239 colocaciones para turbar

¡Había tantas mujeres guapas cuando yo era mozo, á quienes cuesta tan poco otro tropiezo, una caída más ó menos! ¿Por qué, pues, no siendo arrastrado por una pasión vehemente, que ni siquiera tengo esta excusa, ir á turbar la paz del alma de aquella austera señora?

Marenval llamó y un timbre resonó en la casa turbando el silencio con un ruido sacrílego.

» «No; no podía: aquel niño turbaba su sueño.

Ningun contratiempo se habia notado, ninguna cosa que hubiera venido á turbar la tranquilidad de la ilustre viajera habia acurrido, hasta tocar en las costas de Flandes, en donde se levantó un temporal tan borrascoso, que se vieron precisados á guarecerse en el primer punto de salvacion que encontraron.

Toda aspiración suya había sido hasta entonces modesta, prosaica y pacíficamente asequible; pero Juanita había venido en mal hora a turbar su calma y a aguijonear su fantasía para que remontase el vuelo a muy altas regiones, donde, si bien había más luz, había también tempestades que su alma pacífica y sólo acostumbrada al sosiego apenas podía sufrir.

no turbar sus escasas alegrías.

Afortunadamente, los mosquitos no cesaron de turbar mi reposo; como durmiendo con sueño intranquilo, mi oído percibía vagamente todos los ruidos á mi alrededor y oía la charanga enervante de los mosquitos y el saltar de los monos chillones.

Vieron con la imaginación los almendros de la Huerta del Obispo, que habían sido testigos de sus primeras entrevistas; las flores que él arrojaba sobre su cama, al despertarla, de vuelta de los banquetes; las que habían presenciado sus vespertinos paseos, cuando salían cogidos del brazo, como burgueses, a cubierto de la miseria y seguros de que nada podría turbar su felicidad.

Además de escandalizar con aquel lujo y de provocar a los hombres hasta en los lugares sagrados, turbando el sosiego de los espíritus e impidiendo su elevación, se gasta para sustentar dicho lujo más de lo que honradamente se gana; se aceptan regalos de los pretendientes y se les sonsaca el dinero.

, oprimido el corazón, ardiente y turbada la cabeza, bañado el rostro en sudor frío.

¿En qué el saberlo podrá turbar la dicha y la paz de su noble vida?

Hasta allí un golpe de celos era lo único que venía a turbar la serenidad de sus días, por otra parte siempre plácidos e iguales.

Iban a comer más tarde que de costumbre; aquel día extraordinario turbaba su existencia.

Jamás había turbado su conciencia con sutilezas morales.

Dos niños la habían llevado por la punta de la nariz hasta concluir un arreglo que alteraba toda su vida, turbaba todas sus ideas, cambiaba sus combinaciones y la imponía la presencia del ser á quien más detestaba en el mundo.

Se conmovía al recuerdo de aquellas horas felices de salud y de fuerza, cuando ni el amor ni cuidado alguno doméstico turbaban aún su vida de estudiante rico y desaplicado.

¿qué pasa? se decían unos á otros, y nadie sabía responder, y todos se empeñaban en adivinarlo, y crecía la confusión, y el alboroto comenzaba á subir de punto, amenazando turbar el orden y el recogimiento propios de la iglesia.

¡Y quiere que al que me adora arroje del corazón! Yo al Conde no puedo amar, le detesto con el alma; él vino ¡ay Dios! a turbar de mi corazón la calma y mi dicha a emponzoñar.

XI QUE GONZALO SE CASÓ.—GRAVES REVUELTAS ENTRE LOS SOCIOS DEL SALONCILLO Los altos y graves negocios que embargaban a don Rosendo, no consintieron que dedicase al desagradable suceso que en el mismo tiempo turbaba la quietud de su casa, aquella atención preferente que en otra sazón le hubiese dedicado.

Esta habitación obscura y húmeda exhalaba un vaho de alcohol, un perfume de mosto, que embriagaba el olfato y turbaba la vista, haciendo pensar que la tierra entera iba á quedar cubierta por una inundación de vino.

Por nuestra parteprosiguió Pepenadie ha de turbar esta armonía.

Era Magdalena, tocada en medio de una vida de frivolidades galantes y de locos escándalos por la sublimidad mística del arte y se arrojaba a los pies de El, del Maestro soberano, como el más victorioso de los hombres, señor del sublime misterio que turba las almas.

Yo siempre he creído en Dios, siempre he confiado en El, sobre todo desde que su bondad infinita me concedió una hija; y a pesar de ello he de confesarle a usted que con sobrada frecuencia ha venido la duda a turbar mi contristado espíritu.

El miedo que tienes dijo don Quijote te hace, Sancho, que ni veas ni oyas a derechas; porque uno de los efectos del miedo es turbar los sentidos y hacer que las cosas no parezcan lo que son; y si es que tanto temes, retírate a una parte y déjame solo, que solo basto a dar la victoria a la parte a quien yo diere mi ayuda.

Pero el moscón, enardecido por esta mansedumbre, redoblaba su zumbido injurioso; hasta que al fin la sagrada máscara pensaba que, aunque el silencio era obligatorio, no lo era la acción, y sin hablar palabra levantaba el cirio, dando con él varios golpes al borracho que turbaba el santo recogimiento de la ceremonia.

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