» 002:016 Entonces Herodes, cuando vio que los hombres sabios no habían cumplido, se molestó excesivamente, y ordenó matar a todo niño hombre que hubiera en Belén y en los alrededores, y que tuviera 2 años o menos, de acuerdo al tiempo exacto que él había conocido de los hombre sabios.

003:007 Pero cuando vio a muchos de los fariseos y saduceos viniendo por su bautizo les dijo, «Ustedes nido de víboras, ¿Quién les advirtio huir de la ira que vendrá? 003:008 ¡Entonces den fruto de arrepentimiento valedero! 003:009 No piensen, `Tenemos a Abraham como nuestro padre,´ porque les digo que Dios puede hacer crecer hijos de Abraham de estas piedras.

009:036 Pero cuando vio las multitudes, fue movido por la compasión hacia ellos, porque estaban cansados y se dispersaban como ovejas sin un pastor.

014:030 Pero cuando vio que el viento era fuerte, tuvo miedo, y comenzó a hundirse y dijo, «¡Señor, sálvame!» 014:031 De inmediato Jesús estiró su mano y lo tomó, diciendo, «Tu, hombre de poca de fe, ¿Porque dudaste?

Y Él los sanó, 015:031 así que la multitud se maravilló cuando vio a los mudos hablando, a los heridos completos, a los impedidos caminando, a los ciegos viendo y dieron gloria al Dios de Israel.

Entonces Judas, quien lo había traicionado, cuando vio que Jesús fue condenado, sintió remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y los ancianos, 027:004 diciendo, «he pecado porque he traicionado sangre inocente.

005:006 Cuando vio a Jesús desde lejos corrió y se inclinó ante Él, 005:007 y gritando con fuerte voz, decía «¿Qué tengo que ver contigo, Jesús, tu hijo del altísimo Dios?

Pedro Simón, cuando vio esto, cayó ante los pies de Jesús, diciendo, «Aléjate de mí Señor, porque soy un pecador.

Cuando vio a Jesús, cayó ante su rostro, y le rogó, diciendo «Señor, si tu quiere, puedes hacerme limpio.

008:028 Cuando vio a Jesús, chillo, y cayó ante Él, y con fuerte voz le dijo, «¿Qué tengo que ver contigo, Jesús, tu hijo del Más Alto Dios?

017:015 Uno de ellos, cuando vio que estaba sano, se dio vuelta, glorificando a Dios con fuerte voz.

» 012:041 Isaías dijo estas cosas cuando vio su gloria y habló de Él.

Contó Carriazo a sus padres, y a todos, mil magníficas y luengas mentiras de cosas que le habían sucedido en los tres años de su ausencia; pero nunca tocó, ni por pienso, en las almadrabas, puesto que en ellas tenía de contino puesta la imaginación, especialmente cuando vio que se llegaba el tiempo donde había prometido a sus amigos la vuelta.

Todo el tiempo que gastó el huésped en estar con el Corregidor y el que ocupó Costanza cuando la llamaron, estuvo Tomás fuera de si, combatida el alma de mil varios pensamientos, sin acertar jamás con ninguno de su gusto; pero cuando vio que el Corregidor se iba y que Costanza se quedaba, respiró su espíritu y volviéronle los pulsos, que ya casi desamparado le tenían.

Poseído de conmiseración el ánimo cuando vio la sangre brotar de los estigmas, perdió la paciencia al querer desatar rápidamente las enmarañadas espiras de la cuerda.

Ya casi iba a conseguir su objeto, cuando vio cerrado el paso por un hombre que montaba un caballejo de pobre y miserable estampa.

Podían atestiguarlo los pescozones con que don Eugenio había saludado a su querido dependiente un lunes en el almacén, cuando vio a Melchor que, recordando el drama El jorobado, se creía un Lagardére, y con una vara de medir ensayaba la gran estocada de Nevers, acribillando los fardos de un modo que hacía temblar por la integridad de los géneros.

«Pero mujer, te marchas y me dejas así... ¡qué alma tienes!gritó el Delfín cuando vio entrar a su esposa.

«Malditos seáis... gritó la zancuda, cuando vio aquellas fachas horrorosas.

Hallábase en lo más entretenido de aquella crítica literaria, tan propia de su oficio, cuando vio que hacia él iban tres individuos de calzón ajustado, botas de caña, chaqueta corta, gorra, el pelo echadito palante, caras de poca vergüenza.

Creció el asombro de Plácido cuando vio que la señora, después de tratar como en broma un portal de los más bonitos, lo compró.

¡Creeríase que le había salido un tumor en la pierna!... -II- Afanes y contratiempos de un redentor i Grande fue el asombro de Fortunata aquella noche cuando vio que Maximiliano sacaba puñados de monedas diferentes, y contaba con rapidez la suma, apartando el oro de la plata.

el lector cuál sería el asombro de doña Lupe la de los Pavos, cuando vio entrar en la sala a su sobrino, no con zapatillas ni en tren de andar por casa, sino empaquetado para salir, con su capa de vueltas encarnadas, su chaqué azul y su honguito de color de café.

Cuando vio la calle, sus ojos se iluminaron con fulgores de júbilo y gritó: «¡Ay, mi querida calle de mi alma!».

En esto llamaron a la puerta; corrió a abrir la mona, y Fortunata no supo lo que le pasaba cuando vio entrar en la sala a Mauricia la Dura.