No soy tan culpable como parece a primera vista; fíjate bien.

Sacó su mano de entre las sábanas para tomar la de ella, y recogiendo al punto las ideas que se habían dispersado, le dijo: «Fíjate bien en una cosa, y es que doña Lupe la de los Pavos, que es la persona de más entendimiento en toda esa familia, no se ha de llevar mal contigo, si tienes tacto.

Fíjate bien: es muy grave eso de decir: 'tal o cual persona no debió de nacer'».

Fíjate otra vez en ella... si vuelve a pasar, te daré al codo.

Fíjate bien: aquí la lozanía de la huerta; después el recuesto verde sucio; luego el pinar casi negro; enseguida un monte gris, rapado y pedregoso; y en último término, una montaña azul.

Fíjate bien en el punto que yo señalo.

Después de unos instantes de silencio, añadió, con el oído muy atento hacia proa: Fíjate bien, papá.

Lo son como síntoma, fíjate, como síntoma.

Y si me duermo esta noche, ¿qué será de mí? Fíjate bien, Juan, si ves que comienzo a cabecear, te acercarás a tocarme en el hombre por detrás.

Fíjate en las paredes de este despacho, conserva en tu memoria indeleble la forma de estos muebles, el color de la alfombra, la dulzura de ese rayo de sol que penetra por el trasparente.

Mira... fíjate; la tercera de la derecha, la pequeñita... la que lleva el mantón amarillo.

Fíjate bien; ¿á quién se parece?

Fíjate bien en este juego; yo me voy.

Fíjate que si eres hermosa, ya tus padres se ven sin la fortuna de antes, i tu madre es solo la cómica de Canarias.

Pero fíjate en que esta chica... Tú eres quien debió fijarse...

Entonces, prueba la madera con tu cuchillo y fíjate bien si la rama está muy seca.

Fíjate entonces;

Fíjate bien en esto.

¡Oye, Daniel, fíjate!...

» La vejez suele parecernos bondadosa porque es pasiva... ¡fíjate en que, para reconocer mi bondad, has tenido que asomarte á la vejez.

Fíjate ahora en otra cosa, querido Equis, y es que siendo este hombre una calamidad en política, en el terreno privado no hallarás persona de más formalidad.

—Yo seré todo lo mala persona que quieras, Augusta; pero ello es que tú no te atreves á negar lo que he dicho, y aunque lo negaras, de nada te valdría, porque lo que sé de tí, lo sé, fíjate bien, como si lo hubiera visto.

Fíjate en lo que decía: «Llegará ocasión, si seguimos así, en que no pueda uno salir á la calle.

Fíjate tú en los productos de nuestro suelo, y dime si hay algo que les iguale.

Fíjate: de un lado una vieja enfermiza, necia, un ser que no es útil a nadie, y que, por el contrario, perjudica a muchos, que no sabe ella misma por qué vive y que morirá mañana de muerte natural.