1284 oraciones de ejemplo con lo dulce

No en vano advirtió al lector que no tocase verso suyo, que lo dulce y sabroso trocaría en salobre.

Contábase en la familia, que en su primera juventud se distinguía de mi madre y de mi tía Pepa en lo festivo de su conversación, en lo dulce de su trato.

Si en algo eres de alfeñique, no es por lo quebradiza, sino por lo dulce.

Me alegro de no ser cándido, y de ir derecho a la virtud, y en cuanto cabe en lo humano, a la perfección, sabedor de todas las tribulaciones, de todas las asperezas que hay en la peregrinación que debemos hacer por este valle de lágrimas, y no ignorando tampoco lo llano, lo fácil, lo dulce, lo sembrado de flores que está, en apariencia, el camino que conduce a la perdición y a la muerte eterna.

Apenas si se atreve a decir a Pepita «buenos ojos tienes»; y en verdad que si lo dijese no mentiría, porque los tiene grandes, verdes como los de Circe, hermosos y rasgados; y lo que más mérito y valor les da, es que no parece sino que ella no lo sabe, pues no se descubre en ella la menor intención de agradar a nadie ni de atraer a nadie con lo dulce de sus miradas.

Mejor haríascontinuó la vozperdiendo mucho en lo dulce y ganando mucho en lo agrio, en impedir que tu marido diese lugar a lo mucho que se habla en Madrid sobre su conducta, que en defenderlo, alejando de aquí a todos tus amigos, con esas asperezas y repulsivas sentencias que sin duda tienes prevenidas por orden de tu confesor.

Hasta aquí fue lo dulce de la entrevista, según el relato de Facia.

Lo agrio con lo dulce.

» Y sin conmoverse por lo dulce del canto ni respetar el encargo fatídico que su nieto dirigía al través de los montes á una lavandera sevillana, cayó sobre él como una pantera, le arrancó la guitarra de las manos y se la rompió en la cabeza.

La carrera que iba á llevar la comitiva estaba engalanada con el mayor lujo, ostentando las casas ricas colgaduras y adornos; en varios puntos se habían levantado grandes arcos de follaje; el gentío era inmenso por las calles, y lo dulce y sereno del tiempo contribuía á dar vida y esplendor á aquellos animados cuadros.

Ellos nacían allí; no veían más sustento que el mar; se agarraban á sus pechos para siempre y había que tomar buenamente lo que diesen: el agrio de la tempestad ó lo dulce de las grandes pescas.

Durante los preparativos de ella, creí también confirmar en todo la excelente educación del conde: sus maneras selectas; su ilustración, que le permitía opinar con breve seguridad en no importaba qué cuestiones; la sensibilidad de su alma á la moderna, liberada de aristocráticos prejuicios é inclinada á amar lo dulce, lo modesto, lo sencillo.

Y sepan los maridos que las mujeres tienen sentidos lo mismo que ellos, y ven y tocan y saborean, y saben distinguir lo dulce de lo amargo.

en fin, donde se moviera algo, donde pasara algo que no se moviera ni pasara á todas horas y en todas partes, triste ó alegre, allí estaba él sin ser llamado por nadie, sin hacer falta ninguna y sin servir para maldita de Dios la cosa, sino para enmarañar dificultades, agriar lo dulce ó entorpecer lo hacedero.

Algo la pasó, es verdad, que le pareció el fin de la vida; pero no por las ansias ni los dolores ni el desconsuelo, sino por lo dulce, por lo agradable y, sobre todo, por lo extraño; de manera que, más que muerte, era aquello la terminación de una existencia insulsa, y el comienzo de otra mucho más placentera y amable.

Suspiró muy hondo, como para echar fuera toda la pesadumbre, y poco á poco se apaciguó; su condición era resignarse, aceptar lo dulce, rechazando mansa y tenazmente lo amargo.

¡Es una maravilla lo lindo que está el Niño y lo dulce y honesta que es la Madre!

«¡Esta mujer me matará!»—solía decirse, y al decírselo pensaba en lo dulce que sería el descanso inacabable, arropado en tierra, después de haber sido muerto por una viuda como aquélla.

Sería, como dijo Shakespeare: «Pintar al lirio, dorar el oro, endulzar lo dulce.

[Ilustración] CANTO DECIMOCTAVO Aquel espíritu bienaventurado se recreaba ya en sus reflexiones, y yo saboreaba las mías, atemperando lo amargo con lo dulce, cuando la Dama que me conducía hasta Dios me dijo: Cambia de ideas; piensa que yo estoy al lado de Aquél que alivia todas las contrariedades.

El capataz que consiga llegar al colmo de sus aspiraciones será el que haya observado en sus composiciones las reglas poéticas de Horacio, el callida junctura, el omne tulit punctum qui miscuit utile dulci; este feliz y hábil acoplamiento de lo sólido y lo dulce debe reunir plenitud de cuerpo, un sabor y bouquet oleoso y como a nuez, sequedad, falta de acidez, fuerza, duración y espirituosidad.

Dice que con lo dulce tambien bebe vino como agua; y que este vino es de San Martin, y que beberá otra vez.

Lo dulce de su clima, la fertilidad de su suelo, la abundancia de caza de sus selvas y la sabrosa pesca de sus ríos y lagos, hicieron agradable la vida de las numerosas tribus indígenas que lo poblaron.

Son los actores los que se empeñan, según frase del mismo Shakespeare, en dorar el oro, en pintar la azucena y en endulzar lo dulce.

Quien, quizá presagiando su muerte cercana, ó para que en aquel trance no se le hiciese tan pesada la carga, como en efecto suele ser la del gobierno, tiró á repartirla entre tres: ó seria acaso este caballero de aquellos, á quienes muchas veces les sirvió de acibar á lo dulce del mando el reconocer que todo cargo es carga, y muy intolerable.

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