868 oraciones de ejemplo con sordas

El que desentona, saliéndose de la general y monótona vulgaridad, se atrae las iras sordas de la gran masa escandalizada y sufre el castigo.

No me dirá usted que no lo necesita... En fin, pa no cansar... replicó bruscamente José, si me dan la ministración... Una cantidad y punto concluido... ¡Que no me da la gana, que no me da la santísima gana! Bueno, bueno, no grite usted tanto, que no somos sordas.

Limitábanse a coger del brazo a las mujeres y a irlas sacando al patio: era una lucha parcial, en que había de todo: chillidos, pellizcos, risas, palabras indecorosas, amenazas sordas y feroces.

El movimiento de los muelles tenía para él cierta música evocadora de su juventud, cuando navegaba como médico de trasatlántico; chirridos de grúas, rodar de carros, melopeas sordas de los cargadores.

Amparo tiene el corazón demasiado grande para que no sufra comprimido por los caprichos monjunos y por las mil penalidades sordas y continuas del claustro; en una palabra: Amparo se ha arrojado en una tumba, y es necesario sacarla de ella antes que la tierra de esa tumba la cubra y la sofoque.

Dirán que esto es verdad las sordas fuentes, Y sus hojas harán lenguas los árboles: Tanto es el bien de poder ser su esposo.

Los viejos prorrumpían en amenazas sordas.

En fin, después no encuentra más que almas sordas y refractarias; la amistad le olvida, el amor le hace traición, la sociedad le rechaza; se da cuenta de que todos los lazos están a punto de romperse: se rompen en efecto; ¡y, dichoso él si también cede a esta hecatombe! Desde entonces no veo más que egoístas que han conseguido insensibilizar su corazón y entusiastas que lo agotan en quimeras.

La cavidad torácica nos presenta sensaciones variadas, sin dolores vivos; las punzadas sordas, los estremecimientos, las constricciones y opresiones, son las mas ordinarias y comunes, y los dolores lancinantes detrás del esternon y en algunos puntos del pulmon, son fugaces.

Intrigas, preferencias, luchas sordas por el favor real: los políticos y sus señoras andan de un círculo en otro, en competencia de predominio; unas veces arrimados a la reina, otras veces al rey, otras a los príncipes, según el giro de las influencias.

Por mas cuidado que pusieron, marchando descalzos y sin hacer ruido, el tio Curro, que tenia seguramente el sueño muy ligero ó que aun no se habia dormido profundamente, oyó sus sordas pisadas y levantándose de un brinco,pues era hombre terne,cogió la descomunal tea que siempre tenia á la mano, salió al encuentro de los salteadores y les arremetió á tientas, despachando á uno de ellos del primer viaje.

Se oyen sus precipitadas carreras en el interior, el roce de sus sordas babuchas, la rápida confusión del grupo que penetra de golpe y se desgrana inmediatamente, encontrando cada cual el sitio que tiene designado con anticipación.

Pasó cinco años en el convento, simple fraile, sin pretender a los pequeños honores que en aquella existencia de desesperante monotonía y sordas rivalidades, se persiguen con igual tenacidad que las grandezas de la tierra.

Pero de improviso se escucharon pisadas sordas de algunos hombres en el desfiladero, y despues una banda de monfíes, exploradores sin duda, pasaron á buen andar, con las ballestas armadas, por delante de las breñas, entre las cuales se ocultaban el marqués y sus ginetes.

¡Ah! dijo, somos perdidas: Aben-Aboo ha vuelto en , aunque no puedo explicármelo, de su embriaguez; sin duda ha notado la falta de la llave y fuerza la puerta para perseguirnos; ya no suenan los golpes, lo que quiere decir que la puerta ha sido forzada, pero suenan pisadas sordas, ¡Oh! Dios mio, ¿y qué hacer? Seguid, seguid, dijo Amina: me parece que siento en el rostro el viento fresco del campo, el viento puro de la madrugada.

Por mi parte me había encargado de dos linternas sordas, mientras Legrand se contentaba con el escarabajo que llevaba atado al extremo del cordel de un látigo, haciéndolo girar a uno y otro lado con aires de hechicero conforme avanzábamos.

¿Es que sois sordas en esta casa?gritó el viajero.

No, señor; no somos sordas.

De todas maneras, no se cesaba un punto de minar en la opinión los cimientos del Temple y de urdir sordas cábalas para el día en que hubiesen de romperse las hostilidades.

Aunque no comprende Florinda la razón de aquella angustia impetuosa, bien quisiera llorar mucho, sólo por el descanso de su alma, que se lo pide con sordas voces.

Mezcláronse las preces sordas de una bárbara religión primitiva con los salmos rudos del pueblo romano y con las cristianas oraciones de aquellos devotos que, viviendo en la tierra la Madre del Salvador, le mandaron desde Astorga un mensaje verbal a Palestina...

Solita y Regla cumplen el mandato; y la primera, cubriéndose la cara con el velo, y después de lanzar una mirada rencorosa á la segunda, sale de la casa hecha una furia, fulminando no qué tempestades y propósitos en respuesta á otras amenazas sordas con que va Regla escarbándole los oídos.

Y del mismo modo que un perro se deshace ladrando al tener hambre, y se apacigua cuando muerde su presa, ocupado tan sólo en devorarla, así también el demonio Cerbero cerró sus impuras bocas, cuyos ladridos causaban tal aturdimiento a las almas que quisieran quedarse sordas.

Galopaban buscando "los limpios", y en el profundo silencio que bajo la comba de los árboles reinaba como un tácito gesto del invierno, no se oía, aparte de las sordas pisadas de los caballos, más que el crujido de alguna rama demasiado seca, desgajándose sobre la tierra cubierta de musgo.

Pues trompetas altas y sordas, no hay tantas en mi tierra, que es Castilla la Vieja, como hay en esta provincia de Guatimala; y es para dar gracias á Dios, y cosa muy de contemplacion, ver cómo los naturales ayudan á decir una santa Misa, en especial si la dicen franciscos ó mercenarios, que tienen cargo del curato del pueblo donde la dicen.

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