50 oraciones de ejemplo con amargados

¿Pero ahora, qué será de nosotros?... Hemos amargado sus últimos momentos con nuestras disputas.

mi pensamiento juzga por el presente y se deja llevar de la amargura... Recordaré el pasado, que en mi mente dejó tántos recuerdos de ventura. * * * * * Niñez, amor, ensueños encantados, que murieron cual flores con el dia, vanos fantasmas de placer mentido, dejando sus recuerdos amargados por el dolor de haberlos ya perdido.

» XV En los días sucesivos nada vino ya a turbar la alegría de los novios, y durante una semana pudo verse asomar a todos los labios la sonrisa, sin que la menor sombra flotase en el ambiente ni pudiese vislumbrarse que entre los cuatro corazones reunidos allí había dos amargados por la pena que allá en la soledad hacía a sus semblantes recobrar la triste expresión oculta bajo la ficción del disimulo.

* * * He visitado la casa en que, viejo, perseguido, amargado, expiró Quevedo.

Eran los enemigos del toreo andaluz, los madrileños netos, amargados por la injusticia de que todos los matadores fuesen de Córdoba y Sevilla, sin que la capital tuviera un representante glorioso.

Entre este populacho de la tauromaquia, amargado por el fracaso y mantenido en la obscuridad por la torpeza o el miedo, existían grandes hombres rodeados de general respeto.

El Pescadero, como todos los viejos amargados por la mala suerte, era pesimista.

Su hermano muerto, su corazón amargado; su cocina, que constituía para él la mitad de su alma, abandonada.

Desfilaban ante las puertas los que huían amargados por la suerte ajena y los que llegaban atraídos por la noticia del suceso.

Los placeres que todo esto proporcionaba á Miguel, estaban amargados con el grave peligro que su fortuna corría.

El maestro, amargado por las estrecheces de su período de lucha, sintió de pronto un ansia de dinero, una codicia dominadora que nunca le habían conocido sus amigos.

¡También había amargado los mejores años de su vida, en estos combates de infusorios que se pelean dentro de una gota de agua, creyendo conquistar un mundo inmenso!... ¡Qué le importarían á la eterna belleza las ambiciones de regimiento, las fiebres de escalafón de los que intentaban ser sus intérpretes!

Todos estos pensamientos eran bastantes para revolver el seso á otro menos cabiloso que Aben-Aboo, y como si esto no bastase, punzábale el corazon un sentimiento agudo, amargado por un sin número de dudas y de temores: este sentimiento era un amor naciente, puro, dominador y tirano, aun en su principio, que habia aspirado Aben-Aboo en la hermosura de doña Inés y de la atmósfera de misterios que la rodeaba.

Puede el hombre atravesar por los huracanes de la vida; puede sufrir el choque de las pasiones y ser amargado por los desengaños; puede combatir cuerpo á cuerpo con los mayores peligros; puede ser extraviado por sus malas pasiones, y pervertido con el contacto del mundo; pero jamas se borrarán de su alma las primeras ideas, cuyo gérmen ha depositado en ella la mano piadosa de su buena madre.

Ya no sosiega; su desvarío crece con la agonía y se enhesta amargado, por instantes, con la terrible obsesión.

Aquellos alejamientos los soportaba doña Balbina con admirable resignación de mártir, y en su rostro amargado por un gesto de conformidad y de melancolía imborrables, jamás llegó a traslucirse ningún sentimiento anormal de impaciencia o despecho.

Igual fin, muy común entonces, había tenido el 2 de Enero de aquel año su cuñada Beatriz, que vió amargados los últimos meses de su vida por los públicos amores del Duque con Lucrecia Crivelli, una de sus damas[90].

¿habeis pensado ya decididamente volver la paz al pecho de vuestra esposa... y cortar de raiz las rencillas que han amargado hasta ahora nuestra desdichada union?

La reacción se hace revolucionaria y corren a veces igual suerte los buenos y los malos, si acaso los primeros no son los que se retiran de la lucha amargados y entristecidos.

Lleno de cultura y amargado de vida desde muy temprano, supo acorazarse de filosofía, y su espíritu prefería siempre manifestarse en epigramas apotegmáticos, alusivos, corrosivos o risueños, que iban de boca en boca picando como abejas.

Era un Robespierre sin sostén social, sin partidarios, amargado, ácido, después de haber recorrido el mundo y haber conocido la miseria y la inquietud en todas sus formas.

Por más que digan los juguetones ligeros o los niños envejecidos y amargados, fracasa solamente el que no entra con pie firme en la jaula de ese divino león, el Arteque como aquel que al gran rey Francisco fabricara el mismo Vinci, tiene el pecho lleno de lirios.

(Cogiéndole la manecita y haciendole saludar.) Dile: adiós, adiós, tonto... Se fué al otro cuarto, y Morentín á la calle, amargado y aburrido.

El negociante de Europa es sombrío, amargado, escéptico, capaz de quitarte la piel con su mirada.

III Arranque de dolor, de ese profundo dolor que se concentra en el misterio y huye amargado del rumor del mundo, fue su sangrienta sátira, cauterio que aplicó sollozando al patrio imperio, mísero, gangrenado y moribundo.

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