42 Metáforas para blanca

Ese es el amanecer, la blanca aurora en las rosadas puertas del Oriente; y ese es Don Quijote, que parte a sus aventuras.

La casa de los Mendozas está además en el sitio más esquivo y apartado, á la espalda del castillo, en un callejón sin salida, mientras que las blancas y alegres casas de los plebeyos más acomodados están en calles abiertas ó en la plaza, donde hay fuente con cuatro caños y algunos álamos, y por donde discurren hombres, mujeres y chicos, y se nota movimiento de carros, carretas y caballerías.

Blanca de ropas y limpia como un sol era mi cama; pero ¡qué fría... y qué dura me pareció! V Sin embargo, dormí toda la noche de un solo tirón; pero soñando mucho y sobre muchas cosas a cual más extravagante.

Mi sobrina Blanca es tal vez la causa..., o la experiencia..., o el trabajo de los abuelos en ...

sin duda quien tal dijo, Jamas tu álbum purísimo ha tenido, Porque entonces habria allí leido Lo que en sus hojas blancas yo leí: Lo que se lée en las ondas de los rios Cuando la blanca luna los colora; Lo que se lée en las nubes del aurora Entre celajes de oro y de carmin.

Después hay muchas Blancas entre la negra historia, que asiros de venturanza para los pueblos son, ya perlas de consuelo, o diamante de gloria; por ejemplo: la dulce Blanca de Borbón.

Blanca era por fin la esposa de Don Cesar de Villaclara.

La música rompía en seguida y Blanca y yo, en nuestro sofá, gozábamos de la ventaja de que nadie se preocupara de nosotros.

Es un guapo muchachodijo Blanca.

»] [Nota 431: La blanca valía medio maravedí, y no huelga advertirlo, porque muchas personas cultas, dejándose llevar por lo que suena el nombre, imaginan que la blanca era una moneda de plata.

Blanca es una mujer joven, usted casi le triplica la edad.

Es la chica verruga de la tierra, La blanca es nieve en paja conservada, La morena es bochorno en quien se encierra El estío y canícula abrasada, Aspid es la bermeja y comun guerra.

Blanca es la nube que en callado vuelo Cruza la esfera y que su planta huella, [110] Y en la tarde la mar olas la ofrece De plata y de zafir donde se mece.

Cinco blancas de carne era su ordinario para comer y cenar.

Blanca estaba en pié desdeñosa y altiva, Guzman á corta distancia, parecia no atreverse á acercarse.

Para , Blanca era una verdadera resurrección del pasado; la misma aparente frialdad de la madre, la misma palidez casi mate; los grandes y sombreados ojos de Fernanda, y un busto, que dejaba ver un escote en el que los nervios preponderaban sobre la carne.

4.ª Aun concediendo que todo fuese cierto, nunca debió usted declarar que Blanca de Castelo es un símbolo.

En fin, Blanca, ya no es tiempo de deliberar; el rey te deja por un trono y da su mano a Constanza.

, la que enlaza Cuellos de amantes con feliz cadena, La Reina acude, y si ofrecerle traza Blanca novilla, que inmolar ordena, Entre uno y otro cuerno ella la taza De sagrado licor derrama llena; Y si, ornado el altar, favores pide, La sacra ceremonia ella preside.

¿La blanca juventud nunca vivida teme que ha de cantar ante su puerta? ¿Sonríe al sol de oro de la tierra de un sueño no encontrada, y ve su nave hender el mar sonoro, de viento y luz la blanca vela hinchada?

De donde se infiere claramente que habiendo sido el primer blanco y principal fin de sus Reales ánimos en tan gloriosa empresa la mayor honra de Dios nuestro señor y propagación de nuestra santa fe á que tan frecuente y liberalmente han concurrido con sus Reales haberes posponiendo la extensión de sus dominios á la de la Santa Iglesia,

Blanco García speaks of him as a convert to naturalism, but we feel that his literary creed as manifested practically in his novels, theoretically in the prefaces to Marta y María and La Hermana San Sulpicio, is the result of a natural bent of mind foreshadowed in his early affection for science, just as we may trace much of his fine description and character-drawing to his early observation of city, sea and country.

En otro caso, bien se está el blanco cendal sirviendo de sudario á las rodillas.

La sombra del blanco, visto con el sol y la claridad del ayre, tiene un color que participa del azul; porque como el blanco en no es color, sino disposicion para qualquier color; segun la proposicion que dice: la superficie de qualquier cuerpo participa del color de su obgeto, se sigue que aquella parte de la superficie blanca, en que no hieren los rayos del sol, participa del color azul del ayre que es su obgeto.

Antes de la operacion, alcanzaba á distinguir el dia de la noche; y con mucha luz, hasta conocia lo blanco, lo negro y lo encarnado.

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