¿Cuando nos reuniremos á echar un trago en la iglesia en que os alojáis? exclamaron los demás.

¿Cuando me darás las cerezas?preguntó la chica.

Sí... ¡no es una diadema sorprendente!... ¿cuando la hiciste?

¿Cuando Jacobo conoció á esa desgraciada mujer que le condujo á la locura... á esa Lea Peralli, estaba todavía Sorege en buena amistad con él? Seguramente.

¿Cuando se ha visto usted en otra?...

, 3: ¿Cuando de los bodigos | que por los pobres muertos | ofrecen ricas viudas...

Pero ¿y cuando todo esto se acabe?, ¿cuando se rompa el último vidrio de repuesto y se agoten los retales de la Obrería?

¿cuando ríe y gorjea como los pajaritos del monte, sin penas ni cuidados, o cuando siente, como ahora, a falta de dolores propios, la compasión que le inspiran los ajenos?

¿Cuando a la ley sois infiel y cuando proscripto estáis, así en palacio os entráis partidario del de Urgel? MANRIQUE.

¿Cuando lo pronunciaron, hubo alguien que me conociera, que hablara de mí?...

Me es lo mismo...balbuceó la jovensupuesto que yo he de pagar al uno o al otro, cuando... ¿Cuando qué?¡Ésa es toda la cuestión!Dígame usted cuándo... ¡Hombre!...

¿Cuando me levante?... ¿Qué quieres decir?..

Motivos ni escusas no han de faltar, podemos vigilarles... Para qué disgustar á unos jóvenes que despues pueden resentirse, ¿cuando lo que piden está mandado por reales decretos?

¿Cuando sea hombre ocupará un lugar distinguido en la corte? Sí, señora.

¿Cuando tras una larga ausencia vuelvo á encontrarte; cuando te he ofrecido mi amor; cuando te ofrezco mi nombre, mi fortuna, mi alma, separarnos?

¿Cuando vivía usted mal quizás? No.

¿Cuando se calma tanto rigor?

¿cuando vive adorando los recuerdos de ese hombre i los mira a toda hora como los carisísimos pedazos de su corazon?

¿Cuando nos conoció?

¡Qué... me retirais vuestra palabra!... es decir, ¿cuando puedo acumular sin ofender á Dios ni á la justicia grandes riquezas?

Y bien, ¿cuando te he negado mi proteccion?

¿Cuando escribís secáis vuestras cartas con arenilla?

¿Cuando se reunió?

Y ¿cuando volvíamos á casa?añadía otra sin dejar concluir á la primera;encontrábamos los puentes de caña destrozados y entonces teníamos que vadear los arroyos... ¡los pícaros! ¡Sí!decía capitana Ticá,pero yo prefería mojar los bordes de mi falda antes que descubrir el pie: sabía que en los matorrales de la orilla había ojos que observaban.

MENDO ¡Matarme! MONCADA ¿Cuando comienza vuestra vida a renacer? MENDO No comprendo.