45 oraciones de ejemplo con gaznápiro

A un gaznápiro con faldas, aunque pertenezca a la familia más baja, se le admitirá en las mejores familias; aunque no posea un céntimo, no le desdeñarán los más ricos; aunque sea un sandio, le escucharán los políticos y los académicos; aunque sea más feo que Picio, le mirarán hasta con embeleso las más hermosas mujeres.

Al pasar ó detenerse el tren que nos trasportaba, estallaba en cada uno de esos numerosos grupos de paisanos un hurrah! borrascoso, por via de saludo, y no faltaban quienes, queriendo sazonar algun chiste del vecino, exclamaban por este estilo: Eh, señor maquinista! digale U. á Su Majestad que se priesa! Bah, gaznápiro! quién te ha dicho que Su Majestad corre como el chorro de tu molino

¿No estaban, lo mismo Juanita que su madre, convencidas de que la familia de ese gaznápiro no podía consentir en semejante boda?

Es un encanto esa mujer, y tengo al tal Santa Cruz por el gaznápiro más grande que come pan... ¡Cuánto me hace esperar! Paréceme que oigo trastazos como de dar con el zorro en los muebles.

En fin, todos se compusieron y engalanaron, excepto Momo, que no quiso molestarse en una ocasión como aquella, lo que dio motivo a que la Gaviota le dijese: Has hecho bien, gaznápiro; por aquello de que «aunque la mona se vista de seda, mona se queda».

Era la espingarda del gaznápiro: un escopetón más viejo y remendado que el de Chisto, que había hecho una de las suyas.

(Vivamente.) ¡A ese gaznápiro insufrible! 35 ¡Vaya que es gana de contrariarme!

¿Di, gaznápiro, di?...

Siéntate ahí, gaznápiro... ¡Qué bonito chaleco traes! ¡Qué bien dibuja la redondez de la panza!...

Ya yo sabía que politiqueaba ese gaznápiro y aun que embadurnaba algunos artículos en los periódicos, aunque siempre me figuré que serían tan suyos como las composiciones que le sacabas en la cátedra; pero ¿cuándo podía imaginar que me lo había de ver hecho un personaje importante pasando por debajo de los arcos triunfales como si viniera de conquistar las Galias ó vencer á los Escythas?

¿No lo entiendes, grandísimo gaznápiro? (Le da muchos besos.

Abur, gaznápiro.

Pensó que la tal doña Cruz habría bajado la escalera riéndose de él á todo trapo, y se la imaginaba contando el caso á la otra hermana y partiéndose las dos de risa, llamándole gaznápiro y... ¡sabe Dios lo que le llamarían!

¡Yo ahora en esos trotes, teniendo que acostarme con ese gaznápiro, y soportarle, y...! ¡Ni cómo he de servir yo para eso!...

Que todas las alhajas que Fidela lucía eran empeñadas... Que Cruz le hacía las levitas á D. Francisco, aprovechando ropas de muertos, que volvía del revés... Que en casi todos los puestos del Rastro tenía Cruz participación, y comerciaba en calzado viejo y muebles desvencijados... Que Fidela, cuya inocencia rayaba en la imbecilidad, desconocía los antecedentes de aquel gaznápiro que por marido le habían dado...

El poeta es un gaznápiro que tiene el aquel de las palabras bonitas, un alcornoque que echa flores, ¿me entiende usted?

BARTOLO.¿Y por qué ha de ser hacienda de aquel gaznápiro este cuerpecito gracioso?

De libertad el nombre sacrosanto En boca de un gaznápiro insolente Sólo produce destrucción y espanto.

Parecióme que su mujer le dominaba, cosa en verdad extraña, pues quien no tuvo ninguna clase de educación, ¿cómo podía educar y domar á un gaznápiro semejante?

La verdad, si no hubiera andado por allí, entrando y saliendo á cada rato, el gaznápiro de Miquis, le doy un abrazo.

Aquel descaro con que besaba en presencia nuestra al feo, al gaznápiro de Constantino, me atacaba los nervios.

La verdad, si no hubiera andado por allí, entrando y saliendo á cada rato, el gaznápiro de Miquis, le doy un abrazo.

Don Sotero fué procurador; y llegó aquí, su pueblo natal, hace algunos años, con un gaznápiro á quien llama sobrino, y otros tienen por hijo ilegítimo.

Asombrado quedó el gaznápiro al ver el poco ruido en que paraba nublado tan imponente.

(Agarrando del cuello á un carretero que trae su fusta en la mano.) ¿Tienes caballos, gaznápiro?

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