104 oraciones de ejemplo con hastiado

Trabajaba entonces en la República Argentina, hastiado ya de aventuras en países de continuo sacudimiento revolucionario.

Jugando o viendo jugar estaba siempre algún joven pálido, ensimismado, que afectaba despreciar los vanos placeres hastiado tal vez, y preferir los serios cuidados del solo y el codillo.

La verdad es que se entusiasmó demasiado para jactarse de tan hastiado, desdeñoso e invulnerable.

, hastiado de enamorar a sus convecinas, se había dedicado a fascinar a cuantas forasteras llegaban a Sarrió, para abandonarlas, por supuesto, si cometían la torpeza de permanecer en la villa más de un mes o dos.

Por el contrario, se le había dejado en completa libertad de hacer todo cuanto le diera la gana; pero tan hastiado estaba de ser libre y de campar por sus caprichos, de romper, de manchar, de alborotar y de dar tormento impunemente a cuanto respiraba y se movía en su derredor, que ya solamente se entretenía con las contrariedades y las resistencias, por hallar el placer de vencerlas y de atropellarlas.

¿Verdad que no estás hastiado de ?

Hastiado, escéptico, satírico, frío y altanero para con todo lo que no era práctico; profundamente ignorante, a más, hablaba con voz ronca y alta, con autoridad y preponderancia.

Cuando le había fastidiado, hastiado y hostilizado mucho, esforzábase en dar a su fisonomía una severa expresión, pero se veía obligado a renunciar a su proyecto, porque su boca risueña siempre, rehusaba en absoluto obedecerle.

Pero Salomón, en medio de tantos deleites y triunfos, estaba hastiado.

Pero en aquella época estaba hastiado.

Un hombre hastiado es un muerto que anda; un muerto que en vez de apestar a los vivos es apestado por ellos.

Un hombre hastiado debe morir noblemente luchando brazo a brazo con el hastío, forzándole, estrechándole, entrando de lleno en los excesos de todo género, hasta caer bajo los estragos de una vida monstruosa, absurda.

Su espíritu, hastiado del mundo, buscaba ahora confortarse con el ensueño de la otra vida; pero allí también hallose con tremenda incertidumbre: ¡el destino de su alma, su salvación!

Siguió Bringas desfogando su ira contra los progresistas, la Milicia Nacional, Espartero, sin olvidar el chas-cás; contra el titulado Himno de Riego, contra los llamados demócratas y todo bicho viviente, hasta que Pez, hastiado, llevó la conversación al asunto de su viaje.

Faón jamás había sentido celos de Talín, quizá porque la figura de éste no podía inspirarlos, quizá también porque ya estuviese hastiado de su ardiente amiga y meditase abandonarla.

Á Velázquez, hastiado de la vida inactiva, aunque tuviese suficiente hacienda para vivir, se le ocurrió comprar una tienda de montañés que se traspasaba en el Campo del Sur.

El viajero se marcha hastiado para siempre de las piedras preciosas, enormes hasta la ridiculez, y tan exageradamente ricas, que se acaba por perderlas todo respeto.

Pero como es lo mas dificil del mundo, que una mujer parezca hermosa á un hombre hastiado de ella, la pobre princesa, aunque estaba, no solamente hermosa, sino hermosísima, radiante, adorable, no logró causar efecto en don Juan.

» Visconti era un hombre que no temia al cielo ni al infierno, y esta amenaza lo irritó: acontecia ademas, que, como su amor hácia Fioreta no habia sido mas que deseo y empeño, satisfecho el deseo, hastiado de la pobre jóven, necesitó satisfacer su vanidad de libertino, publicando su victoria sobre aquella mujer que habia resistido las pretenciones de los hombres mas peligrosos.

Murió allí cansado de la vida, hastiado del mundo y abrumado por los desengaños y pesadumbres que habían llovido sobre él sin compasión alguna.

Don Rodrigo, replegado aun sobre su silla de marfil, miraba al hebreo con la ávida atencion de un niño; estaba hastiado y la espectativa de un acontecimiento cualquiera le divertia.

He aquí lo que me murmuró tu boca helada; el aire que me trajeron tus alas invisibles: Se me figura que mi corazón, aquel corazón hastiado, recocido en todos los amargores de mi siglo, curtido en egoísmo, me lo han sacado del pecho.

Una quincena después está «hastiado» de la Guía, y para refrescar la imaginación vuelve a repasar la obra de Borrow Los gitanos en España, y da algunos consejos a su autor sobre su nuevo libro La Biblia en España.

» Si había que hacer volver á un amante hastiado, la vieja rodaba una bola de bronce que llevaba en el seno, pidiendo á Venus que del mismo modo hiciese rodar el amante por el umbral de la puerta, y si no surtía efecto el conjuro, se arrojaba en el brasero mágico la imagen en cera del ser querido, pidiendo á los dioses que derritiesen de amor el corazón helado, así como se derretía su figura.

Hastiado estás del cinematógrafo y de sus dramas espeluznantes; no alcanzaste la temporada orfeónica, y te has contentado con visitar el palacio del célebre coro catalán, en cuya arquitectura, de gusto discutible y de indescriptible originalidad, hay una maravilla de arte: el grupo escultórico de Blay.

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