4220 oraciones de ejemplo con rayos

En el hemisferio austral, el orden es inverso, por lo menos en cuanto las temperaturas dependen de la acción exclusiva y directa de los rayos solares.

En física se demuestra que si una superficie se encuentra enfrente de un foco de calor, la intensidad del calor incidente es tanto mayor cuanto menos oblicuamente se presenta dicha superficie á la acción de los rayos.

Así, en el momento de salir el Sol, la Tierra recibe su mínimum de calor, para irse calentando cada vez más á medida que el movimiento diurno, haciendo elevarse el disco del astro, disminuye la oblicuidad de sus rayos.

Comparando, en lo que se refiere á la oblicuidad de los rayos solares, dos días cualesquiera tomados en diferentes épocas del año, se ve que la cantidad de calor recibida en un punto dado, en cada uno de estos días, depende de la altura que alcanza el Sol á al hora de las doce.

Influencia de la duración del día.=Por último, la temperatura de un día depende también del tiempo durante el cual ejercen los rayos solares su acción sobre la atmósfera y el suelo.

Allí es únicamente, según se ha visto, donde alcanza el cenit, y donde sus rayos caen verticalmente sobre el suelo.

Durante los largos días de primavera y de estío se presentan dichas zonas muy oblicuamente á los rayos del Sol, y la ausencia del astro durante sus largas noches de otoño y de invierno, acumula en ellas las nieves y los hielos convirtiendo á esas regiones en países casi inhabitables.

Los rayos de la luna prestaban a la belleza de la joven un no qué de fantástico; y los hombres, que nos pirramos siempre por esas fantasías de carne y hueso, la echaban una andanada de requiebros, a los que ella, por no quedarse con nada ajeno, contestaba con aquel oportuno donaire que hizo proverbiales la gracia y agudeza de la limeña.

Esta zona era la de las grandes pescas, y llegaba hasta doscientos metros de fondo, profundidad en la que se pierden los rayos del sol.

Los animales-plantas, inmóviles como estrellas, rodeaban de un círculo de rayos sus bocas feroces, y los seres minúsculos se sentían empujados irresistiblemente hacia ellos, lo mismo que las mariposas vuelan hacia la lámpara y los pájaros de mar chocan con el faro.

Todos los seres abisales tenían el órgano de la vista enormemente desarrollado, para poder captar hasta los más débiles rayos de luz.

El agua salada más pura y diáfana mostraba bajo ciertos rayos luminosos una multitud de pequeños cuerpos, inquietos como las espirales de polvo que danzan en un rayo de sol.

Los negros nubarrones huyen rápidos y caen los rayos del sol sobre los campos, haciendo humear las mojadas praderas y brillar como diamantes las gotas de lluvia en los manzanos en flor.

Sus últimos rayos, a ras de tierra, coloreaban con un resplandor anaranjado la columnata de troncos de los olivos, las marañas de plantas de la tierra, las curvas del cuerpo de la moza tendido en el suelo.

* * * * * El campo se despertaba al salir el sol, un ligero estremecimiento agitaba la hojarasca, una nube de insectos volaba de nidos invisibles y en el resplandor de los primeros rayos de oro los pajarillos se elevaban en los aires.

La sombra de los árboles de ramas extendidas como una inmensa cortina tamizaba los rayos del sol, la atmósfera tibia y húmeda tenía una dulzura penetrante, hundíanse los pies blandamente en el espeso musgo que algodonaba el suelo, y solamente los pajarillos ponían sus notas melancólicas y tiernas en el silencio de los bosques.

Acurrucada en su butaca al lado de la ventana y envuelta en chales y mantas a pesar del ardiente sol de junio, cuyos rayos espolvoreaban de oro el estrecho despacho, permanecía allí largas tardes con la mirada vaga, sin hablar y acaso sin pensar, las manos inertes, y los párpados medio cerrados como esos pobres pajarillos de las islas que esconden la cabeza debajo del ala sin que nada pueda sacarlos de su sopor.

¡Qué diferencia con su primer despertar en Candore! Todo entonces parecía sonreírla; los rayos del sol, el perfume de las flores, el canto de los pájaros, y su alma dilatada se abría a la esperanza.

CORO De la tierra sangrienta Se elevarán los muertos, Y con rayos inciertos La luna amarillenta, El esqueleto pálido Trémula alumbrará.

VII Ayer el almendro cargado de flores Estaba, mas vino furioso huracan, Y hoy roto y marchito, sin flores, sin hojas, Se ofrece á los rayos del gran luminar.

Ayer un poeta cantaba inspirado, Mas vino la muerte con soplo letal, Y hoy frio y vacío su cráneo potente Se ofrece á los rayos del gran luminar.

De todas las puertas y ventanas salían rayos de luz y de algunas también las notas dulces de la guitarra, el chasquido de los palillos y el canto vibrante, apasionado, de alguna copla.

al aparecer magestuoso sobre las colinas desde las cuales baña con sus dorados rayos los campos de esmeralda cubiertos de la transparente niebla de la mañana, conmueve dulcemente el alma elevándola hasta el sublime Creador de tan expléndido cuadro

En esta misma casa estaba el Puncháo, que era un Idolo del Sol, de oro finísimo, con gran riqueza de pedrería, y puesto al oriente con tal artificio, que en saliendo el Sol, daba en él; y como era el metal finísimo, volvian los rayos con tanta claridad, que parecía otro Sol.

Si entre los rayos de luz indeficiente que coronan aquella cabeza augusta; si entre las hojas de laurel que caen sobre aquella frente olímpica, percibís con dificultad una humilde violeta, esa flor la puso allí, como en un altar, mi mano agradecida y reverente.

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