653 oraciones de ejemplo con sus ojos la

No suele empezar la corrupción por las mujeres, pero el hombre les atribuye toda la culpa; y el vínculo natural y santo, que él huella y profana el primero, es a sus ojos la fuente y origen de todo mal.

Y miró al balcón, procurando dar a sus ojos la más insolente expresión de reto; pero se fijó con insistencia en el teniente.

las rocas, soldadas unas a otras, y al remontarse en el espacio, obligaban al espectador a echar la cabeza atrás para alcanzar con sus ojos la aguda cumbre.

Al decir esto, observaba atentamente al inglés, suponiéndole próximo a dar rienda suelta al furor, provocado por mi irreverente censura; pero con gran sorpresa mía, lejos de ver encendida en sus ojos la ira, noté en su sonrisa no sólo benevolencia, sino conformidad con mis opiniones.

Durante la comida buscó Isidro con sus ojos la mirada de Fernando, como un perro humilde que intenta volver a la gracia de su dueño.

Pepe miró hacia la cama y, al no hallar sus ojos la cabeza tantas veces besada, los cerró, como si fuera preferible cegar a ver lo que veía.

Hojeda se mantuvo silencioso algunos instantes; después, parándose de pronto y cogiendo a nuestro joven por el brazo con mucho aparato de misterio, y esforzándose por dar a su voz y a sus ojos la mayor expresión posible de severidad, le dijo: ¿Sabes, Miguelito, por qué hago yo todas estas cosas?

Aquellos dos jóvenes, sobre los que tenía puestos sus ojos la Compañía, abrazarían el estado religioso y harían una donación de sus bienes a la Orden, que, correspondiendo a tal merced, los tendría toda la vida alejados del mundo y encerrados en un claustro donde podrían ganar el cielo.

Enriqueta se revolvió como una fiera herida, y librándose de aquellos brazos, que la oprimían cariñosamente, irguióse pálida, altiva, y llevando en sus ojos la llamarada de la indignación.

Su sobrina se dejaba arrastrar a todas las fiestas, demostrando que eran impotentes tales diversiones para devolverle la perdida alegría, y doña Fernanda, con no poca sorpresa, vió varias veces en sus ojos la señal de haber llorado cuando se encerraba en su cuarto.

Tiembla en la grandeza de alma de sus ojos la conciencia del impoderío de la chiquilla, que fuese toda, á pesar suyo, de estéril compasión, é interrógame á su vez: ¡Oh! ¿Y es posible eso?

Y él no la miraba ceñudo, sino con expresión serena, que ponía en sus ojos la índole de su alma recta y franca...

Pero en aquel momento comprende que Ketirah le ama, que puede herir el alma de Abul-Walid en su honra antes que herir su cuerpo, y se propone engañar el amor de la sultana, que espera su respuesta, fijando en sus ojos la ardiente y lánguida mirada de sus ojos garzos.

Brillaba en sus ojos la alegría materna, ó más bien el orgullo de un tenaz maestro que reconoce adelantos en el más rebelde de sus discípulos.

Antes que sus ojos la había leído su corazón, fiel zahorí.

Felipe, desconcertado, se esforzó en la réplica, diciendo con quejumbroso y dolorido estilo que si no se fiaba de él, fuera pronto á la calle de Cervantes para ver con sus ojos la verdad de tan terribles apuros; á lo que don Florencio contestó lleno de entereza: , justo: no tengo yo más que hacer que subir escaleras... Y entre paréntesis, lo que á tu amo le pasa le está bien merecido, porque es un libertino, un mala cabeza.

Felipe, desconcertado, se esforzó en la réplica, diciendo con quejumbroso y dolorido estilo que si no se fiaba de él, fuera pronto á la calle de Cervantes para ver con sus ojos la verdad de tan terribles apuros; á lo que don Florencio contestó lleno de entereza: , justo: no tengo yo más que hacer que subir escaleras... Y entre paréntesis, lo que á tu amo le pasa le está bien merecido, porque es un libertino, un mala cabeza.

¿No hiere ya sus ojos la dulce luz del día?

Tenía ante sus ojos la imagen dolorida de Neleta retorciéndose con los sufrimientos, sola allá en el Palmar, caída en el suelo, sin encontrar quien la consolase, amenazada por la vigilancia de los enemigos.

Nadie vió con sus ojos la isla ni las ingentes olas que se quebraban en la tierra, hasta que las naves de muchos bancos hubieron abordado.

Creía a veces advertir misteriosos dolores; se supuso enfermo, y la diaria contemplación de las tumbas del atrio y de la pequeña necrópolis de crecida hierba, guardada por dos cipreses, envuelta en la franja de un tapial, silenciosa y humilde, hacía acudir a sus ojos la humedad de una emoción.

Los guerreros le miraban fijamente, mostrando en sus ojos la conformidad y el entusiasmo con las palabras del viejo.

No ambicionaba correspondencia que sería absurda, que le repugnaría a él mismo, y que rebajaría a sus ojos la pureza de aquella mujer a quien adoraba idealmente como si ya estuviera allá en el cielo, en lo inasequible.

12 Y al príncipe que está en medio de ellos llevarán a cuestas de noche, y saldrán; horadarán la pared para sacarlo por ella; cubrirá su rostro para no ver con sus ojos la tierra.

Y ¡cuántos ricos tapices no hubiese hecho voto de destrozar bajo mis pies a haberme dicho los oráculos que este era el precio de tu salvación y de tu vuelta, alma querida! Que mientras viven las raíces, las ramas florecen y suben hasta lo alto de la casa, y con la sombra de sus ojos la guarecen de los ardores de la canícula.

653  oraciones de ejemplo con  sus ojos la