118 oraciones de ejemplo con amagos

540 Nosotros nos alejamos para no ver tanto estrago; Cruz sentia los amagos de la peste que reinaba, y la idea nos acosaba de volver a nuestros pagos.

, 1: No fueron más que unas asomadas y amagos, que luego se acabaron.

Baste decir que en una reseña que pasó D. Pedro de Mendoza en el fuerte recien edificado de Buenos Aires, halló apenas 563 individuos, de los 2,650 que habia traido de España:"los demas habian muerto (son palabras del historiador), y la mayor parte de hambre!" Schmidel, que salvó de tantos amagos, acompañó á Oyolas en una expedicion al Paraná y Paraguay.

la zozobra que inspiraban los amagos filibusteros, don Francisco se contrajo al arreglo de la hacienda pública, dictó sabias ordenanzas para los minerales de Potosí v Huancavelica, y en 20 de diciembre de 1619 erigió el tribunal del Consulado de Comercio.

Las mujeres, mientras llegaba la oportunidad de proveer la despensa de lo que en ella faltase, pasaban revista y recontaban, manoseaban y apercibían los utensilios de mesa para la «comilona» de aquella gran ocasión, y a los primeros amagos de desnieve salieron propios en todas direcciones, y, a la vez que ellos, el peatón del correo que se llevó en la valija los avisos que no podían distribuir los propios.

Gritó a Bautista que se quedara quieto; que no huyese si deseaba conservar la vida; desenvainó el estoque, ¡y lo acribilló a amagos y fintas, enganches y desenganches, quites y estocadas! ¡Y todavía, porque «ce frippon de Batiste» no gritaba a cada momento «touché», lo corrió hasta la cocina, cruzándole la espalda a cintarazos!

Al mismo tiempo, y esto que era grave, cuanto más dueño se hacía de Cristeta, más se asombraba de no sentir amagos de hastío: indudablemente el amor de aquella mujer era un bebedizo que en vez de calmar la sed, la producía y excitaba.

Tuvo amagos de hacerlo, vaciló si le diría a la joven que le era imposible acompañarla; al fin no se atrevió, y cuando el cochero advirtió que todo estaba listo y Obdulia le dijo con su viveza característica: «Vamos, padre; pronto... ¡arriba!» subió al carruaje con la resignación de un cordero.

Echó la bendición mi tío y, como estaba hecho a santiguar espaldas, parecían más amagos de azotes que de cruces.

¿De dónde hubiéramos sacado los doscientos cincuenta mil marcos de plata que se han entregado por vuestro rescate al emperador, que se había desentendido de los ruegos de vuestra madre la reina Eleonora, de las excomuniones de nuestro Santo Padre Celestino, y de los amagos de guerra que yo le mostré en nombre del reino?

Solo así conseguirá el pais afianzar sus propiedades, estableciendo una línea permanente, que las defienda de los amagos del enemigo infiel.

Parecía circular por sus venas una sangre nueva y extremadamente ardiente, y al mismo tiempo que se sentía con mayor vigor, comenzaba a experimentar amagos de vahidos y le parecía que el altar, los que le rodeaban y el inmenso auditorio iban de un momento a otro a agitarse en fantástica contradanza.

Guerra marítima: conquista de San Honorato y Santa Margarita; expedición de los enemigos contra Valencia; derrota de su armada; amagos del arzobispo de Burdeos contra las costas cantábricas, siempre frustrados; armada infelicísima de Oquendo; expedición del conde de la Torre al Brasil; derrota de su armada.

Aguardemosdecíaa que llegue el verano; el frío ejerce influencia funesta sobre los organismos delicados, pues contrae los nervios sometiéndolos a dolores cruelísimos; con los primeros calores se disiparán esos amagos de histerismo y entonces emplearemos con ella un tratamiento más bien higiénico que terapéutico.

Con los primeros amagos de sueño experimentaba deseos de estirarse y de suspirar: extendía los brazos y las piernas, arqueaba la columna vertebral con la voluptuosidad de los gatos que se desperezan al sol, y su boca se abría bajo la acción de grandes bostezos que hacían crujir sus mandíbulas y llenaban sus ojos de lágrimas.

En un tiempo en que padecemos los amagos de una guerra exterminadora, aquel solo es digno de empuñar el cetro que sabe blandir la espada.

Esos hombres han emigrado por el pésimo sistema de impuestos, por las extorsiones de los jefes militares, por los robos oficiales que se llaman préstamos forzosos, por el plagio oficial que se llama leva y por el estúpido provincialismo que repele y ahuyenta todas esas poblaciones, que al principio escuchaban con espanto y odio los amagos de anexion al Norte, y que hoy han perdido mucho de su energía patriótica.

El rey temblaba; con la mirada fija en Florinda; la llama de un amor infernal se habia apoderado de su alma, y lo habia olvidado todo; el descontento de sus vasallos y los funestos amagos del porvenir que guardaba para él la terrible torre que se levantaba escueta, solitaria y muda al otro lado del Tajo.

Y la personalidad del obeso y amable monarca se destacaba en un fondo de cielo tranquilo, sin amagos de tempestad.

Súbenlas los cuatro, tres de ellos jadeando ya y con amagos de jadeo el hombre gordo; y vuelven á recorrer nuevos pasadizos.

Esos rasgos de luz, esas centellas Que cobran con amagos superiores Alimentos del sol en resplandores, Aquello viven que se duele dellas.

El venerable viejo, á quien provoca El duro lance á generosa ira, No en lo sumo del riesgo el labio sella, Mas respetos y amagos atropella: CV.

Y en simultáneo arranque de osadía Ya éste en puntas de piés y aquél se adreza; Los brazos uno y otro al aire envía, Cautelosa hácia atras la alta cabeza: Trábanse por las manos; á porfía Crecen amagos, y la lucha empieza Entre el púgil que mueve ágil la planta Y el jayan que disforme se levanta.

La despedí muy cordial y agradecido; y ella, al partir, quejábase de amagos de aquella maldita neurosis que consistía en suponerse con un pedazo de paño entre los dientes... ¡Y un fatal instinto la obligaba á masticarlo! ¡Pobrecita! II Y aún ocurrió algo más que merece contarse.

otra vez la media vuelta, notando en amagos de serenidad.

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