aun en el sueño veía cruzar, perderse y tornar de nuevo una mujer, una mujer morena y hermosa, que llevaba la joya de oro y de pedrería; una mujer, sí, porque ya no era la Virgen que yo adoro y ante quien me humillo, era una mujer, otra mujer como yo, que me miraba y se reía mofándose de mí.¿La ves?

El abismo me miraba, me atraía; mis rodillas se doblaban desobedeciendo mi esfuerzo y los tallos de los arbustos avanzaban para arrastrarme hacia la negra boca.

Al entrar en la taberna vi a un hombre moreno, mal encarado, que me miraba de una manera aviesa.

De cuando en cuando la muchacha rubia se asomaba a la puerta y me miraba con sus ojos azules obscuros, con una expresión de temor y desconfianza, como si tuviera miedo de que yo le hiciera algún daño a su padre.

La muchacha miraba a su padre y me miraba a mí con honda amargura.

Era verdad que, al toparse conmigo, me miraba de través; pero no pasaba de ahí.

Ella también sufría la sugestión de Wagner, y me miraba.

Me miraba como se mira a un amigo de la casa, en el que es preciso detener un segundo los ojos, cuando se cuenta algo o se comenta una frase risueña.

Vi de reojo que me miraba aún.

Mordía un papeljamás supe de dónde pudo saliry me miraba, subiendo y bajando imperceptiblemente las cejas.

Me miraba en silencio y por fin me dijo: ¿No debe ver á usted Juana antes de partir?

¡Sálveme! Me eché á llorar mientras él me miraba con tranquilidad.

Mi mujer me miraba como consultando mi resolucion, hasta que la hice seña de que subiese.

Sobre la escuela de este gran pintor, dije cuatro palabras en presencia suya; noté que me miraba con cierta sorpresa y maravilla; nos despedimos, ofreciéndonos mútuamente nuestras habitaciones en Paris, y seguramente no esperaba yo tener hoy el gusto de verme agasajado por su visita.

Madama Fonteral se echó á temblar, y me miraba como aquel que pide compasion.

Mi mujer me miraba, porque no comprendia el tremendo chiste de la situacion, hasta que yo me eché á reir, sin ser dueño de contenerme.

Abro la primera que cogí, y con la carta abierta en la mano, digo á mi compañera: ¿Por quién dirás que podemos volver á España cuando queramos? Mi mujer me miraba con mucha atencion, y con un aire indefinible de sorpresa y de regocijo.

El peligro en que me hallaba al momento conocí; nos mantuvimos ansí, me miraba y lo miraba: yo al indio le desconfiaba, y él me descofiaba a mí.

920 Yo vía que aquel maldito me miraba con rencor, buscando el caso mejor de poderme echar el pial; y no vive más el lial que lo que quiere el traidor.

Si del arco-juguete me cansaba, me sentaba al lado del manantial corriente, y me miraba en el cristal de sus aguas, aspirando la frescura que regalaba.

La doncella, desde la puerta del corredor, donde los pajarillos cantaban alegremente, me miraba con interés.

Es lo que deseo...murmuré, bajando la vista, mientras el abogado me miraba de hito en hito.

Angelina me miraba atentamente, procurando observar el efecto que sus palabras producían en mí.

Cuando yo no la veía me miraba; cuando yo clavaba en ella los ojos volvía el rostro encendida y ruborosa.

La enferma parecía no poner atención a los dichos del médico, y me miraba dolorosamente, como si quisiera decirme.