EL MORCEGO ¡Cómo la ha conocido! LA MUJER DEL MORCEGO Muy fácil que sea de allí.

FUSO NEGRO ¡Parezco un can! EL CABALLERO ¿Es el mar o son tus dientes en el mendrugo? FUSO NEGRO ¡Cómo broa el mar! EL CABALLERO ¡No sé si el mar, si tus dientes, hacen ese gran ruido que no me deja descansar y se agranda dentro de mí! FUSO NEGRO ¡Es la voz de la cueva! El Caballero se tiende sobre las algas que sirven de camada a Fuso Negro.

A woman's coffin uncovered by the sexton, while a lover standing by exclaims, "¡¡Cáscaras!! ¡cómo ha cambiado!" A scene at the Teatro Real with Señor Espin y Guillén in a small group behind the scenes, and a prima donna singing.

Por una mirada, por una sola mirada de esos ojos ... ¡Cómo podré yo dejar de buscarlos!

Mas ¡cómo ha de ser!... Á muertos y á idos, no hay amigos.

¡Cómo debía acordarse el pobre gentleman de su cama mullida, allá en la Galería de la Industria, que el presidente de su Comité hacía preparar todas las noches con tanta minuciosidad!...

¡Cómo deseaba verte! Adivinando los propósitos de su visitante, lo puso sobre la palma de su mano derecha, elevándole después hasta su rostro.

¡Imposible pedir mayor sacrificio!...» ¡Ay! ¡Cómo deseaba tenerla en sus brazos, de cinco á siete de la tarde, en cualquier hotel de las riberas del Atlántico ó del Pacífico, bailando al son de una orquesta de negros, cadenciosa y disparatada! Su impaciencia le hizo subir otra vez al puente, en busca del mismo oficial.

¡Ah, señor capitán! ¡cómo olvidar semejante noche!!

¡Cómo! ¿Qué riesgo?...

¡Cómo! ¿tú?....

¡Cómo! ¿Roger ha muerto? RODRIGO.

¡Cómo se divierten!

¡Cómo se divierten los patos!

¡Cómo nadan por allí los peces de colores!

¡Cómo puso á los frailes hace dos noches! ¿A que no saben ustedes lo que les dijo?

¡Cómo gritaban!

¡Cómo se conocen la alteza del origen y la excelencia de la sangre! ¡Ah! ¡Usías se han puesto de ser redentoras de todos los que en torno mío me abruman

¡Hoy todo ha cambiado! ¡Cómo ha de ser!exclamó Paz, que después de incalculables esfuerzos consiguió su objeto, el cual consistía en que una lagrimita rodara por sus mejillas atomatadas.

¡Cómo se pasa el tiempo! añadió profundamente.

¡Cómo adoraba a su madre!

¡Cómo tendrá esa mujer el cuerpo! Vamos a verlodijo Castro avanzando hacia ella.

¡Cómo! ¿Un pliego?exclamó lleno de asombro, abriendo desmesuradamente sus grandes ojos saltones.

¡Cómo, Esperancita! ¿No me había usted concedido el cotillón?preguntó sorprendido.

¡Cómo! ¡Cómo!... ¡Esos taquetes! ¡Echar esos taquetes! Y con las mejillas inflamadas, agitado, convulso, gritaba como un energúmeno mientras la jaula descendía lentamente.