7638 oraciones de ejemplo con pechos

Si dexier' que la dueña non tiene mienbros grandes Nin los braços delgados, luego le demandes Sy los pechos chycos.

Traía cada uno una broncha de oro en los pechos con piedras preciosas.

Parecía, según era de corta, que se la habían cortado por vergonzoso lugar, con un corpezuelo asimismo pardo y una camisa de pechos.

El primero que entró en el campo y estacada fue el maestro de las ceremonias, que tanteó el campo, y le paseó todo, porque en él no hubiese algún engaño, ni cosa encubierta donde se tropezase y cayese; luego entraron las dueñas y se sentaron en sus asientos, cubiertas con los mantos hasta los ojos y aun hasta los pechos, con muestras de no pequeño sentimiento.

Calló el niño, y no resonó un aplauso; sólo estalló un sollozo, un inmenso sollozo que pareció salir de mil pechos por una sola boca, arrastrando los encontrados afectos de amor, ternura, vergüenza, entusiasmo, piedad y arrepentimiento, que en aquellos corazones había despertado la cándida vocecita del niño...

Sus pechos juveniles y firmes asomaban por la abertura de una camisa de dormir, pegada al cuerpo con impúdico moldeo.

Cuando el preso quedó resguardado por los pechos de varios suboficiales, Ferragut pudo verle de cerca, con una sien manchada de sangre y una expresión fría y altiva en los ojos.

Para que al aseo de sus casas correspondiese el de sus personas, les procuré persuadir cuán grato me sería el ver que en lugar de tipoy, de que usaban sus mujeres, vistiesen camisas, polleras o enaguas, aunque fueran de lienzo de algodón, y corpiños o ajustadores que ciñeran su cuerpo y ocultaran los pechos; y que las que se presentasen con más aseo serían tratadas por , y haría lo fuesen por todos con más distinción.

Y los pechos parecieron dilatarse con un suspiro de desahogo.

Las casas dormían, pero detrás de las ventanas cerradas se adivinaba el insomnio de los ojos enrojecidos, la respiración de los pechos angustiosos por la amenaza próxima, la agilidad trémula de las manos preparando el equipaje de guerra, tal vez el último gesto de amor, cambiado sin placer, con besos terminados en sollozos.

Imagínese el cuerpo que usted adora, con el orgullo de la posesión, desnudo sobre una mesa; las blancas intimidades, sólo por usted conocidas, expuestas ante la insolencia juvenil; la epidermis arrancada de los músculos como el forro de un libro; las manos pasando de mesa en mesa; los pechos como unas piltrafas, nadando en un cubo; la cabeza a un lado, las piernas a otro... ¡No puedo, no puedo pensarlo!

Que habiéndola pedido Con lágrimas su padre y yo, tan fiero, Señor, ha respondido, Que vieron nuestros pechos el acero; Y siendo hidalgos nobles, Las ramas, las entrañas de los robles.

Un soldado de la compañía de Orejón, diciéndole que era hecha la paz, vino en tanta desesperación, que se dió dos puñaladas por los pechos, de que murió dende á pocas horas.

¡Fuera los civiles! ¡Abajo los tricornios! ¡Muera el patatero! Tales fueron los gritos sediciosos que se escaparon de los pechos de aquella juventud temeraria.

Celebróse el concilio convocado por el tirano islamita: el miedo y el rigor luchó en los pechos de los prelados con el amor á la justicia: querian no faltar á esta, ni exasperar mas al rey.

Con la vaguedad incierta y fantástica de un sueño, le pareció ver que los guardias colocaban, apoyados en la pared, a Alvarez y su asistente, siempre erguidos y serenos, y que, retirándose algunos pasos, una fila de fusiles apuntaba a sus pechos.

Es un Narciso con faldas; está enamorada de su cuerpo tan por completo, que si pudiera les levantaría un altar a sus pechos y a sus muslos.

Sus redondos pechos, que vencian en blancura al ampo de la nieve y eran más tersos que el marfil, parecian de leche recien exprimida de los juncos: ambos estaban separados por un surco pequeño semejante á los floridos valles que se forman entre dos colinas, cuando en la estacion amena empieza el Sol á derretir las nieves que habia acumulado el invierno.

; Y entre sus duros pechos, lirios del Aqueronte, Hay un olor que llena la barca de Caronte.

CLITO Naturaleza tiende sus brazos y sus pechos A los humanos seres; la clave de los hechos Conócela el vidente; Homero con su báculo, En su gruta Deifobe, la lengua del Oráculo.

Á mi y á mis caballeros, dijo, se ha confiado la guarda de estas puertas: nuestros pechos serán la barrera que las defienda.

Pero queda un recurso á los nobles pechos, que es la muerte.

Se llevaba al camposanto de Monmartre al potente bondadoso, al creador de tanta obra robusta y fecunda, al poeta homérico de la sociedad futura, al servidor de la verdad, al profeta de los proletarios, al gran carácter de un tiempo sin caracteres, a quien toda la tierra saludó un momento como una encarnación de la virtud humana, de la eterna conciencia, de la indestructible justicia y de la divina libertad de pechos de oro.

Va Hécuba, y ¡horrible trance! va silenciosa, mordiendo su aullido, clavando sus dedos en los dolorosos, maternales pechos.

Más allá, otra erige sus pechos, y su cabeza coronada de algas.

7638  oraciones de ejemplo con  pechos