39 oraciones de ejemplo con gleba

Allí, en contacto con los esclavos de la gleba, se me reveló la gran tragedia de la sociedad humana.

Con la primera,ejercida por funcionarios a tono con el ambiente, de patriotismo anquilosado, dignos de las covachuelas de Fernando VII,sobra para justificar la inanidad del Arte egregio que no admite trabas ni menoscabos, sólo germinante en la gleba arada con reja de libertad y de justicia.

la fiebre del oro, la fraterna lid; la ciudad es fosa de la gleba humana, de los hombres-fieras madriguera vil.

Porque, vamos a ver, ¿qué es esto sino reproducir los ominosos tiempos de la gleba y las iniquidades de la servidumbre?

El molusco que se arrastra sobre su abdomen fué el pobre siervo de la gleba.

Y así, cuando la conquista del Egipto, abaratando el trigo en Roma, arruinó a los agricultores que trabajaban a crédito en Italia, fueron estos vendidos con sus tierras, y millones de hombres libres descendieron de este modo a la condición de siervos de la gleba.

Ellos la mies ante su hoz rindieron, Y el surco abrieron en la dura gleba, Ellos al bosque secular vencieron Y á par del buey se ataron á la esteva.

Después, a trabajar el terruño como un siervo de la gleba.

Aún se hallaba éste adscrito á la gleba del colegio de la Merced, que ya no pertenecía ni estaba dirigido por el excapitán de artillería, sino por el capellán D. Juan Vigil.

Su hermano Luis, prototipo «del señorito» andaluz, dilapidador, mujeriego, bravucón é inútil, desdeña los negocios y lleva en su sangre los desbocados apetitos y las insolencias de una raza feudal: los pobres son para él, como en los tiempos medioevales, siervos del terruño, esclavos de la gleba, de los que un caballero principal puede usar libremente y sin extremado quebranto de las buenas costumbres.

No eran propiamente los indios, más que colonos, trabajadores ó siervos de la gleba ó de sus amos.

Con su vestido de estameña, sus ojos tímidos, su fabla visigótica y sus guedejas trasquiladas sobre la frente, con tonsura casi monacal, perecía el hijo de un antiguo siervo de la gleba: ¿Y fué la señorita quien te ha mandado venir? , señor.

Pero los Emperadores les quitaron este refugio, estableciendo que el ingreso en el colonato, ó sea en la servidumbre de la gleba, no eximiese en ningún caso de los cargos municipales.

Nosotros, nobles ó plebeyos, tenemos mil años de radicación á la gleba nacional.

Bien hacen las tribus proletarias en desdeñar la gleba empobrecida, si es cierto que la exuberante Cibeles americana brinde á las bocas ávidas un seno henchido y desbordante de savia nutricia ...

[Illustration] [Illustration] VII LAS SIERVAS DE LA GLEBA EL «crucero» es un punto céntrico del lugar, donde convergen cuatro calles, anchas y silenciosas, de edificios ruines con techados de cuelmo, pardos y miserables como la tierra y el camino: una gran cruz labrada toscamente, ceñida en el suelo por un amago de empalizada, corrobora el nombre de la triste y muda plazoleta.

Inconscientemente los siervos de la gleba buscaban un amo.

la gleba y la palanca.

El romano no es «señor» de su gleba: es, en cierto modo, su siervo.

Toda reforma profunda de nuestro organismo colectivo tiene que partir del reconocimiento de que somos un pueblo felah, una humanidad campesina, y que es preciso volver la atención a la gleba y al soto para ensayar de nuevo su organización.

Aquel niño de fabla casi visigótica y ojos de cabra triscadora, con su sayo de estameña y sus guedejas trasquiladas sobre la frente por tonsura casi monacal, parece el hijo de un antiguo siervo de la gleba.

Hay que añadir á los males de la servidumbre personal y de la movilidad de la población el no poder establecer ninguna de esas relaciones de familia que entre los pueblos de raza germánica aliviaban hasta cierto punto, aun en la Edad Media (época tan funesta para la clase agrícola), la suerte de los siervos unidos á la gleba.

Los amos eran dueños absolutos de sus esclavos, y los siervos no podían abandonar la gleba sin permiso de su amo, y sus descendientes continuaban en la misma servidumbre hasta la última generación».

Saben estos buenos rusos, que si nace el sol, nace para todos; y que el sudor que humedece la gleba, no ha de ser estéril sacrificio, si fecunda en la espiga.

¡Yo diviso diez lojas ardientes que conminan la gleba reacia, cuando miro tus dos manecitas jugar en sus lomos de acémila exhausta! ¡Yo percibo tu voz alentando la jipante cuadriga cansada cuando veo caer tus coronas en esas virtudes sombrías y flacas!

39  oraciones de ejemplo con  gleba