1623 oraciones de ejemplo con dedicaba

Ryp Timmermans tenía como pinche un chino, el chino Bernardo; un chino rubio que se dedicaba a cazar todas las ratas del barco y a comérselas.

Desde que su principal se dedicaba en cuerpo y alma a la Bolsa, animado por ciertas jugadas de fortuna, Juanito era de hecho el dueño de la tienda.

Rendida del trabajo, dedicaba las horas de la noche y los domingos enteros a la lectura de novelas, devorándolas, sin predilección, pues bastaba para su gusto que la hiciesen llorar mucho, pero mucho.

Observó que buena parte del tiempo se dedicaba a ejercicios religiosos, rezos por la mañana, doctrina por la tarde.

Retirado a su pueblo natal, donde se dedicaba a la labranza y a la ganadería, heredó regular hacienda, y en la época de nuestra historia acababa de heredar otra muy grande.

Hay que aclarar esto de los escrúpulos de conciencia del insigne portugués: con ello ha querido decirse, que no era capaz de cometer un robo en despoblado, ni de llevar a cabo, ostensiblemente, acción alguna de las que pena el código; pero realizaba sin ambages negocitos de doble fondo y a tan delicada y lucrativa faena dedicaba todo su tiempo, toda su inteligencia y todas sus uñas.

Flavia dedicaba escasa atención a las palabras del prefecto.

Hasta los dieciocho años había sido imposible hacerle aprender nada, ni persuadirlo de que estudiara una sola lección; pero avergonzado una vez al hablarle en francés una mujer, una niña, creyéndole conocedor de esa lengua, había cambiado de vida de la noche a la mañana: durante dos, tres años, nadie volvió a verle: entregado al estudio con el mismo ímpetu que dedicaba a lo malo, había recuperado rápidamente el tiempo perdido.

Cuando no venían otros chicos, Petra no se decidía a malgastar sus talentos de novelista, y se dedicaba con alma y vida a la tarea que se le había encomendado; el hijo del brigadier seguía con atención profunda, como un aprendiz que desea imponerse pronto en el arte, las manos de la bella.

Cuando un paisano mío carecía de oficio y no sabía hacer nada que le permitiese vivir en su tierra, si no tenía dinero bastante para irse a Buenos Aires, venía a Madrid y se dedicaba a ministro.

Ben Zayb, la única cabeza pensante, no lo sabía: él no se dedicaba á aquella industria.

Alfonsito, que había ido el domingo anterior con su tío al Circo de Price, dedicaba todas las horas libres a hacer volatines.

Mientras se dedicaba á esta caza sabrosa sin resultado, alzóse súbito gran tumulto.

LOS AMORES DE MI AMIGO PASARÓN, BIBLIÓFILO Cierto, Bruno Mezquita se dedicaba desde hacía algún tiempo a magnetizar a todos los adultos que se prestaban a ello.

Decíase por todos que el pintor se dedicaba en sus soledades á labrar monedas falsas, y aseguraban muchos haberlas encontrado en su poder y estar dispuestos á presentar cuantas pruebas se ofreciesen.

El amigo de Mariano encargado del arreglo de la casa, un tal Pepe Cotoner, pintor que apenas cogía los pinceles y dedicaba todos sus entusiasmos artísticos á la admiración de Renovales, había hecho bien las cosas.

Toda la inmensa paciencia y los cuidados maternales que dedicaba a cuantos enfermos no le inspiraban ninguna preocupación, lo trocaba en mal humor y aspereza cuando tenía que curar a algún ser que en su época de sana razón se había distinguido como ardiente defensor de rancias y tradicionales ideas.

Ryp Timmermans tenía como pinche un chino, el chino Bernardo; un chino rubio que se dedicaba a cazar todas las ratas del barco y a comérselas.

En mi cuarto de Irún, que daba sobre el tejado de una casa próxima, yo me dedicaba a leer y a pensar en cuestiones políticas.

En período de paz, la gente de Neila se dedicaba en aquella época á la corta de pinos para las serrerías mecánicas de las inmediaciones.

Para no quedar torpe con la inmovilidad y la buena alimentación me dedicaba a hacer gimnasia; luego hablaba con mi patrona.

Cuando en el castillo de Fontainebleau, Dubois pintaba las aventuras de Teágenes y Cariclea y Le Primatice interpretaba a Homero, en el de Cheverni Jean Mosnier se dedicaba a la historia de Astrea y a las aventuras del ingenioso Hidalgo manchego.

A cinco años se remontan las pruebas, demostrando palpablemente que el prisionero se dedicaba ya por entonces a llevar a cabo misiones infames y perniciosas, que ya vendía a la patria semanas antes de haberse reñido la primera batalla entre las fuerzas inglesas y las americanas.

Mi cerebro fué una noche profunda durante algún tiempo... no puedo decir cuánto... desde que en mi calabozo me dedicaba a hacer zapatos hasta que me encontré en Londres en compañía de mi querida hija.

Lo que le restaba de su legítima, pensaba conservarlo en valores de renta, reservando los dos tercios para sostenimiento de su persona y casa, y de la familia de infelices que en torno de había reunido: el otro tercio lo dedicaba a las reparaciones indispensables, a la construcción de la capilla y enterramientos, a plantar una huerta, y, si aún había margen, a mejorar la finca.

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