En efecto, cuando los primeros fieles, después de atropellarse por la escalera, llegaron á la tribuna, vieronal pobre organista caído de boca sobre las teclas de su viejo instrumento, que aún vibraba sordamente, mientras su hija, arrodillada á sus pies, le llamaba en vano entre suspiros y sollozos.

atropellarse, to hurry, rush.

A cada palabra sentía presentarse la siguiente; pero sin atropellarse, con la calma de la verdadera inspiración que afluye al espíritu y no se precipita.

los estragos de un clima ardiente, los azares de una fortuna ilusoria, el abandono, la soledad en medio de un país tan remoto ... nada les intimida; al contrario, todo estos obstáculos parece que les excitan más y más el deseo de atropellarlos.

A partir de este momento, los sucesos parecieron atropellarse unos á otros, superponiéndose con una velocidad irreal.

Las de retaguardia que aún llenaban la carretera, corrían velozmente a sostener la izquierda; los cañones ocupaban su puesto; todo era atropellarse y correr, de tal modo, que por un instante pareció que el primer ataque de los franceses había producido confusión y pánico en las filas de Coupigny.

Suéltese usted, y cuando salude a las visitas, hágalo con serenidad y sin atropellarse».

Expresábase él con admirable serenidad y con fácil y aun ingeniosa palabra, sin atropellarse ni vacilar un instante, las facciones reposadas, todo cortesía y aplomo.

Queriendo atropellarlos, nos resistieron; peleando tan furiosamente, que dieron muerte á D. Diego de Mendoza, á 6 hidalgos, y á cerca de 20 soldados, de á pié y á caballo.

Mira, cuando pienso en lo que ha venido a parar nuestro orgullo, todos los nervios me vibran, y pacífico como soy, no sé, siento ansias de atropellarlo todo o de romperme la cabeza contra esa pared.

Para defenderla a ella, para seguir a su lado, tendría que luchar con su madre, que era el más encarnizado enemigo, perder su cariño, atropellarla tal vez.

Si uno no se calla, los atropelladores, para justificar el atropello, vuelven a atropellarle.

Al contrario, es pedirles paso para no atropellarlos y aplastarlos.

Cuéntase de Alcibíades que, jugando en la calle, se tendía a lo largo del pavimento para contrariar a un cochero que le prevenía que se quitase del paso a fin de no atropellarlo; de Napoleón, que dominaba a sus condiscípulos y se atrincheraba en su cuarto de estudiante para resistir a un ultraje.

Está dispuesto a atropellarlo todo si alguien tratase de violentar la voluntad de la muchacha y la suya propia, que, en este caso, forman una sola.

Porque era rico, había querido atropellarle, tratándolo como á un siervo de sus lejanas tierras...

Todos los que en nuestra tierra leéis, conocéis el estilo general de Sarmiento, ese ímpetu un tanto desordenado, aquel atropellarse de las ideas, que se quitan el sitio unas a otras para llegar primero, aquellas indicaciones bien vagas a veces, que nos obligaban, a Del Valle y a mí, a ir metiendo en las frases los verbos ausentes.

Si tardáis, es capaz de venir a vuestra misma celda y atropellarlo todo.

Hallándose en su elemento los briosos caballos, lanzáronse por el arrecife, destruyendo cuanto encontraban al paso, y allí fué el caer y el atropellarse de los desgraciados infantes que huían hacia Torrero.

—No empujar, no atropellarse, señores—dijo Manuela riendo.

Sin embargo, no querían atropellarse; esperaban, correctos y reservados, muy en su lugar.

Pero se arrepintió; asuntos como aquel no debían atropellarse; mejor era proceder cautamente, esperar, informarse despacio y por sí mismo.

En efecto, cuando los primeros fieles, después de atropellarse por la escalera, llegaron á la tribuna, vieron al pobre organista caído de boca sobre las teclas de su viejo instrumento, que aún vibraba sordamente, mientras su hija, arrodillada á sus pies, le llamaba en vano entre suspiros y sollozos.

Sancho, que oyó lo que el soldado habia dicho, dando muchos palos á su asno, arremetió para él con intento de atropellarle, diziendo: Vos sois el puerco espin y medio celemin, y el tragador de puercos espines y medios celemines.

Yo vi del polvo levantarse audaces, A dominar y perecer, tiranos: Atropellarse efímeras las leyes, Y llamarse virtudes los delitos.