164 oraciones de ejemplo con bayeta

A las nueve de la mañana llegaron indios, los cuales ascendieron 60 personas entre hombres y mugeres, y entre ellos una china ladina, sobrina del cacique Calpisquis, la que dijo que toda aquella gente era del expresado cacique, que venian á vender caballos y reses por bayeta, ollas, bugerias, bizcocho, sombreros, harina, aguardiente y porotos: los agasajé, dándoles de comer y aguardiente, y se empezó la feria.

Cada mañana, juntamente con el alba, amanecía sentado al pie de un granado, de muchos que en la huerta había, un mancebo, al parecer estudiante, vestido de bayeta, no tan negra ni tan peluda, que no pareciese parda y tundida.

Necesitamos bayeta verde, amarilla y encarnada.

Eran juegos de calzón y camisa de bayeta, cosidas una pieza a otra, y que así, al pronto, parecían personajes de azufre.

Ya no forraba el martillo con bayeta, no, el hierro chocaba contra el hierro, el estrépito era horrísono.

Petra se le presentó vestida de aldeana, con una coquetería provocativa, luciendo rizos de oro sobre la cabeza, el dengue de pana sujeto atrás, sobre el justillo de ramos de seda escarlata muy apretado al cuerpo esbelto; la saya de bayeta verde de mucho vuelo cubría otra roja que se vislumbraba cerca de los pies calzados con botas de tela.

Subía un repecho y don Fermín veía los bajos irisados de chillona bayeta que mostraba sin miedo Petra, más algo de la muy bordada falda blanca y de una media de seda calada, refinada coquetería que quitaba propiedad al traje y por lo mismo le daba picante atractivo.

Visitáronle, en fin, y halláronle sentado en la cama, vestida una almilla de bayeta verde, con un bonete colorado toledano; y estaba tan seco y amojamado, que no parecía sino hecho de carne momia.

Esta tienda es de bayeta aforrada en lienzo, por haber mostrado la experiencia, que esta especie de tiendas resiste mejor al agua.

El la puso con sólo un simple... ¡y ése fuí yo! CONVERSION DE UN LIBERTINO Un faldellín he de hacerme de bayeta de temblor, con un letrero que diga: ¡misericordia, Señor! (Copla popular en 1746).

Envuelta su monstruosa cabeza en el refajo de bayeta amarilla, que había levantado por detrás al sentarse; un pie montado sobre el otro, como para prestarse mutuo calor, calzados ambos en gruesos zapatos claveteados; las manos debajo del delantal blanco, dormía sobre la dura piedra, como sobre un cómodo colchón de muelles.

En cuanto a Pilar, ufana con el cambio, olvidaba las miserias pasadas junto a la máquina de coser, las veladas fatigosas, los madrugones constantes, la visita, noche a noche, de registros, a entregar o recibir los pantalones de paño y los chalecos de bayeta.

con un chal de abrigo cruzado en el pecho y anudado atrás, despeinada y con una bayeta en la mano, dale que le das para despolvorear los muebles, y soba que soba para sacarles brillo.

Un arcón, forrado de bayeta amarilla, le servía de asiento.

Si os place, Ramiro, concluir como ellos sobre la infame bayeta en la Plaza del Mercado, o iros a remar en alguna galera bajo el corbacho del cómitre ¡adelante!; y así figuraréis en las crónicas como el vil descendiente que arrojó semejante baldón sobre su casa preclara y antiquísima.

Y allá en el fondo oscuro de la cámara dormita en la misma butaca el glorioso Manín con su calzón corto, chaqueta de bayeta verde y fuertes zapatos claveteados.

Sombrías perspectivas de fiebres catarrales, dolores en las articulaciones y fricciones de aguardiente alcanforado, se ofrecieron ante mi vista, y con la visión intensa y terrible del alucinado, me vi metido en unos calzoncillos de bayeta amarilla.

Todos los días, ayudada de la doncella, los frotaba con una bayeta bien seca, sobándolos con afán incansable hasta lograr que lanzasen vivos reflejos.

Entonces, toda sofocada, a veces sudando como un río, con el cabello en desorden y las mejillas encarnadas, levantaba la bayeta y permanecía un rato contemplando su obra, los hermosos destellos que la luz producía en el objeto bruñido, con una satisfacción íntima y verdadera, con entusiasmo casi místico.

Las piltrafas de su cerebro salpicaron la bayeta verde, las caras de los vecinos y hasta las levitas de los croupiers.

Examinaba la tropa femenina de las salas de juego, ocupada en mirar con un ojo la bayeta verde, mientras espiaba con el otro á los hombres que circulaban á sus espaldas.

Vestía una camisa de cáñamo y un traje de bayeta.

Vestiduras de púrpura, sayos de piel de carnero, sayas de bayeta, briales de seda joyante, pingajos de mendigo, se rozan, se confunden en el remolino vertiginoso de la danza general.

El telon de boca es de paño ó bayeta verde, liso como el forro de una mesa de billar.

Los piés de fierro están fijos en el suelo, de suerte que no se escucha el más leve ruido, porque las puertas no chocan sino que se abren para adentro y fuera: sus hojas están forradas en sus orillas, con paño ó bayeta.

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