45 colocaciones para rana

¿Y las ancas de rana?

En el fondo, sobre las obscuras montañas, coloreábanse las nubes con resplandor de lejano incendio; por la parte del mar temblaban en el infinito las primeras estrellas; ladraban los perros tristemente; con el canto monótono de ranas y grillos confundíase el chirrido de carros invisibles alejándose por todos los caminos de la inmensa llanura.

El canto de las ranas en los pozos ó los charcos, cuando es bullicioso é intermitente á la vez, suele ser tomado por anuncio seguro de lluvia.

Unos, viéndola tan sin pelo, la tenían por de cuero de rana; otros, decían que era ilusión; desde cerca parecía negra y desde lejos, entre azul; llevábala sin ceñidor; no traía cuello ni puños; parecía, con los cabellos largos y la sotana mísera y corta, lacayuelo de la muerte.

Un coro estridente de ranas despidió al sol desde un charco del prado vecino.

Al machacar los muslos de las ranas, puede añadirse un pedazo de miga de pan remojado en leche fria.

Como abusaron un tanto de la gracia, tuve que administrar unos cuantos puñetazos a un estúpido paisano mío, serio y de ojos de rana, que desde entonces cesó en el empleo abusivo de este chiste.

Oíase la extensa estridulación de los grillos en el valle y el croar numeroso de las ranas y los sapos hacia el Adaja.

Este señor y el empleado de Hacienda no gastaban cumplidos para aceptar copa tras copa, y se reían de Morales, considerándole el estómago lleno de ranas, sapos, anguilas y otras diversas alimañas acuáticas.

Don Quintín se anegaba en un mar de impurezas: sus amorosos aspavientos sólo eran comparables a las convulsiones de una rana sometida a una corriente eléctrica.

Oíase el cuarrear de las ranas en el estanque, pero ni una hoja de los árboles se movía, tal estaba la noche de serena.

El público desocupado que los contempla, cree que ejercen una especie de magnetismo sobre su presa como la culebra sobre las ranas; hasta cuentan que truchas y carpas, arrastrados á su pesar, van á morder el fatal anzuelo.

ANCAS DE RANA Se dirige uno á un charco donde existan ranas inocentes, y procurando no pescar un reúma, pesca uno dos docenitas de los mencionados cuadrúpedos, valiéndose de un medio adecuado al caso, bien sea el anzuelo, ya la dinamita, ora las reflexiones amistosas, y así que uno se ha hecho dueño y señor de las ranas, las conduce á la cocina para sacrificarlas, sin escuchar sus justísimas protestas.

Lo único que alimenta con verdadero cariño es un enjambre de ranas, tan grande que causa vértigo el pensar qué número de ellas vivirá bajo su amparo.

No de otra suerte procede el hábil arquero, cuando en las orillas de los canales ó de los fosos, dirije sucesivamente su flecha contra las ranas, que atravesadas por los costados ó por las espaldas, unas en pos de otras, pronto cubren la saeta de un extremo á otro.

Se limpian una treintena de ranas, no conservando más que los muslos, que se cuecen con zanahorias, nabos, apio y puerros; se añade agua en la cantidad de un litro por 150 gramos de ranas, se hacen cocer y tratan y sirven como un cocido ordinario.

Ninguna señal de vida mostrábase a su alrededor, fuera del melancólico chirrido del grillo o el grito gutural de las ranas desde el pantano vecino como si, sintiéndose incómodas durante el sueño, se revolvieran súbitamente en su lecho.

La risa es un don de los dioses homéricos, y por esto la antigüedad no había vacilado en atribuir al primero de los poetas, el poema burlesco de la guerra entre las ranas y los ratones: la Batracomiomaquia cuyo título la define.

El guiso más común de las ranas es el frito con naranja y pimienta.

[40] Cajal: Terminaciones nerviosas en los husos musculares de la rana.

¿No te crees transportado, en una serena noche de verano, á la orilla de una inmensa charca, y jurarías que sus ranas, en número infinito, cantan todas á la vez?

Como una cinta de oro serpentea a través de los arbustos, donde un ejército de ruiseñores, ignorando su mérito, afinan sus gargantas para entrar en lucha con las ranas instaladas abajo.

Deseando formar opinión personal sobre el asunto, examiné experimentalmente el tema debatido, reproduciendo y analizando esmeradamente los famosos experimentos de Cohnheim sobre el mesenterio inflamado de la rana curarizada.

Respetilla, que tenía mil habilidades, lució algunas de ellas: cantó como el gallo, ladró como el perro, maulló como el gato, zumbó como la abeja y la mosca, rebuznó como el burro, é imitó los brincos y movimientos de la rana y del mono.

BRUJA 3.ª Lancemos en ella la piel de la víbora, la lana del murciélago amigo de las tinieblas, la lengua del perro, el dardo del escorpion, ojos de lagarto, músculos de rana, alas de lechuza...

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