20 oraciones de ejemplo con cosmorama

El vasto jardín, iluminado por algunos focos de luz eléctrica, ofrecía un aspecto fantástico, inverosímil, como los paisajes de los cosmoramas de feria.

Todo aquello es dulcemente sombrío, y el viajero que pasa como una exhalacion en alas del vapor, se imagina ver la isla de Calipso, con su primavera eterna, ó un huerto aéreo que la mano de una hada misteriosa va mostrando tras del lente mágico, cual un cosmorama inasible y movedizo.

El viajero que no está habituado á esas escenas, que viene de las soledades del Nuevo Mundo y trae nociones y recuerdos enteramente exóticos en esa Babilonia del comercio, cree asistir á una representacion fantástica, vivir soñando ó contemplar, al traves de los lentes de un cosmorama, una coleccion extravagante de dibujos chinescos ó de figuras producidas por el delirio de un artista invisible y febricitante.

Una de las galerías ha sido destinada á tiendas de curiosidades, mercerías, cosmoramas, etc., que producen el mas curioso contraste con la sombría majestad de la bóveda iluminada por el gas.

La parte baja y central contiene un bazar de curiosidades para vender á los visitantes, donde hay conciertos permanentes, cosmoramas y otras diversiones instructivas.

Comprende una exposicion de objetos algo curiosos de etnografía, y es al mismo tiempo diorama, panorama y cosmorama.

Por todos lados veia asomar á la vuelta de alguna colina, ó desaparecer de pronto como una vista de cosmorama, alguno de esos pueblos, graciosos por su conjunto campestre y sus permenores, que salpican la campaña.

En breve el tren salva el pequeño rio Roer, afluente del Meusa, y el viajero puede admirar, aunque con la rapidez de una sucesion de vistas de cosmoramas, los graciosos paisajes que mas adelante se desarrollan en esa pintoresca comarca de la hoya del Meusa.

Salís de la estacion, y os hallais de repente, como si os mostrasen una vista de cosmorama, cerca del vasto dique del Comercio, repleto de buques mercantes de todas las naciones, pero principalmente belgas, ingleses y holandeses, cuyas cien banderas hacen un gracioso juego con las chimeneas de los vapores, los mástiles de los buques veleros y el colorido pintoresco y la estructura elegante de los edificios de la ciudad.

Experimentaba Pilar malsana fruición en recorrer aspectos del cosmorama de la vida, donde nunca fijaban sus ojos las hijas de los grandes de España por ella tan envidiadas, y que, por entonces, viviendo en la claustral atmósfera de sus palacios, vigiladas siempre por la institutriz rígida, llevan en la frente, a los veinticinco años, el sello de su altiva inocencia.

Como el visitante de un cosmorama que creyera en algún momento estar delante de los espectáculos representados en éste; es decir, a sabiendas de que están pintados en cartón, Vérod no creía en la vida.

Las músicas de los cosmoramas y las luces de los faroles comunicaban la animacion y la alegría á todos.

Creíase estar dentro de una ciudad calada, transparente, de un inmenso cosmorama de aquellos que, cuando niños, inquietan nuestra fantasía y despiertan en el corazón ansias invencibles de lanzarse a otras regiones misteriosas y poéticas.

Porque aquí llamamos artista al bailarín, al acróbata, al torero, al fabricante de cerillas, al domador de fieras y al que hace sonar las campanas en la torre de una catedral ó el organillo en cualquier cosmorama de feria.

En el lado izquierdo del barracón había una serie de agujeritos redondos por donde se veía un cosmorama: y yo empeñada en que eran las portas del buque, sin que me sacase de mi error el que al través de las susodichas portas se divisase, en vez del mar, la plaza del Carrousel...

Esto y los cosmoramas ó tutilimundis instalados en la vía pública, diéronle la noción primera del arte de fingir sucesos y personas... Desde que su amo empezó á leer, comprendió Centeno que aquello pertenecía á un orden más elevado, al teatro grande que él no había visto, aunque lo soñaba y como que lo presentía.

Esto y los cosmoramas ó tutilimundis instalados en la vía pública, diéronle la noción primera del arte de fingir sucesos y personas... Desde que su amo empezó á leer, comprendió Centeno que aquello pertenecía á un orden más elevado, al teatro grande que él no había visto, aunque lo soñaba y como que lo presentía.

El hombre del tuti-li-mundi, el señor Paco el asturiano, el del cosmorama, tocaba el tambor, y a pesar de que era un tipo pesado y tranquilo, entretenía a la gente, contándole lo que iba a ver y la historia de las personas que aparecían en las vistas ópticas.

¿Marcharse? No; voy a llevar a la barraca el cosmorama y a ponerme de acuerdo con el hombre que lo tiene.

Dos días después Chipiteguy le indicó que, como las estampas del hombre del cosmorama estaban bastante estropeadas, le iba a encargar a Alvaro que las compusiera y arreglara.

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