33 Adverbios para describir cómo bailar

Los jardines públicos donde tan alegremente se baila en el verano, así como los salones de conciertos, reunen en sus fiestas un gran número de extranjeros, que ávidos corren tras el bullicio y el placer que Paris ofrece en una copa de oro siempre llena.

Hoy van a bailar allá, en la aldeadice.

¿Qué encanto misterioso había ejercido sobre ella? ¡Ah¡ el sonido melodioso de su querida voz martillaba el alma de Juan, martirizándolo, enloqueciéndolo hasta el punto de hacerle transformar las simples palabras: «Lo prefiero a todos los demás, porque baila admirablemente el boston,» en una ardiente confesión de amor.

Bailaban lentamente; el organillo, en un rincón, cantaba las cadenciosas notas de una polca popularuno de esos números zarzueleros que se pegan al oído y que tararean las modistas al ritmo de la máquina y las cocineras acompañadas por el chisporrotear de los sarmientos al quemarse, y Nieves, a los lánguidos acordes de la música, se movía con ritmo voluptuoso.

Delante del Portal hay una lindísima plazoleta, cuyo centro lo ocupa una redoma de peces, y no lejos de allí vende un chico La Correspondencia, y bailan gentilmente dos majos.

De treinta y cinco á cuarenta años de edad, flaco, rasurado al estilo campesino, dejando no obstante unas cortas patillas por bajo de las sienes para sentar que no lo era, de ojos pequeños y aviesos que bailaban constantemente de un lado á otro en busca de alguna víctima, de pelo ralo y labios finos contraídos por sonrisa burlona.

El padre empezaba a torcer el gesto; pero la muchacha no se daba por enterada, porque la borla del gorro del tirador le había hecho cosquillas en el corazón y le bailaba continuamente ante los ojos.

En los aristocráticos lapasan, se bailan habaneras y rigodones, se cantan trozos de ... cualquier cosa, y se bebe vino de Europa en vaso: mientras que en los lapasan tradicionales, en los puros tagalos, se empina coquillo, se baila cumintang, se canta cutang-cutang, se bebe en tabo, se come lechón, y por todo mantel está el verde césped, por todo tenedor los cinco dedos, y por todo pan sendas pelotas de morisqueta.

Con todo, se podía bailar desahogadamente un rigodón, a los ecos del piano que para estas solemnidades era llevado al jardín.

¡Quédate!le dijo Sinang;Yeyeng va á bailar en «la Calandria»; baila divinamente.

Entretanto Madrid ha bailado como nunca.

Sobrados militares hay en España y señoritas que no sirven para otra cosa que para perder su alma bailando escandalosamente en los salones.

Se formaban corros de señoritas y corros de artesanas y en unos y otros se bailaba frenéticamente.

Acto seguido empieza, ó mejor dicho se reanuda el baile, dando comienzo con un rigodón que generalmente baila el jefe de la provincia con la capitana.

Abrió la alacena, contó las cucharitas para el thé, probó el peso de las pinzas del azucarero, examinó un jarro pequeño para leche con el fin de asegurarse de que realmente eran de plata y cuando hubo satisfecho su curiosidad sobre este punto se puso el sombrero bastante ladeado por la parte derecha y dió cuatro veces la vuelta á la mesa bailando gravemente de puntillas.

Tampoco se levantó más temprano Lucrecia al día siguiente, en que se bailó igualmente hasta las seis, y se representó por la noche Bacchides, que duró cinco horas y pareció a Isabel demasiado larga y fastidiosa.

María Josefa, que bailaba más lejos, se acercó un instante con su pareja, que era un teniente del batallón de Pontevedra.

Las honestas zagalas, Según iban llegando, Bailaban lindamente, Asidas de las manos, En torno de la encina Donde tocaba Bato.

En otra ocasión y en otra parte, me he complacido en bailes de gitanas que bailaban maravillosamente, y he contado cómo el pintor Carolus Durán dejó caer en el corpiño de una pequeña Esmeralda un luis de oro.

Todas ellas se habían exhibido sobre escenarios para mostrar conejos amaestrados, para bailar mediocremente, para cantar sin voz, y entraban en el club bajo el título vago de «artistas».

Ordinariamente se bailaba al estilo de la aldea, mucho más divertido en mi opinión por entonces, que el de la ciudad.

Se habían parado los soldados a la puerta de la taberna, y Pithiri, que tenía fama de loco, comenzó a bailar pesadamente.

Charlaba como una lora, siempre buscando la compañía de los hombres; brincaba todas las tardes como una bailarína de ópera, haciéndose invitar por los mas jóvenes y gallardos á bailar polkas, varsovianas y cuadrillas; y tenia tal furor por el juego que se resentía con todos los que no le aceptábamos sus convites.

Las cosas pasadas en aquellos días surgieron como fantasmas que bailaban precipitadamente en el sitio donde había desaparecido el sol.

(Mirando dentro.) ¡Relente!... ¡Pero qué pegaos bailan aquí!

33 Adverbios para describir cómo  bailar