu luz sobre toda la naturaleza, y la haces temblar de gozo, tú no puedes lucir en mi helado corazon.
] ¡O tú, reina de los aires, cuyo rápido vuelo te remonta hácia los cielos, que no te dignes caer sobre mí, para hacer presa de mi cadáver, y alimentar con él á tus hijuelos!
Pero tú, que no puedes concebir sino á tí mismo, tú que tiemblas cuando quieres profundizar tu destino, y que mi soplo hace estremecer, déjame, no me llames mas.
175 Y tú, ¿por qué me lo dices? ADEL.
¿Les has hecho señas tú, Carlos? Oh, sí, les hice señas con la mano primero.
Tú, pobre niño, ¿qué puedes saber?... ¿qué convicciones puedes tener?
Y tú, ¿sigues con tu primo?
No te doy nada, porque para los hombres tan honrados como tú, el mejor premio es la satisfacción de haber obrado bien.
¿También tú, Ramón?exclamó con afectado asombro Cobo.
Porque ya ves tú, no es cosa de estar haciendo el oso eternamente....
Oye, tú, feodirigiéndose a Ramón, ¿por qué no hablas?