56 oraciones de ejemplo con los entremeses

A poco vuelve el mozo con los preparativos, seguido de otro mozo que traia los entremeses, y de un tercer mozo que traia tambien no qué cosa.

Abrió el armario del aparador y puso sobre la mesa los entremeses: pepinillos destilando vinagre, aceitunas grises mezcladas con salitrosas alcaparras, sardinas de Nantes con su casaquilla plateada, rodajas de salchichón finas y transparentes, y frescos rábanos de encendido ropaje y tiesos moñetes de hojas, todo en verdes pámpanos de porcelana.

Destrozábanse los panecillos, iban vaciándose los platos de los entremeses, y las copas de vino llenábanse, reflejando sobre el blanco mantel purpúreas e inquietantes manchas.

Prevenía sus deseos, echándole agua en el vaso, alargándole los entremeses, el pan, todo lo que pudiera serle agradable, haciendo seña al criado para que le sirviese vino cuando advertía que sus copas estaban vacías, con esa oportunidad desembarazada, elegante, del hombre educado en la cumbre de la sociedad.

Los entremeses están escritos en prosa y verso, y en este último caso en redondillas, romances ó silvas, aunque en la forma obedezcan á muy diversos principios de los seguidos en las comedias ó autos, careciendo de elevación poética, y diferenciándose muy poco de la conversación vulgar.

En su espíritu y traza se asemejan evidentemente á las composiciones de Lope de Rueda, cuyo estilo se conservó en los entremeses, ocupando su lugar el drama más sublime y de más elevada poesía[104].

Los sainetes, con distinto título son, sin embargo, iguales á los entremeses, apareciendo en no escaso número desde la mitad del siglo XVII.

Sin razones sólidas se ha dicho que se diferencian unos de otros, en que los sainetes suelen ir acompañados de música y de bailes poco importantes, y que su acción es más complicada, porque los entremeses terminan comunmente con canto y danza; y en cuanto al plan dramático, puede afirmarse que el sainete se asemeja aún más, en este concepto, á los más antiguos entremeses.

» Y en otra loa (pág. 284): «Murmuren, hablen y rían De todos los que salieren: Del uno porque salió, Del otro porque se entre: Ríanse de la comedia, Digan que es impertinente, Malos versos, mala traza, Y que es la música aleve, Los entremeses malditos Los que los hacen crueles: Así Dios les salud, * * * Una tos que los ahogue Y una mujer que los pele.

En el libro 3.º de Tirante el Blanco (1490), se habla de los entremeses que se representaban en Navidad.

Daba este nombre á una especie de pequeños juguetes burlescos, que precedían á piezas más extensas, ó que se representaban de ordinario entre sus actos, ó lo que es lo mismo, á los entremeses de su tiempo.

Si de los autos pasamos al examen de los entremeses, nos hallamos en terreno muy diverso.

Sin embargo, no hay que buscar en los entremeses sátiras delicadas, tratándose de un linaje de producciones esencialmente burlescas, cuyo principal objeto es hacer reir, y que, para lograrlo, no desprecia en ocasiones emplear bufonadas de toda especie.

Y assimismo en aquel breve término de dos horas querrian ver sucesos Comicos, Trágicos y Tragicomicos (dexando lo que es meramente Cómico para argumento de los entremeses que se usan agora), y esto se confirma en la musica de la misma Comedia, pues si comienzan por un tono grave, luego lo quieren no solo alegre y jolí, pero corrido y bullicioso, y aun abivado con saynetes de bayles y danzas que mezclan en ellos.

Se representaban, como los entremeses, entre las jornadas de los dramas más importantes.

Además, será preciso animarle; lo que se cuida más en una comida son los entremeses y el postre.

Entre jornada y jornada, como entre plato y plato, los entremeses.

Siendo los entremeses materia parva, considero incongruente hacerlos indigestos, adobándolos con una larga disquisición erudita.

Por ende, los entremeses son pasos de risa, son chascarrillos, son ocurrencias de poco momento, y como tales, obligadamente breves.

¿Se concibe que del paso de Las aceitunas o de El viejo celoso, por mucho que se dilaten, lleguen a salir dos comedias? Españoles, españolísimos son los entremeses, sobre todo por el lenguaje.

Por otra parte, en los entremeses viejos bullen y zanganean los jocundos e irrisorios tipos del teatro italiano popular y profano: Arlequino, Truffaldiño, Capitano, Spavento, Rinoceronte, Francatripa, e tuti e cuanti, si bien al pasar a estas tierras se confirman con nombres castellanos.

En éstas verán los lectores como la prodigiosa versatilidad del genio de Cervantes, le adaptaba para concebir y desarrollar los argumentos mas grandiosos y los mas sencillos, y si hemos de decir lo que sentimos, nos atreveriamos á asegurar que fuera del Quijote, en los Entremeses es donde Cervantes aparece mas cervántico, si es permitido emplear esta espresion.

En todo lo que era pintura de caracteres exagerados, grotescos y ridículos, Cervantes no tenia rival, y como éstos sean los verdaderos materiales y elementos de los Entremeses ó composiciones que hoy conocemos con el nombre de Sainetes, nadie vacilará en reconocerlas y disputarlas por unas de las mas espontáneas y genuinas muestras del peculiar talento de Cervantes.

DE LOS ENTREMESES

Como esta especie de composición es una viva representación de cualesquiera acciones remedadas de suerte que parezcan ridículas, siempre los entremeses parecen mejor representados que leídos.

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