1079 oraciones de ejemplo con el miedo

Inexperto en el arte de mandar los ejércitos, se enredó nuevamente en el sitio del Cuzco, del que tuvo que desistir segunda vez, no por la resistencia que le oponia la ciudad, sino por el miedo de ser atacado por la fuerza de Valle.

El Regente en una continua agitacion expedia providencia sobre providencia, y los Ministros, disimulando el miedo que los dominaba con el celo y amor al Soberano, se hicieron cargo con las compañias formadas del grémio de abogados, de rondar y patrullar todas las noches, reconociendo las centinelas avanzadas.

] Cuanto queda repetido, si se le despoja de esa parte de fantasía con que el miedo abulta y completa sus creaciones favoritas, nada tiene en de sobrenatural y extraño.

Con este objeto señalamos esta comarca para teatro de nuestras expediciones futuras, y escogimos como punto el más á proposito para nuestras reuniones el abandonado castillo del Segre, lugar seguro, no tanto por su posición fuerte y ventajosa, como por hallarse defendido contra el vulgo por las supersticiones y el miedo.

No obstante su confianza en el miedo de los gobernantes, dudaba de que Momaren abandonase sus malos propósitos.

Se preguntó esto varias veces, convenciéndose al fin de que lo primero que debía hacer era marcharse, pues el miedo le hacía insufrible su permanencia allí.

El estruendo de las explosiones, completamente nuevo para la mayor parte de este gentío, le hizo huir con más rapidez que el miedo al coloso.

Además, como los mancebos más acomodados del pueblo deseaban casarse con Carmen, y sólo los contenía para hacer sus propuestas el miedo que tenían a Pablo, cuyo valor era conocido y cuya desesperación le hacía capaz de cualquiera locura, se hacía urgente tomar una providencia para desembarazarse de un sujeto tan pernicioso.

Algunos niños, en quienes podía más la curiosidad que el miedo, se habían acercado hasta tocarle los dedos, las espuelas y el cinturón.

Clara, tal vez dominada por el miedo, había creído ver instantáneamente en el tragaluz los ojos vivos, la nariz puntiaguda de Elías Orejón, su tirano y protector.

Jamás tenía armas al alcance de la mano, y por el miedo de arrojarse desde el balcón llegó a cerrar de noche el de su cuarto con candado, entregando la llave a su hermana, única testigo y confidente de estos desvaríos.

En los semblantes de las damas, sonrosados y frescos, se dibujó el miedo y la angustia.

El miedo cundió por las islas, el cual bien pronto fué acompañado del supersticioso terror que produjo en los naturales la vista de un caballo que se había desembarcado del navío San Antonio, por disposición de su Almirante Monfort, el cual prestó hombres y recursos á la obra de la conquista.

001:012 Zacarías se perturbó cuando lo vio, y el miedo se apoderó de él.

No lo digo, es la verdá, por el miedo, porque me espante el peligro, que allá, bien lo sabe Dios, más negras las he corrió; sino que..., ¡firmes, Lucero! ¿Pero no ve usté qué bicho?

Pues, señor, la cosa llegó á excitar vivamente la atención de la autoridad, y el miedo del barrio rayó en espanto; la Berrona seguía, sin embargo, haciendo todas las noches su horripilante procesión.

Esta Obra de Gasendo no añade casi nada á lo que habian dicho los que tomó por maestros: solo se distingue en que la escribió en tiempo mas libre, y en que ya se habia perdido el miedo á los Aristotélicos.

Si semejantes cosas se presentaran por solas al alma, no harian grande impresion; pero como van juntas con el miedo, con dificultad se borran; porque se ha de saber, que el miedo no es otra cosa que un movimiento que se excita en el hombre, con el qual se aparta de algun objeto que considera como dañoso, como que puede causarle algun gran mal.

Si semejantes cosas se presentaran por solas al alma, no harian grande impresion; pero como van juntas con el miedo, con dificultad se borran; porque se ha de saber, que el miedo no es otra cosa que un movimiento que se excita en el hombre, con el qual se aparta de algun objeto que considera como dañoso, como que puede causarle algun gran mal.

En fin reflecte cada qual un poco, y hallará que muchísimos juicios en el trato civil se hacen por el miedo, odio, amor, esperanza, ó segun la pasion que reyna en el que juzga[a].

Un día nos decidimos a pasar la barra, y desde entonces perdimos el miedo y entrábamos y salíamos del puerto con el Cachalote, aunque hubiera mucho oleaje.

Cuando le insté para que contemplara el interior de la gruta, me dijo rudamente: ¡Déjame! Yo, al ver aquella decoración, comencé a perder el miedo.

El miedo que se desarrolló entre los marineros fué tan grande, que nadie quería acercarse a la proa; se sorteaba quién había de dar la comida y el agua a los enfermos, y el designado solía ir llevando los víveres en una pértiga larga, los dejaba y echaba a correr.

Estos peligros grandes y aparatosos quitan el miedo, sobre todo si uno tiene que asumir la responsabilidad; entonces dan la impresión de un problema de matemáticas que hay que resolver.

Resulta, pues, que, á pesar de que vivimos ya en la edad de la razón y se supone que la de la fe ha pasado, no hay mujer bermejina que se aventure á subir á los desvanes de la casa de los Mendozas sin bajar gritando y afirmando á veces que ha visto al Comendador, y apenas hay hombre que suba solo á dichos desvanes sin hacer un grande esfuerzo de voluntad para vencer ó disimular el miedo.

1079  oraciones de ejemplo con  el miedo