95 oraciones de ejemplo con cortinillas

La aurora divina, escalando las alturas de la sierra lejana, cruzando con vuelo raudo la llanura, levantaba con sus rosados dedos las cortinillas del carruaje y esparcía una tenue y discreta claridad, sin que él hubiese dejado de pensar en su dicha.

No vamos á tratar á la mujer á la sombra de un patrón de la moda elegante, ni á la semiluz de una bambalina, ni á las tinieblas de un coche con cortinillas, ni á los truenos y relámpagos de un can-can; no, vamos á ocuparnos de la primitiva hija del Oriente, raza hoy poco conocida, que después de haber perecido casi por completo en las Américas, va siguiendo la misma suerte en los inmensos dominios que comprende la India inglesa.

En su lugar se alzaba otra flamante, con balcones de hierro y vidrieras con cortinillas.

Una lámpara de aceite alumbraba un cuarto pequeño y modesto, que tenía un armario con cortinillas blancas.

Los contemplé por entre las cortinillas de mi cuarto.

Si Clementina se había negado á recibir á Mauricio, Herminia había presenciado su partida, á través de las transparentes cortinillas de su ventana, y su aturdimiento había crecido al ver que su tía no quería despedirse del que tan caritativamente había cuidado.

A fin de refrescar un poco el interior, corrió Artegui las cortinillas todas ante los bajos vidrios, y una luz vaga y misteriosa, azulada, un sereno ambiente, formaban allí, algo de gruta submarina, añadiendo a la ilusión el ruido del tren, no muy distinto del mugir del Océano.

En Pasajes, tras de la monotonía fatigosa de las montañas reposaron al fin los ojos, viendo extenderse el mar azul, un tanto rizado, mientras los buques, fondeados en la bahía, se columpiaban con oscilación imperceptible, y una brisa marina, acre y salitrosa, estremecía las cortinillas de tafetán del coche, aventando el sudor de la frente de los cansados viajeros.

Además, podía poseer igualmente el estudio notarial, oficina polvorienta, de muebles vetustos y grandes armarios con puertas alambradas y cortinillas verdes, tras de las cuales dormían los volúmenes del protocolo envueltos en becerro amarillento, con iniciales y números en los lomos.

Un grupo de árboles bajo los cuales hacen la siesta los leñadores después de haber comido; un pueblecillo en que se oye el toque de misa matutina y en que tenues humaredas se deslizan por encima de las techumbres de teja; una casuca campesina con sus ventanas abiertas en que flotan cortinillas blancas, puesta la ropa a secar tendida en la valla y cubriendo la suave colina la viña y el huerto...

Miró Fernando por entre las cortinillas, y sólo vio un mar azul y tranquilo: las aguas unidas y luminosas de una bahía en calma.

Para hacer media se sentaba junto a las cortinillas de las vidrieras del balcón, en una silla baja, tiesa, muy tiesa, y con la mirada fija en el tejemaneje de las manos, que parecían un argadillo.

Después de una pausa lúgubre, Refugio vio que por entre las cortinillas de la alcoba asomaba el brazo de su hermana.

La litera estaba forrada de raso blanco, con pasamanería de galón de oro, cristales de Venecia en las portezuelas, ricas cortinillas tras los cristales y una rica piel de oso en el fondo.

JULIA.¡No, mamá! Es una muchacha que carece de condiciones para el estudio... XIV CURSO DE CANTO El despacho de un juez de instrucción; moblaje pobre; un bureau debajo de una ventana; tres sillas; una biblioteca con cortinillas, que probablemente no encierra ningún libro; una puertecilla, que da a las habitaciones del escribano, invisible; se entra por otra puerta que hay en el fondo.

Algunas casas, como los hombres, tienen fisonomía propia, y aquélla la tenía; su fachada era algo así como el rostro de un viejo alegre y remozado; los balcones, con sus cortinillas blancas y sus macetas de geranios rojos y capuchinas verdes, debajo del alero torcido y prominente, parecían ojos vivarachos sombreados por el ala de un chambergo.

Hablando acaloradamente, forjándose ilusiones y demostrando a ratos gran confianza en el porvenir, transcurrieron las horas de la tarde para aquellos hombres agrupados en un rincón del café, mientras fuera seguía lloviendo cada vez con más fuerza, y por encima de las blancas cortinillas de las vidrieras desfilaba un inacabable ejército de paraguas, goteando por todas sus varillas.

La buhardilla á cuya ventana se habia asomado la jovencita tenía en el exterior un aspecto alegre: dos macetas de barro encarnado hacian centinela á la ventanita, y contenian: la una, un alelí cuajado de flores encarnadas, y la otra, una frondosa mata de sándalo: en las vidrieras se veian cortinillas de muselina blanca cogidas con unos lacitos de cinta rosa.

Una lámpara de aceite alumbraba un cuarto pequeño y modesto, que tenía un armario con cortinillas blancas.

Despues me dijo: Eche usted las cortinillas.

Nuestro punto de cita era un café, obscuro y ahumado, con un escaparate bajo, oculto por cortinillas blancas.

El novelista, que recordaba haberles tropezado días antes en la Moncloa, les acompañó con los ojos, y luego vió, tras las cortinillas sutiles de una ventana que acababa de iluminarse, la conjunción feliz de dos sombras.

Al fondo una puerta de cristales, de dos hojas, con cortinillas en las vidrieras.

Á la derecha, una puerta de cristales con cortinillas encarnadas que da paso á una habitación reservada.

Todas las ventanas con sus cortinillas, no tanto defensivo contra el calor, cuanto contra las moscas, que aquí no se toleran ni enfadosos ni entremetidos.

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