54 oraciones de ejemplo con sudas

Luego en bailando ya verás cómo sudas.

Se desloma uno sobre el yunque, suda el quilo, gasta su juventud, y cuando la mano tiembla y el cuerpo no puede tenerse en pie, alcanza el fruto de su trabajo, ¿de qué le sirve entonces? ¡para pagarse el responso y hacer gozar a los demás! No se vería él en ese espejo.

No mira al cielo, pues sabe que no lo hay: examina la tierra que es la realidad, y en vez de tener las manos siempre juntas en el rezo, que salva el alma, empuña los rudos instrumentos de trabajo, labora, lucha, suda en su eterna batalla con el sueño por transformarlo y embellecerlo, pensando que las fatigas del presente serán buenas obras para la humanidad del porvenir.

Tomaron la una boca de la banda Del norte, que la otra se endereza Al sur, como se diera suda y tanda Allí; y aun le quebráran la cabeza Al Ingles, que en la boca del sur anda, Y estuvo allí surgido grande pieza.

Se suda por poco que se pasee, y por la mañana se presenta un sudor muy debilitante.

Esta sale... Sale a papá... Vaya, a casa, que os enfriáis aquí... ¡Cómo sudas, hija!...

Es la muchedumbre inmensa que llaman pueblo, a quien se fascina, sobre el cual se pisa, se anda, se sube: cava, suda, sufre.

¿Pues qué, si tu Rosaura, en la floresta Juega el venablo y bate los ijares, Del valiente bridón que la molesta? * * * * * ¿Juventud castellana, ya qué temes? Yo te prometo honor, suda y escribe, Que Apolo hay acá con quien te extremes.

El músico, inmóvil entre sus compañeros en cuclillas, que parecen maniquíes, hincha sus carrillos, enrojece, suda con el continuo esfuerzo, pero al mismo tiempo sus ojos mates, perdidos en éxtasis, delatan el fiero orgullo de tener pendiente de su soplo el fervor de los fieles y de los santos hermanos de cofradía.

No son exageraciones: suda en llegando el estío, y le salen sabañones así que comienza el frío.

Al fin, en un momento de respiro, pudo exclamar sordamente: ¡Y que un hombre se esté mortificando de la mañana á la noche, metido entre sebo y porquería, para que lo que él suda se lo gaste un señorito en cintajos y copas de cognac! ¡No sucederá más, Rafal, te lo juro!gritó el padre.

Su frente no suda cual la tuya, está seca y abrasada por el pensamiento que arde tras ella.

Dos hombres cavan una fosa cerca del muro que amenaza desplomarse: el uno, que es el sepulturero, lo hace indiferentemente: arroja vértebras y huesos, como un jardinero piedras y ramas secas; el otro está preocupado, suda, fuma y escupe á cada momento.

La cruz de Tunasan crece, pero la de Matahong suda; ¿cuál crees que sea más milagrosa?

Una moza que suda, pregúntame si quiero almorzar: tiene jamón, vino.

que nuestra pobre Escocia suda llanto y sangre, oprimida por ese bárbaro.

No pensé pedirte otra mejor, porque no soy de esos mozambiques sin educación de principios, digásmolo así; pero justo es que el hombre sepa ¿eh? lo que vale aquello con que buenamente agasaja á otro... digo, me parece á ... Segunda y en principalidad... ¿Sudas, mi tierno hijo?...

Y suda en efecto, Gedeón, y hasta le duelen callos que jamás ha tenido.

Deles usted la hija de sus entrañas; y porque usted es artista menesteroso y desgraciado, ya no le conocen; y le niegan tres veces, como Sansón negó á Pedro; y le cierran la puerta; y sus indomésticos le menosprecian... ¡Esto es astringente y deshumano! Gedeón suda escarchas y respira cohetes.

Desde entonces aquél no tiene otra preocupación que pasar bien su fiesta: trabaja noche y día, acopia víveres, hace sus viajes, se fatiga y suda incesante, todo por tener dinero y por que llegada su fiesta, se realice ella con pompa inusitada, de tal suerte, que digan en el pueblo que fué la más solemne y la mejor de cuantas se sucedieron en la comarca.

Se oyó á Jiménez decir con voz burlona: Hola, Hurtado; cómo suda usted.

»Cayó miedo en los ánimos: su ayuda »Cambió la Diosa en no dudoso amago; »Que, al campo apénas se llevó, ceñuda »Los ojos clava con fulgor aciago; »¡Raro prodigio! humor amargo suda, »Y del suelo tres veces se alza en vago, »El escudo flamígero delante, »Y el asta blandeando retemblante.

¿Otra, de qué? De sudor propio, que, tanto cuanto uno suda y trabaja, tanto se le da de fama y de inmortalidad.

Se avalanza, riñe con el indio, suda mucho para vencerlo, y últimamente lo rinde, lo degüella.

En estos países se suda mucho y nunca se tiene bastante ropa.

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