241 colocaciones para culto

Nuestros otros antepasados, los arios de Asia, adoraban las aguas corrientes, y desde el origen de las edades históricas, fueron objeto de un culto verdadero.

En Filipinas, nido de frailes, de procesiones y de jesuítas ¡cosa rara! puede decirse hay libertad de cultos.

Los oficios canónicos, las ceremonias del culto, el canto del órgano, el resplandor de las luces, el misterioso recato de las imágenes; todo esto me enternecía y agitaba hasta los posos del alma, y tanto más en la medida que iba entendiendo el latín.

Examinar con algún detenimiento a los habituales sacerdotes de este culto ceremonioso y circunspecto de la espada y el basto, es conocer a Vetusta intelectual en uno de sus aspectos característicos.

No, yo no, porque soy sacerdote, ministro de un culto, y por ende no soy ciudadano más que a medias.

Hablaba, siempre que podía, al oído del interlocutor, guiñaba los ojos alternativamente, gustaba de frases de segunda y hasta tercera intención, como cubiletes de prestidigitador, y era un hipócrita que fingía ciertos descuidos en las formas del culto externo, para que su piedad pareciese espontánea y sencilla.

El carácter de esta especie de culto que el vicario rinde a Pepita, va sellado, casi se confunde con el ejercicio de mil buenas obras; con las limosnas, el rezo, el culto público y el cuidado de los menesterosos.

¿Habeis entrado en los templos de todos los cultos que allí viven?

Para dar una idea del culto que Esquilache rendía a las letras, nos será suficiente apuntar que, en Lima, estableció una academia o club literario, como hoy decimos, cuyas sesiones tenían lugar los sábados en una de las salas de palacio.

Famosos monasterios gozaban de tal concesión, para aplicar sus productos a las necesidades del culto.

La música, sobre todo, servía fielmente en el santuario, y contribuía bajo distintas formas á las solemnidades del culto.

¡Ay! ¡Y para esto habían peleado con los moros tantos señores arzobispos de Toledo, conquistando villas, asaltando castillos y acotando dehesas, que pasaban a ser propiedad de la catedral, contribuyendo al mayor esplendor del culto a Dios!

Aquel singular enfermo era siempre idólatra de su persona, pero hacía mucho tiempo que economizaba los gastos del culto.

Segundo: que aun en el caso de ser ciertos los risueños cálculos del presidente, la fe de un pueblo católico, las santas tradiciones, las exigencias del culto divino, el respeto al derecho de los demás y a la ley común, exigían que no se procediese tan de ligero en un asunto tan grave, siquiera porque no se dijese por algún malicioso que se obedecía a un resabio de partido más bien que al rigor de una apremiante necesidad.

Sus dos hijas se parecían a ella por la expresión casi enojada de los ojos, adquirida en las prácticas asiduas del culto murmurando oraciones compungidas y contemplando el cáliz que se eleva sobre la casulla recamada en oro del sacerdote que oficia.

¿No era lamentable que los jóvenes inteligentes demostraran, en su mayoría, ese despego ahora tan general para las cosas del culto y hasta el mal gusto, a veces, de hacer ironías con la religión?

Acostumbrados á martirizarse en los ejercicios de su culto primitivo, nada tenia de estraño que al convertirse al cristianismo hubiesen conservado el mismo fervor, y sobre todo la misma insensibilidad física.

Allí se comprende tambien la fuerza de propaganda que ha tenido el catolicismo en otros tiempos, mediante la poderosa fascinacion ejercida sobre las muchedumbres por la majestad de los templos y la pompa soberana del culto.

La Duquesa de Ojos del Guadiana no quiso costear sola la función de mañana... A ver si se anuncia en la sección de cultos.

Estos días festivos fueron los destinados principalmente más tarde á la representación de los misterios y moralidades, cuyo origen debe buscarse en esos ritos antiguos del culto divino.

A pesar de mi radical individualismo, he tratado de demostrar y creo haber demostrado que, hasta después de llegar á la deliciosa anarquía, término ideal de la perfección humana, conviene que persista algo á modo de gobierno, el cual dirija y ordene las manifestaciones ó epifanías del Genio colectivo: que persistan un ministerio del culto y otro del teatro y demás ceremonias, pompas y fiestas nacionales profanas.

Mandaron asimismo los Reyes, que viniesen religiosos é clérigos, buenas personas, para que administrasen los Sanctos Sacramentos á los cristianos que acá estuviesen, y para que procurasen convertir á nuestra sancta fe católica á los indios naturales destas Indias, é que trajese el Almirante, para ello, los aparejos é cosas que se requerian para el servicio del culto divino.

Los más bulliciosos muchachos al entrar en el gabinete del tresillo se revestían de una seriedad prematura; parecían sacerdotes jóvenes de un culto extraño.

Difundióse su culto por todas las costas del Mediterráneo y en su más famoso y venerado santuario, situado sobre la isla de Tiro, había, según testimonio de Herodoto, únicamente una columna de oro y otra de esmeralda, cuyas dos columnas se conmemoran, como en Tiro, centro del culto de Melqart, en todos los lugares donde se veneraba esta deidad.

Las ánimas no eran verdaderamente dioses más que en cuanto los vivos los honraban con un culto fiel, y la primera manifestación de ese culto era el darles alimento.

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