105 oraciones de ejemplo con ijar

Sin escuchar la última palabra, el impetuoso cazador hundió su acicate de oro en el ijar del caballo, que partió al escape.

VIII Por último, pudo encontrar una ocasión propicia; tendió el brazo y voló la saeta, que fué á clavarse temblando en el lomo del terrible animal, que dió un salto y un espantoso bufido.¡Muerto está! exclama con un grito de alegría el cazador, volviendo á hundir por la centésima vez el acicate en el sangriento ijar de su caballo;

ijar, m., flank.

¿Cuál es el artículo definido (determinado) que corresponde a: raza, vez, aire, fuente, sed, sudor, boca, piel, animal, ijar, respiración, hombre, charco?

El canónigo tomolo respetuosamente en la mano, y levantándolo hasta el morado rayo de sol que entraba a través de la vidriera, comenzó a decir, como alguien que delira: ¡Cuántas veces una aparición de alquiceles en el horizonte le habrá hecho batir el ijar, heroica y sanguinaria!

Furioso el corcel, relinchando de ira, coceaba y se encabritaba; apretaba yo los muslos; mis manos se agarraban á las alas, paralizándolas; mis talones le hincaban el doble aguijón en el ijar.

Gigantesca la talla, el pelo fino, apretado el ijar, robusto el cuello, era un don Juan felino en el bosque.

Y esto diciendo, le apartó suavemente á un lado de la senda, tocó el ijar de su corcel con el acicate, y se alejó seguido de sus capitanes, cuyas armaduras, incrustadas de arabescos de oro, resonaban y resplandecían al compás del galope, mal ocultas por los blancos y flotantes alquiceles.

A través de la selva nevada huye la sombra del can: Corre al flanco de un foso, entra por una senda donde están detenidos muchos carros en fila: Aparece y desaparece: Salva de un salto el ramaje de los abetos caídos sobre el camino: Corre con el ijar sobre la tierra: Bajo la luz de los reflectores se agacha igual que hacen los soldados.

Tu Alteza, señor, aplique La espuela al ijar; que el dia Ya en la tumba helada y fria, Huésped del undoso dios, Hace noche.

La ingente lanza atravesó el terso escudo, se clavó en la labrada coraza y rasgó la túnica sobre el ijar.

El preclaro hijo de Licaón gritó en seguida: 284 «Atravesado tienes el ijar y no creo que resistas largo tiempo.

Repelió Menelao al héroe Adrasto que, herido en el ijar por el rey Agamenón, cayó de espaldas.

Ayax, descendiente de Júpiter, tiró á su vez un bote en el escudo liso del Priámida, y el asta, pasando por la tersa rodela, se hundió en la labrada coraza y rasgó la túnica sobre el ijar; inclinóse el héroe, y evitó la negra muerte.

Ojalá que, acertándote en un ijar, te hubiese quitado la vida.

Entonces el veloz Ayax de Oileo fué el primero que, acometiendo con la puntiaguda lanza, hirió á Satnio Enópida, á quien una náyade había tenido de Énope, mientras éste apacentaba rebaños á orillas del Sátniois: Ayax de Oileo, famoso por su lanza, llegóse á él, le hirió en el ijar y le tumbó de espaldas; y en torno del cadáver, teucros y dánaos trabaron un duro combate.

511 Ayax Telamonio, el primero, hirió á Hirtio Girtíada; Antíloco hizo perecer á Falces y á Mérmero, despojándolos luego de las armas; Meriones mató á Moris é Hipotión; Teucro quitó la vida á Protoón y Perifetes; y el Atrida hirió en el ijar á Hiperenor, pastor de hombres: el bronce atravesó los intestinos, el alma salió presurosa por la herida, y la obscuridad cubrió los ojos del guerrero.

Cojeaba el infeliz animal, por culpa del gran tumor que tenía en el ijar derecho; sus ojos estaban profundamente tristes, como los de todo irracional ó niño enfermo.

Era la hora en que los bueyes, rociados con unto y aceite como preservativo de las moscas, cumplen con buen ánimo su pesada faena, y se dejan uncir mansamente al yugo, mosqueando despacio el ijar con las crinadas colas.

Telémaco hirió por su parte á Leócrito Evenórida con hundirle la lanza en el ijar, que el bronce traspasó enteramente; y el varón cayó de bruces, dando de cara contra el suelo.

En el ágora de los itacenses increpa á Méntor porque aconseja á los pretendientes que desistan, y dice que el mismo Ulises recibiría la muerte si intentase combatir con ellos, II, 242 á 256; muere á manos de Telémaco, que le hunde la lanza en el ijar, XXII, 294 á 296.

Sentía una sed tan terrible que una vez pasó la mano por el ijar mojado en sudor de su caballo, y fué a beber.

Tambien deben los toreros tener presente, y los de á caballo con particularidad, que cuando los toros echan tierra y escarban tardan en arrancar, y generalmente no lo hacen hasta nuevo cite, ó hasta que los obligan de nuevo; tambien es constante que antes de arrancar vuelven de pronto y enderezan las orejas y hacen una grande inspiracion, que se conoce en lo que hinchan el ijar.

Mira cuál está ensangrentado el ijar del corcel; mira cuál el jinete bate sobre él el acicate.

Trasijos, de trasijado o estrecho de ijares, el de ijar que forma un hueco o hundimiento más o menos hondo.

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