967 oraciones de ejemplo con dramático

Esta obra fue empezada antes de que estuvieran en boga las tendencias en literatura, al menos aquí; pero aunque se hubiera escrito un poco más tarde, seguro que habría nacido limpia de toda intención que no fuera la de presentar en forma agradable los principales hechos militares y políticos del período más dramático del siglo, con objeto de recrear (y enseñar también, aunque no gran cosa) a los aficionados a esta clase de lecturas.

El alemán Kotzebue fue otro genio dramático precoz.

Y su tía Elena iba hacia la puerta con paso dramático, lo mismo que una heroína resuelta á dar de puñaladas al tirano si pasa el umbral de su cámara.

=dramático, ca=, adj.

La Estrella de Sevilla es una tragedia de sorprendente belleza y de composición vigorosa que, por su clara pintura de los caracteres, por sus situaciones patéticas y conmovedoras, va aumentando el interés dramático hasta la catástrofe; ha sido arreglada después por Trigueros, que la ha alterado en su esencia, representándose de nuevo, y habiendo llegado al teatro alemán con esta forma.

Pero antes de examinar detenidamente las obras poéticas de Tirso, copiaremos aquí algunos párrafos de sus Cigarrales de Toledo, en los cuales defiende una de sus comedias (El vergonzoso en Palacio), y expone con esta ocasión todo su sistema dramático.

Afición de Felipe IV al arte dramático.

Las representaciones escénicas habían tenido que luchar hasta entonces, por diversos motivos, con la oposición del Gobierno, no encontrando más apoyo que la afición del público, y desde este momento se puso al frente del Estado un Monarca apasionado del arte dramático, y protector decidido de estos espectáculos.

Todo poeta dramático distinguido estaba seguro de contar con su favor.

No es posible dudar del verdadero amor que profesó este Monarca al arte dramático, ni de sus merecimientos en protegerlo y fomentarlo.

Aquí, como en otras partes, yace la diferencia característica que separa la época anterior del arte dramático de la que mencionamos, apareciendo esta última como el punto culminante que alcanza toda la poesía dramática española.

Si la literatura dramática fué desde principio del siglo XVII el centro ó el foco de la poesía española, también es cierto que la ilustrada inclinación del joven soberano á este género literario, excitó más á todos los poetas de su tiempo á emplear todas sus fuerzas en sobresalir en la composición de este género dramático.

Octava: toda comedia había de someterse, antes de su representación, al examen de una autoridad creada especialmente con este objeto; á todo espectáculo dramático había de asistir un alcalde, y se encomendaba á las justicias vigilar atentamente á los actores, visitar sus casas y desterrar de su compañía á los vagos que alternaban con ellos, con grande escándalo de la corte

Verdad es que esta prohibición dejó de regir al año siguiente, y que los espectáculos teatrales se celebraron como antes; pero ni los teatros ni el arte dramático recobraron otra vez su antiguo brillo.

Parece, sin embargo, que estas muestras de benevolencia al arte dramático, fueron más bien efecto de la costumbre ó de la vanidad que verdadera inclinación hacia el mismo; y aunque ese apoyo del trono hubiese sido más poderoso de lo que fué en realidad, nunca hubiese podido impedir que la poesía dramática participase de la decadencia general de la nación y de su vida intelectual.

Dos años más tarde se hizo sacerdote, sin renunciar por esto á su antigua ocupación de poeta dramático; el Rey le concedió una plaza de capellán en Toledo, de la cual tomó posesión el 19 de julio de 1653, y en 1663, para tener al poeta más cerca de su persona, le concedió otra plaza en la capilla Real, añadiendo luego, para aumentar sus emolumentos, las rentas de un beneficio en Sicilia.

De esta comparación y examen resalta su verdadera superioridad como dramático, y el fuego íntimo y vital que anima sus obras.

Hacer una revolución radical y completa en el sistema dramático dominante, y en sus formas, ya aceptadas, no podía lograrse sin su completa desaparición, y sin ponerse en lucha abierta con las simpatías de todo el pueblo; además, su propia inclinación á este sistema, y el convencimiento de su superioridad, era demasiado grande para que ni siquiera se le ocurriera trastornar en lo más mínimo sus fundamentos.

Su trabajo no se limitó sólo al arreglo del plan, que pulió y retocó hasta dejarlo perfecto á su juicio; no sólo á la exacta relación de las partes con el conjunto; no sólo á que el fondo dramático de cada obra apareciese depurado, y superior á todo lo conocido, sino que también se aplicó muy especialmente á todos los detalles, y al estilo, y á la versificación.

Si Calderón se había propuesto perfeccionar la obra recibida de sus antecesores, y llevar el drama español á la posible perfección artística, debía consagrar preferentemente su atención al estudio y á la preparación más esmerada del plan dramático.

Nuestra opinión acerca de este punto será expuesta más adelante, no debiendo presentarse aisladas las cualidades menos brillantes de nuestro poeta, sino en relación con lo que añadiremos después, único medio de delinear su carácter como dramático.

La imaginación de nuestro poeta aparece ya, desde su principio, con esa plenitud y ese fuego que tanto nos maravilla siempre; pero algunas de sus primeras obras son bajo este aspecto grandiosas, especialmente El Príncipe constante y La vida es sueño; y en cuanto á la delicadeza y mérito dramático de su enredo, ninguna de sus comedias posteriores aventaja á las que se titulan Peor está que estaba, Casa con dos puertas y La dama duende.

Si recordamos de nuevo la tendencia predominante en Calderón de pensar y reflexionar, dote que nos ha dado la clave de diversas particularidades de su composición dramática, averiguaremos que esta misma propensión ha impreso otros rasgos característicos en su arte dramático.

Esto supuesto, examinaremos las obras de Calderón, relativas á la historia, ó á las tradiciones de España, así por su mérito dramático, puesto que pertenecen á la serie de sus más notables composiciones, como también porque este análisis nos habilita para penetrar en lo más íntimo de la vida de la nación española en el siglo XVII, y porque es mucho más útil que los datos históricos para revelarnos las ideas y costumbres de esta época.

En los intercolumnios de la fachada se ven colosales estatuas representando las notabilidades del arte dramático.

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