396 oraciones de ejemplo con la muñeca

Abrió Edwin los dos ojos para mirar su brazo, erguido como una torre, fijándose en la muñeca, donde continuaba el agudo anillo de dolor.

Sintió un agudo latigazo en una muñeca y luego otro igual en la muñeca opuesta.

¿Porqué te llevas la muñeca?

La muñeca quiere dulces también.

Salomé se colgó en la muñeca de la mano izquierda un ridículo, donde puso, además de sus espejuelos, un frasquito de esencia y otras baratijas.

Veamos, veamos cómo está ese pulsodijo Rafael cogiéndole por la muñeca y sacando al mismo tiempo el reloj.

Las mujeres usan el mismo traje que las igorrotas, con la única diferencia de ser de color blanco, así como el de los hombres, muy aseado, y bordadas las orillas de colores cuando están de gala; desde la muñeca al codo se atan unos anchos brazaletes de abalorios de colores, tan apretados, que les suele producir inflamación en el brazo y la mano.

El aro es de una sola pieza, y el introducirlo en la muñeca constituía muchas veces una dolorosa operación.

La noble viuda comprendió debía confiar la educación de su hija á uno de esos centros en que la vida se auna con el saber, formando de la niña que juega con la muñeca, la mujer que piensa en las hojas del libro, ó siente ante el teclado del piano.

De la muñeca al piano,

Todas montan al lado izquierdo y desconocen el uso de la espuela, sustituyéndola con flexibles latiguillos que suspenden de la muñeca con una cadenita de plata.

En aquella época, un marino volvía a su rincón con un anillo en la oreja, una pulsera en la muñeca y una cacatúa o una mona en el hombro.

Varias veces Silva Coelho tuvo sujeto por los pelos a Chim e intentó herirle; pero entonces el malayo se acercaba al portugués, hasta estrecharse con él, y le mordía en la muñeca, y el otro tenía que soltar la cabellera.

En la última consulta Alicia yacía en estupor mientras ellos la pulsaban, pasándose de uno a otro la muñeca inerte.

Fragoso y Yaguaí hicieron solos el gasto de la jornada, y si el primero sacó de ella la muñeca dolorida, el segundo echaba al respirar burbujas sanguinolentas por la nariz.

Guadalupe huía de la ostentación en los días ordinarios y se limitaba á llevar simplemente media docena de sortijas de brillantes, un reloj con pulsera de platino en una muñeca, otro igual en la muñeca opuesta y un tercer reloj más grande colgando del cuello.

" Y como nosotros no sabíamos la habilidad que tenía de los dedos a la muñeca, creímoslo; y el soldado juró de no jugar más, y yo de la misma suerte.

Á este cilindro se le da movimiento por un resorte que está debajo de la tabla que sirve de base á la muñeca, de modo que el espectador no se aperciba á primera vista del secreto de aquella operacion.

El cilindro que está en el interior de la muñeca produce la articulacion de las sílabas, como el que está dentro de un organillo produce la articulacion de las notas musicales, dando un sentido perfecto á la composicion.

El lujo, el excesivo ornato, el loco deseo de dar al artificio lo que debe ser obra de la naturaleza; más claro, el extravagante y loco deseo de encantar al hombre, presentándose á sus ojos con el ridículo atavío de una muñeca, cuando Dios no ha dado aquel encanto á la muñeca, sino á la mujer, es positivamente lo que ha causado más desgracias en este mundo, y desgracias las más irremediables y lastimosas.

La meditación era mucho más honda y eficaz si la señora tenía metida toda la mano izquierda, hasta más arriba de la muñeca, dentro de una media, y si las claraboyas de esta eran bastante anchas para poder tener sobre ellas enrejados como los de una cárcel.

El vestido era negro, hábito de los Dolores, con una correa de charol muy ancha y escudo de plata chillón, ostentoso, en la manga, ceñida a la muñeca de gañán con presillas de abalorios.

no hay saber como ese de cogerle a uno la muñeca y mirarle la lengua, y decir al momento en qué hueco del cuerpo tiene aposentado el maleficio....

La Nela dio algunos pasos; pero Golfín, como fiera que echa la zarpa, la detuvo fuertemente por la muñeca.

Nada de hombros altos y estrechos, nada de inverosímiles caderas como las que se ven en los grabados de figurines, que traen a la memoria la muñeca rellena de serrín y paja; sino una mujer conforme, no al tipo convencional de la moda de una época, pero al tipo eterno de la forma femenina, tal cual la quisieron natura y arte.

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