54 colocaciones para rosal

Sus ojos azules parecían preguntar cómo pudiera curarse su mala costumbre de arrancar las rosas de los rosales...

Cuenta la historia que así como Híala y Encirnún salieron de aquellas intrincadas calles de rosales y verduras encontraron en un prado sobre una flor la mariposa más extremada en hermosura, así por sus colores como por la brillantez de sus penachos.

En el fondo, el mar, cuyas ondas azules, después de haber prolongado los contornos de la bahía, van a morir sobre frescas praderas cortadas por setos de rosales silvestres y por oxiacantos floridos que esparcen a lo lejos su perfume.

Pudo conocer entonces las dos señoritas cuyas voces llegaban hasta ellos; estas señoritas habían bajado, a lo que podía creerse, a uno de los jardinillos de bajo la torre con el fin de evitar el sol, y se paseaban del brazo protegidas por la fresca sombra de grandes rosales allí plantados; una de ellas, morena, pálida, con cara de arcángel, decía a la otra: Qué bien se está aquí para charlar, ¿no es verdad, hija?

Él, su pariente de usted, pasaba todas las mañanas a caballo por la veredilla de los rosales, y arrojaba a la ventana un ramo de flores, que ella cogía.

»Entonces rompí una rama de los rosales que adornan el sepulcro, y me alejé de allí, cubriendo de besos aquellas flores en cuyo aroma creía yo respirar el puro aliento de mi pobre Magdalena.

alas sonoras El aire hacen vibrar; Y á sus alegres notas Los grupos se estremecen, Como los vientos mecen Las flores de un rosal.

Con Schubert veo siempre dúos de amantes suspirando al pie de un tilo, y ciertos músicos franceses hacen desfilar por mi imaginación hermosas señoras que pasean entre parterres de rosales vestidas de color violeta, siempre violeta.

Lucía empezaba por coser, al sentarse; pero al cuarto de hora la almohadilla se caía de su regazo, escapabásele el dedal del dedo, y vagarosa la pupila, permanecía con los ojos fijos en los macizos de rosales, hasta que al fin sus párpados se cerraban, y recostando la frente en las ramas que tapizaban el balcón, abandonábase a la delicia de aquella atmósfera embalsamada, sin oír, sin ver, respirando no más.

: La dulzura del ángelus matinal y divino que diluyen ingenuas campanas provinciales, en un aire inocente a fuerza de rosales, de plegaria, de ensueño de virgen y de trino.

Se deslizaron siempre en la sombra hácia el ciprés, y se ocultaron detrás de él en una espesura de rosales.

Magdalena era la que le hablaba en la brisa, la que le acariciaba en el perfume de las flores, la que sujetaba su vestido a las espinas de aquel rosal, cuyas rosas había ella arrancado tantas veces.

Pero el renglón más lucrativo de sus productos, lo constituye el cultivo de rosales con destino a plaza.

vive allá... ve... derecho a ese rosal...

pues en dos la hoja del librillo de memoria en que los habia escrito, y tiró los dos pedazos á una enramada de rosales, donde fué en balde buscarlos.

mosquetes, moxquete **** mosqueta: especie de rosal.

La existencia de este rosal, por una extraña casualidad, se ha conservado en la historia; pero no trataremos de averiguar si fué simplemente un arbusto que quedó de la antigua selva primitiva después que desaparecieron los gigantescos pinos y robles que le prestaron sombra, ó si, como cuenta la tradición, brotó bajo las pisadas de la santa Ana Hutchinson cuando entró en la cárcel.

A fin de justificar el nombre, sin duda, corrían por todos sus calados balaústres airosos festones de rosal enredadera, al extremo de cuyas ramas oscilaban las cabecitas lánguidas de las últimas rosas de la estación.

Las largas filas de rosales, los macizos de plantas, toda esa jardinería mutilada y corregida por las tijeras del hortelano, reverdecía con el soplo cálido de la tarde y se cubría de flores, uniendo sus simples perfumes a la estela de esencias que dejaban las señoras tras su paso.

Hundidos en el follaje de los rosales, a la entrada de la plazoleta, había dos bancos antiguos de mampostería, blanqueados con cal, con el asiento y el respaldo de viejos azulejos valencianos de una transparencia aterciopelada, en la que resaltaban los floreados arabescos, los caprichos multicolores de una fabricación heredada de los árabes.

Pues quisiera estar bajo un grupo de rosales, tendida sobre»el césped, que se me figura suave como el terciopelo.

Entre este palacio y la muralla de mar, en un profundo foso lleno de hierba, por cuyos muros trepaban guirnaldas de rosales, amontonábanse numerosos cañones: unos antiquísimos, montados sobre ruedas; otros modernos, esparcidos por el suelo, esperando, durante años, el momento de ser emplazados.

Era una habitación Luis XVI, delicada y fresca como un rosal.

Señor, qué tiempos! Y el vejete miraba al cielo, mientras su mano arrancaba al paso las hojas de los rosales.

Catalina y la criada entraban por un sendero del jardín lleno de rosales y hacían ramos de flores.

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