27 oraciones de ejemplo con aurora boreales

¡Oh! ¡La aurora boreal! 15 El Septentrión se inflama con mil luces y colores; una llamarada de oro y fuego inunda el espacio ilimitado; las soledades se incendian; los monolitos de hielo brillan con todos los matices del arco iris.

¿Es que ha empezado otro? ¿En qué año me encuentro? XIV ¡Oh ventura! ¡El horizonte se tiñe de color de rosa hacia el Mediodía! 10 Dijérase que la aurora boreal brilla en el punto opuesto de la bóveda celeste....

Pero no es la fatua aurora boreal....

En este instante iluminan la tierra cinco distintos resplandores: el crepúsculo de la tarde, la claridad del amanecer, un perdido destello de la agonizante aurora boreal, el moribundo resplandor que desde el Sur envía la menguada luna, y la vacilante 20 luz de las remotísimas estrellas.

Bajo su gobierno fué cuando el mineral del Cerro de Pasco principió a adquirir la importancia de que hoy goza, y entre otros sucesos curiosos de su época merecen consignarse la aurora boreal que se vió una noche en el Cuzco, y la muerte que dieron los fanáticos habitantes de Cuenca al cirujano de la expedición científica que a las órdenes del sabio La Condamine visitó la América.

Las borrascas marítimas, los torbellinos de la atmósfera, los trágicos diálogos de los dos Océanos, las tormentas magnéticas llamadas auroras boreales, toda esa fantasmagoría parecíales la Naturaleza furiosamente turbada é irritada, la lucha de Satanás.

Por espacio de muchos meses la aurora boreal aparece todas las noches alumbrando aquel cuadro con los más siniestros resplandores.

No importa que silbe el viento, que se hiele el mar, ni que la aurora boreal transfigure la interminable noche: al presente la Naturaleza no tiene otro testigo que ella misma en aquellas antes bulliciosas regiones.

¡He aquí lo que, por espacio de tantos años, fue el goce, la alegría, el consuelo a las desdichas sufridas por un padre, una madre y ocho hijos pequeños! Este es el edén de mi juventud, donde se albergan mis sentimientos más tiernos, siempre que desean disfrutar de este consuelo que proporciona el recuerdo de esa infancia; algo de esa aurora boreal que sólo se divisa desde la cuna.

Era en realidad sorprendente la vasta variedad de formas en que se complacía su inteligencia, sin orden ni concierto, siempre en un estado de actividad sobrenatural, sucediéndose unas á otras como las emanaciones y despliegues caprichosos de la aurora boreal.

Hoy, es ya anciano; ha nevado mucho sobre él; la gloria le ha aureolado, como una magnificente aurora boreal.

en el silencio de cristal que ama la aurora boreal.

Súbitamente se alzó el astro rútilo, irguió la frente sobre el cuajado mar y lanzó por encima de sus ondas una triunfante llamarada; vino entonces un oportuno y vigoroso cierzo que agitó las nieblas en raudo torbellino, las desgarró en jirones, las arrastró con furia, bajo la gloria del sol, lo mismo que un oleaje de sutiles aguas y espumosas crenchas, entre nimbos de púrpura y de oro, quiméricos y extraños como una aurora boreal.

¡Qué expresión de ansiedad, de odio, de triunfo había en sus miradas! ¡Qué momento de pasión estaban viviendo ambos! Veían correr en su imaginación la sangre del hombre que les había ofendido e inundar el suelo y el aire y convertirse en una aurora boreal.

Mejor dicho, no era excursión, sino instantánea traslación; y en una playa orlada de monolitos de hielo, que alumbraba una aurora boreal, Finita y él se paseaban muy serios, cogidos del brazo... Al otro día, nuevo encuentro en la escalera.

Esta era la parte más débil de mi pedagogia, porque, no poseyendo sino lo rudimentario, mis enseñanzas se concretaban á los hechos meteorológicos, y á trazar de ligero, como quien corre sobre ascuas, la monografía del rayo, de la lluvia, de la nieve, con un poquito de arco iris y algunos pases de auroras boreales.

Ese compatriota de Ibsen, doctor y marinero, astrónomo y herbolario, dice con sencillez lo que le aconteció en las nieves, cómo la aurora boreal lucía, cómo la morsa atacó el Kayak, cómo vino el oso blanco hacia él.

En el polo, cuando se apoya sobre la helada extensión el pie sagrado de Jesús, enciéndese súbitamente, como para festejarle, una espléndida aurora boreal: reflejos abrasadores, purpúreos y anaranjados, colorean la nieve y arrancan de los enormes témpanos centelleo diamantino.

El sol desaparece completamente del horizonte, á fines de Noviembre, y no vuelve á verse hasta mediados de Enero, interrumpiendo sólo tan larga noche, la viva luz de las auroras boreales.

No interrumpe de vez en cuando tan largas tinieblas sino la aurora boreal con sus ya tenues, ya fúlgidos resplandores, que no parece sino que al extinguirse aumentan la obscuridad del espacio.

De pacíficos ángeles un coro El casto lecho de Isabel circunda: Un suavísimo albor de grana y oro, Como una aurora boreal, inunda El aire: rumor plácido y sonoro De harpas lejanas la quietud profunda De la noche harmoniza, y la fragancia De la mirra trasciende por la estancia.

Y pese á los lúgubres voceros de nuestra decadencia y á los aguafiestas para quienes la ciencia, como la aurora boreal, sólo embellece el cielo de las regiones hiperbóreas, el ideal soñado está en gran parte conseguido.

Auroras boreales de los siglos Allí se encuentran, recogida el ala; Como una antelia vese el pensamiento Que gigantesco se alza.

Una especie de aurora boreal enrojece el fondo del horizonte y nos sirve de guía.

De ser así, habría una identidad curiosa; pues la raya 5567, coincidiría exactamente con la hermosa raya número 4 de la aurora boreal... ¡Pero doctor, todo esto es fantasía pura! exclamé alarmado por aquellas ideas vertiginosas.

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