180 oraciones de ejemplo con simpáticos

El hotel Weber, cuyo nombre es una poética reminiscencia de las obras de uno de los mas simpáticos artistas alemanes, tiene una situacion muy feliz para el viajero que desea admirar ese magnífico rasgo de la poesía suprema de la naturaleza.

Marianela no dijo adiós a nada, y como en la casa no estaba a la sazón ninguno de sus simpáticos habitantes, no fue preciso detenerse por ellos.

Ante tenía a uno de estos hombres a quien su sexo califica en términos vagos de simpáticos, esto es, correcto en todos los superficiales accesorios de moda, vestido, ademanes y de figura agradable.

Otros podrán no ser simpáticos, pero éste lo es.

A pesar de esto, a Azorín le son simpáticos todos estos hombres que hablan siempre.

Las leyes históricas de atracción parecen dibujar una solución mirada con ojos simpáticos a ambas márgenes del inmenso estuario común, pero que ningún gobierno argentino provocará por medios violentos.

Sin embargo, pocos hombres tan simpáticos y agradables habrá echado Dios al mundo.

» La tolerancia que mostraban les hacía simpáticos, y al mismo tiempo prestaba más realce a su conducta intachable.

Casi todos son verdaderos y consistentes, y, si no moralmente muy bellos, salvo el de la pobre jorobada chucha, agradables y simpáticos, y pecando más por debilidad que por maldad.

Quise ver más, pero los jinetes hicieron caracolear sus caballos; las primeras hileras de la columna aparecieron, y apenas llegó a mi oído el eco de una proclama de acentos olímpicos pero simpáticos que se extinguía en el estruendo unísono de un aplauso tributado por veinte mil manos.

No hay el conjunto de rostros agradables y simpáticos que aquí veo.

En esta afeccion se observaron al principio fenómenos simpáticos nerviosos, espasmódicos; se desarrolló en el ínterin la anemia, producida por la influencia del eretismo ya referido, por la disminucion de las secreciones, cefalalgias variadas, sed, aridez de la piel, ó por sudores debilitantes ó calores acres.

Es un don de la Providencia que rara vez logra hacernos simpáticos.

Llamábanse el mayor Leoncio y el otro Santiago; y habrá usted visto pocas figuras más hermosas, pocos muchachos más simpáticos y pocos hermanos que tan entrañablemente se quisiesen.

De todos aquellos simpáticos señores, el que más atraía la atención de Felipe era uno que siempre se sentaba frente á la ventana, y por eso se le veía mejor desde la calle.

Su humor festivo se trocó en melancólico; cada día le eran menos simpáticos el bullicio y la gárrula palabrería del café, y si bien quería con leal cariño á todos sus amigos, muchos de éstos le molestaban.

Pero este orgullo se coloreaba con los matices simpáticos del amor á la raza.

Y nos apena, además, tener que delatar, como testigos de hecho, la odiosa explotación de que fueron víctimas, á manos de mediums trapaceros, hombres de ciencia tan simpáticos y prestigiosos como W. Crookes, Zöllner, Flammarion, Lombroso, W. James, Luciani, etc.

Las referidas leyes, puro resultado inductivo del análisis estructural del cerebelo, fueron confirmadas después en todos los órganos nerviosos explorados (retina, bulbo olfatorio, ganglios sensitivos y simpáticos, cerebro, médula espinal, bulbo raquídeo, etc.).

Fué San Martín uno de los hombres más cultos, simpáticos y mejor educados que he conocido.

Entre estos simpáticos compañeros reinaba franqueza fraternal, y á ratos su conversación era viva, chispeante é instructiva.

Á guisa de homenaje á los simpáticos compañeros desaparecidos, con quienes durante tantos años comulgamos diariamente «en espíritu y en verdad», desearía yo estampar aquí sus nombres, con los títulos éticos é intelectuales que les granjearon afecto y estima perdurables.

Por no abusar de la paciencia del lector, omitiré los festejos, recepciones, festines y agasajos de todo género, de que fuimos objeto, tanto los huéspedes extranjeros como los representantes de las Universidades americanas, de parte del ilustre Rector y de los simpáticos profesores de la Clark University.

En cada uno de los dos había una cuerda que respondía con simpáticos ecos á las ideas del otro.

No conozco nadie que te aventaje, como no sea don Sabas declaró Teófilo, cuyo drama estaba construido a base de personajes simpáticos y personajes antipáticos, porque se le figuraba, y no sin razón, que este era el único camino del éxito económico y literario.

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