20 oraciones de ejemplo con desvaída

Soñaba con la mirada desvaída y los labios entreabiertos..., estremecida de frío..., con las mejillas húmedas de llanto.

Todo son líneas quebradas, colorines desvaídos y roña, que quizá llames pátina.

El traje influye en el actor: la trusa y la espada inspiran por educación, acaso por atavismo, pruritos romancescos de aventuras y conquistas; un traje de labriego predispone á las zancadas desvaídas, á los ademanes torpes; una peluca de «viejo» induce á encorvarse hacia adelante y á deslizar temblequeos de ancianidad en las manos y en la voz.

Multitud, tropa, caballos, uniformes, penachos, colores, oropeles y bullicio le mareaban de tal modo, que no veía más que una masa movible y desvaída, semejante a los cambiantes y contorsiones del globo de agua que había estado mirando momentos antes.

En el salón había un clavicordio, y una damisela momificada, vestida con pomposas sedas, polvorientas y desvaídas, pasaba por el teclado amarillento sus manos de esqueleto, entonando una romanza sentimental; mientras, un galán, no menos acartonado, aguardaba inclinado hacia ella, para pasar las hojas del papel de música, y en una bergère, junto a la chimenea apagada, dormía un viejo caballero de blanca peluca y casaquín bordado.

Allí, las princesas de desvaída tez y lacios cabellos color de miel, tímidas, afectadas, con aspecto de rancias figuras de cera, las más jóvenes; acartonadas, tiesas, finchadas en las crujientes sedas, con sus pechos planos, sus labios llenos de desdenes, sus gestos banalmente ceremoniosos, las que ya habían salido de la juventud.

Los contornos de la Isla se dibujaban a lo lejos, desvaídos y confusos por el exceso de la luz, frente a la misma embocadura de la ría, a unas cinco millas de la costa.

De los juries dice, por ejemplo: «Son haraganes y ladrones» (LXXI); y de los guarpes:«Son mal proporcionados, desvaídos» (LXXI).

Y en verdad que éste responde con solicitud tan primorosa á los soplos más leves de su pensamiento, á sus matices más desvaídos, como las cuerdas del arpa contestan exhalando dulces notas á la blanca mano que las hiere.

Por otra parte, las pasiones, singularmente el amor, no son tan nebulosas y desvaídas como en los cuadros de su ilustre maestro.

Y la enfermedad que les devora presta á sus poesías diversas tintas ó colores, según los estados por que atraviesa; unas veces oscuros y lúgubres, otras vagos y desvaídos, otras dulces y melancólicos.

Otra canción de Gil, más distante, desvaída en la sombra, punza en la sensibilidad de la mujer: la noche entera le habla de amor y se ciñe a su carne ardorosamente como una inmensa caricia.

Se instala frente á , en un sillón Luis XVI, forrado con tela de desvaídos tonos amarillo y violeta.

Al flotar en el agua tibia y aromosa, las visiones de cementerio me parecían tan difumadas y desvaídas como un fresco de sacristía deteriorado por la humedad, y la desaparición de Rita, algo sucedido hacía muchos años y en un país distante.

Desde el divino espacio cayó de pronto a tierra la evagación de Florinda, porque una voz había dicho: Ya llegamos... Entre el encaje de las sombras, cada vez más espeso, se agazapaban, abocetados, desvaídos, barruntos de una aldea muy pobre, a juzgar por los umbrales.

El retrato del noble caballero ó de la dama infanzona, en la sala señorial de linajudo palacio, entre sillones y escaños de roble, mullidos de terciopelos ó damascos desvaídos; entre tapicerías heráldicas, candelabros de plata ó de hierro forjado, armaduras enmohecidas y códices miniados.

Callados, desvaída la atención en la sombra infinita, permanecieron así largo tiempo.

La muchacha vestía un corpiño de áspera seda ahuesada, ligeramente descotado, con recamos de oro muerto y torzales desvaídos.

Pero este es un peligro familiar a todas las cabezas algo desvaídas.

Apolinar hizo racimo de los dedos, se besó las yemas, sorbió el aire, puso en blanco los ojos y alentó con voz desvaída: ¡Azúcar! Te creo.

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