67 oraciones de ejemplo con banales

¡Oh! ¡Quién, teniendo fuerzas lapidarias, pudiese ese banal mundo de parias sostener como un Atlas en sus hombros; y sacudirlo, en un supremo esfuerzo, a ver si así revive el Universo; o se sepulta al fin en sus escombros! "TIRONG" Caballeresco tipo que de otros tiempos queda, forma nota discorde con el siglo presente.

Se hablaba de aquellas cosas banales de que conversan en estas tertulias de domingo, la gente joven de nuestros países.

Mga aklat na pinagtatalunan kung nauukol sa mga banal na kasulatan.

La última copa de Edgard Poe EN los banales y sutiles ajetreos de la farándula política, en que el favoritismo se yergue en divinidad sobre su propia bahorrina,

sintió la afición al hogar y una saludable reacción ordenadora invadió su alma, ganosa de gustar en la quietud de su retiro los placeres que no halló en los caminos y en el acogimiento frío y banal de las habitaciones alquiladas.

;) Et puis une énorme quantité d'informations banales ou intéressantes glanées en surfant sans but précis.

pero cuando sentí sus labios sobre mi mano, cuando comprendí que no inspiraba esta acción una banal cortesía sino un sentimiento más profundo, cuando le vi inclinarse hacia mi con una expresión inquieta, afectuosa, especial, cien veces más arrebatadora que la que me había hecho pensar tantas y tantas veces...

Es que, en efecto, el nombre de una figura típica ya no es una etiqueta banal que se adosa al zócalo de un busto o a los plintos de un bajo relieve; es el signo representativo de una concepción, de una creación, de una idea.

Tiene manos de prelado, rostro banal de artista mundano, hermosos ojos negros, nariz aguileña, bigotes finos y barba en punta, demasiado negra.

Parlanchina, la dueña dice cosas banales, Y vestido de rojo piruetea el bufón.

No hay en el mundo edificio más grandioso ni más banal que el antiguo palacio de los Virreyes españoles, convertido ahora en ministerio de Estado, Hacienda, Tesorería y no cuántas dependencias más, con aire de cuartel, montada la guardia en las puertas, y llenos los patios interiores de soldados, sin un detalle que merezca mirarse ni apuntarse en la cartera.

El autor de la obra no supo dar al monumento el sabor de la época y de la localidad; quizá más que un edificio mezquino habría sido natural perpetuar la ceiba, continuar la tradición, buscar algo en la arquitectura mexicana, en la choza india, ¿qué yo? algo que no fuera un edificio banal y pobre arrancado al arte europeo.

» Unos cuantos renglones compuestos de frases banales, escritos con lápiz sobre la margen de un periódico, y que no obstante encerraban todo un poema de pasión ardiente, las palabras más dulces del vocabulario amoroso, los compases más tiernos, más arrobadores del eterno vals de los deseos...

Cuantos retratos hizo Silvio hasta el día, son... psch... banales.

Tarancon no era hombre de intentar consolar con palabras banales una pesadumbre que no podia tener momentáneo consuelo.

En esta esperanza viví en París desde Julio a Noviembre, estudiando y trabajando en mi Granada y dividiendo mi tiempo entre las bibliotecas y los teatros, esquivo como en España, á la sociedad banal de las visitas y la chismografía, y un poco en contacto con la sociedad del arte y de las letras.

El acordeonista fué trenzando y destrenzando sus melodías banales y extrayéndolas del pulmón de su instrumento.

Según una frase banal, Truth hablaba como todo el mundo, es decir, como cada cual quiere hablar: y como nadie lo hace.

Despues de esta máxima banal, echóse en un sofá, abrió su caja de rapé, respiró lentamente una narigada, y sacudió unas cuantas veces algunos polvos que habian caido sobre su chaleco.

Sin duda, repuso el puritano; pero nada hay tan peligroso como las máximas banales.

El deseo de hablar, de decir a la joven cualquiera palabra, por banal que fuese, se acrecentaba en aquella soledad del rincón huertano y se hacía en Sergio casi doloroso.

Despreciaba a Muñiz por banal y culpaba a Rosales de comedimiento.

Este espíritu latino y su claridad tan celebrada le pareció una de las cosas más insulsas, más banales y anodinas.

Y en todas partes, poco más o menos, la banal tontería es preferida a la agudeza de ingenio.

Con frecuencia mantiénense honestos por conveniencia; algunas veces por simplicidad: el prurito de la tentación no inquieta su tontería banal.

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