36 oraciones de ejemplo con la elegía

me darás la cítara enlutada con las cuerdas que vibran la elegía, para endulzar de mi nación las penas y el ruído amortiguar de sus cadenas.

Así como en el drama el autor no debe aparecer nunca (mas que al final, cuando el público le aclame), el soneto, la oda, la elegía, son como la máscara por que hablaban los actores griegos y latinos con la voz natural, pero aumentada para que llegase á todos los ámbitos del anchuroso coliseo.

Él no quería mal a nadie, pero lo cierto era que, una vez tan adelantada la elegía, don Pompeyo le iba a hacer un flaco servicio si no se moría cuanto antes.

Era la elegía de los dolores humanos, que a veces, por misterioso capricho de estilo, usa el lenguaje del sarcasmo.

La elegía, escrita por su padre sobre esta desgracia, y en la cual pinta la lucha de la resignación cristiana con el amor paternal, es de las más tiernas que cuenta la poesía de su patria.

Se detuvo, no porque había agotado sus argumentosque los elegía en un arsenal inagotablecomo si se calmara de súbito por una reacción instantánea sobre mismo.

Y también, en distintas ocasiones, la égloga A la primavera, la elegía A la muerte de una niña, y otras.

Grass los elegía entre las jóvenes más lindas.

Entre ellas el Canto á la derrota del Quebracho, la Muerte de Zacarias Alvarez, la Elegía á Lavalle, El Grito de Alarma en 1841 y su composicion Al 25 de Mayo en 1844, durante el sitio de Montevideo, son verdaderas páginas históricas llenas de vida, en que las heróicas pasiones de sus contemporáneos acompañan el canto varonil del poeta.

En ellas me proponía sacar la Elegía del carril en que se arrastraba, dándole la forma y el movimiento dramático, que es el que mas poderosamente hiere la imaginacion y conmueve el alma.

La elegía á Santos Vega no es sinó la aplicacion ingénua de esta teoría: en ella he procurado elevarme un poco sobre la vida real, sin olvidar el colorido local y sin dejar de mantenerme á la altura de la inteligencia del pueblo.

En la elegía séptima finge un diálogo con un mozo de mulas, al cual dice: Que si bien consideras, en Toledo Hubo sastre que pudo hacer comedias, Y parar de las musas el denuedo.

Recuerdo que traduciendo un día la Elegía tercera de Ovidio, o sea el famoso triste, que comienza: Quum subiit Illius tristissima noctis imago me dió una inolvidable lección de honestidad.

Gran mérito tiene la elegía dedicada á su amigo Juan de Malara, y no son ménos notables las odas á D. Juan de Austria y á la derrota del rey D. Sebastián en África.

Sus cuerdas favoritas eran las que se armonizan con la solemne majestad de la meditación y con los tiernos suspiros de la elegía.

Pero en la definición falta precisamente el Heredia de las poesías americanas reunidas por él bajo la rúbrica de "patrióticas" en la edición de Toluca, 1832, que son la prueba irrecusable, decisiva, de que no había nacido exclusivamente para la elegía, como afirma en seguida Menéndez.

Sus composiciones tituladas La Lengua castellana, ¡Á la fiesta!, ¡Sálvanos, madre!, Lázaro, y Redención, demuestran hasta qué punto el diablillo juguetón y despreocupado de La Balanza ha podido elevarse en la escala del sentimiento patrio, de la elegía bien sentida y vibrante, y de un subjetivismo ingenuo y melancólico, que hace recordar en cierto modo la doliente y amable sinceridad de Alfredo de Musset.

Cuánto dellas le fué necesario para el ministerio que Dios le elegía, y sobre todo que fué peritísimo en el arte de navegar sobre todos los de su tiempo.

Cuánto dellas le fué necesario para el ministerio que Dios le elegía, y sobre todo que fué peritísimo en el arte de navegar sobre todos los de su tiempo.

En uno de sus lóbregos rincones Puso su alojamiento: Por delante de de ciento en ciento Les dejaba por gusto libre el paso, Como hace el bebedor que mira al vaso; Y ensanchando así más sus tragaderas, Al fin los elegía como peras.

Conociendo los parajes más apacibles, insinuantes y hermosos de las aldeas circunvecinas, los elegía para los paseos de la división, jueves y domingos, y según la sazón del tiempo y circunstancias del sitio, narraba historias de piedad, edificantes ejemplos que ajustasen en el fondo, en el ambiente.

Te pondrás en el centro del refectorio, en donde todos vean tu cara maldita de criminal, y no probarás bocado hasta que me repitas de memoria la elegía triste de Ovidio.

Á la hora de la cena, convergiendo á él las miradas de todos los alumnos que le abochornaban, procuró desentenderse de todo y aprender cuanto antes la elegía.

Estas facultades le abrieron la casa de doña Agustina de Torres, en la cual, segun Lopez Maldonado, en la Elegía de su muerte, se reunian los más famosos músicos de la ciudad, el gran Matute, el celebrado Lara, el divino Julio, Castilla y otros.

En la elegía publicada por primera vez en 1505, en Strasburgo, al frente de la edición de la primera carta de Albericus Vespucius á Médicis, y reproducida en Saint Dié, en 1507, Philesius advierte al lector,

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