63 oraciones de ejemplo con dantesca

Y esa idea de que Beatriz no lo amaba era para el pintor una tortura dantesca, sólo un momento ahogada en el febril trabajar... Pero, en fin, porque amase más o menos a su marido no dejaba de ser Beatriz quien Beatriz era... ¡Beatriz!...

! Por fin, a las primeras claridades del alba, al canto de los gallos matinales, el cuerpo exhausto y rendido, el alma agriada contra la pasión dantesca de Larrea, penetramos en nuestros cuartos y nos ayudamos fraternalmente a sacarnos la ropa.

Como en una expiación dantesca, veía á lo lejos el verdeante lago del Tixul, donde esperaba hacer un alto.

Enterado de que su sobrina Sagrario, que años atrás se había fugado de la casa paterna con un hombre, arrastraba en Madrid una vida dantesca de miseria y de oprobio, da los pasos necesarios para recobrarla y al cabo consigue restituirla á su hogar y que su padre la perdone.

Él, con su imaginación dantesca, tan fecunda en la creación de episodios originales y dramáticos, no imaginó nunca ninguno tan original y dramático como el en que acaba de ser actor principal.

Hace muy poco tiempo que la piedad católica ha restaurado aquel templo, pero de tal manera que los manes del arte deberían poner en el portal de aquella iglesia la célebre frase dantesca: Guarda e passa.

Y bien merecería su inagotable facundia la apóstrofe dantesca: Or se tu quel Virgilio e quella fonte Che spande di parlar largo fiume!...

La Fama a todos ilustres proclama, sus hechos ínclitos nombra, constela con ellos la sombra y forma un halo en el azur, a la dantesca Cruz del Sur.

En el dintel de Horacio y en la dantesca sombra, te vieron las atentas generaciones, alto, fiel al divino origen del Dios que no se nombra, desentrañando en oro y esculpiendo en basalto.

Tiemblan pueblos en desvarío de hambre, de terror y de frío ... ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Dios mío!... Como en la dantesca Comedia, nos eriza el pelo y asedia el espanto de la Edad Media.

Así le ha pintado Henry de Groux en una tela dantesca.

No lo hallan, se desazonan y se deslizan por la pendiente que les hace caer en la dantesca región del tramp.

Peor que la miseria de los melodramas, esta es, cierta, horrible y dantesca en su realidad.

¡Cómo ansío llegar a Florencia para apacentar mis admiraciones en el foco principal de las obras de Sandro! ¡Porque él tiene ahí, en la ciudad dantesca, su reino, con el seráfico Fra Angélico, aprisionador de éxtasis! Sin embargo, para hablar de la Sixtina es preciso hablar de Botticelli, a condición de haber rezado antes a Miguel Angel, esa alma de Dios caído ante la que rezó Taine.

(parándose y mirándole cara á cara, en una actitud propiamente dantesca).

, la delgadez dantesca de la nariz, la distracción perpetua de los ojos que parecían constantemente abiertos sobre el panorama de otra vida, la frialdad de sus actitudes, lo apaciguado de su caminar, rasgos y perfiles excelentísimos eran capaces de resistir el más descontentadizo análisis.

Y si no se hablaba nunca de esperanzas ó probabilidades de remedio, porque el curarse habría sido quitar á la epopeya de males toda su majestad dantesca, en cambio siempre había algo que decir sobre la continua aplicación de remedios, los cuales se ensayaban por una especie de dilettantismo terapéutico, y se ensayarían mientras hubiese farmacias y farmacéuticos en el mundo.

No dice nada a las almas nuevas el conocido alternar del endecasílabo en la estrofa núñezdearcina, que por otra parte, es estrofa dantesca, del Dante de las poesías amatorias.

Allí se ve el verdadero valor de ciertas palabras correspondientes a la expresión dantesca, y la necesidad de emplear hoy ciertos arcaísmos eficaces para transparentar la fuerza o la gracia del divino poema.

No ha mucho hemos visto a nuestro general Mitre, al pie de una enorme, formidable montaña, a cuya cima se asciende por escalones de granito de hierro, de oro, de diamante, de desconocidos metales astrales: la montaña dantesca.

Por lo demás, su poema, a semejanza de la Comedia dantesca, es una obra de desterrado.

La concepción dantesca, el espíritu que anima su mundo es, pues, la progresiva disolución de las formas, un constante ascender desde la carne al espíritu, la emancipación de la materia y del sentido mediante la expiación y el dolor, el choque entre lo satánico y lo divino, el infierno y el paraíso.

Era un tipo raro, con una cabeza dantesca.

Al llegar á la orilla del agua parece una figura dantesca, con su saco largo, obscuro, de graves y preciosos pliegues.

IV.UNA ESCENA DANTESCA: SU CASTIGO.

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