Apenas el bandido estuvo de pie, le tiró á traición una cuchillada al vientre, pero aturdido aún por los golpes que le había dado Watson, su ataque fué lento, lo que permitió al estanciero pararla con un revés de su mano izquierda.

Don Diego aun estaba aturdido por la noticia que acababa de oír.

Yo tengo entendido que el asombroso desarrollo de esta nacion; su paz y sus esfuerzos gigantescos; su dominio en los aires y en los mares; sus monumentos que empequeñecen los recuerdos de Egipto y Babilonia, de Grecia y Roma; el secreto de esos milagros que operan aturdiendo la mente, con el espectáculo del futuro, se deben á la educacion y la instruccion universales.

Los mozos aturden las calles del arrabal con sus voceríos salvajes, y son todos dados al adufe, a la gaita, a las sonajas, a los entretenimientos lúbricos de la danza y a los paseos de fuentes y pensiles que corrompen y reblandecen el ánimo.

La carta de doña Clara había aturdido al padre Aliaga.

Los médicos aturdían la casa, ordenando remedios desesperados; los parientes llegaban ávidos y jadeantes, con el azoramiento de la inesperada noticia.

Hablaron tanto, que Alejandro se aturdió con el ruido; pero disimulaba su malestar por no privarse del gusto que tenía en la conversación.

IV 475 Antes de aclarar el día empieza el indio a aturdir la pampa con su rugir, y en alguna madrugada, sin que sintiéramos nada, se largaban a invadir.

Soldevilla, á continuación de su saludo, aturdió al maestro con un desmesurado elogio.

El Jaguar, que todavía estaba aturdido por la lucha que acababa de sostener, y no esperaba aquel ataque brusco, se tambaleó y perdió el equilibrio, lanzando un grito horroroso.

De pronto se aturde, sacudida por una idea vigorosa que se le arraiga inmediatamente en la imaginación.

Todas estas rápidas reflexiones aturdieron de tal modo al pobre Benito, que, presa de mortal congoja, se levantó gritando: ¡Yo, yo rico!

Los expertos no se aturdían por estos improperios convencionales, que eran allí el buen tono; insistían y acababan por sacar tajada, si la había.

Vivió cuatro días en Burdeos, aturdido y desorientado por la agitación de una ciudad de provincia convertida repentinamente en capital.

¿Será siempre mi hermano?... Renovales, aturdido por la precipitación de esta escena, por el impulso de aquella mujer que siempre le había repelido, y ahora de pronto se pegaba á él, no pudiendo sostenerse más que cogida á su cuello, intentaba desligarse de los brazos que le oprimían.

En esa llanura inmensa, todo lo que se movía cambiaba de tamaño sin gradaciones ordenadas, desorientando y aturdiendo los ojos todavía no acostumbrados á los caprichos ópticos del desierto.

A fuerza de medir la punta, acabaron por descubrir un error del arquitecto, aturdido por las prisas de la princesa.

Tal vez la que más envidiaba a la de Valcárcel era la mujer del americano Sariegos, el más rico de la provincia, que podría aturdir a todos los Valcárcel del mundo envolviéndolos en papel del Estado y en acciones del Banco y otras mil grandezas; pero Sariegos no permitía tales despilfarros, que en él no lo serían, y su señora tenía que contentarse con un lujo muy mediano.

á ése yo le aturdiría á beneficios.

Le aturdió el insulto como esos codazos que se dan al piano y que desarmonizan todo el espacio, y dirigiéndose a su alcoba, hizo la maleta rápida del huésped que ha reñido con la hostelera.

Ya va a perderse en un recodo del sendero, cuando el silbo de una bala y el estampido de un disparo le aturden con más vivo terror.

Como doña Luz era la compostura personificada, D. Acisclo se aturdió con tan insólita risa.

HAMLET.¡Oh maravilloso hijo, que así ha podido aturdir á su madre! Pero díme, ¿esa admiración no ha traído otra consecuencia? ¿No hay algo más? RICARDO.Sólo que desea hablaros en su gabinete antes que os vayáis a recoger.

No bastaba aturdir al atleta; era preciso derribarle, vencerle.

¿cómo?preguntó aturdido el sacerdote.