1274 oraciones de ejemplo con penosa

En la más penosa e ingrata tarea en que los hombres tienen que emplearse no te has empleado , pudiendo elevarte así sin estorbo hasta una posición donde tanto la felicidad como la infelicidad tienen superior magnitud a las del vulgo de los mortales.

Si no nos retrajese el temor de fastidiar con detalles minuciosos á los que solo se fijan en los resultados, probariamos que en esta larga y penosa travesia de Buenos Aires á Salta, casi no hay paso que no sea un tropiezo.

¿Podría evitarme yo mismo una cavilación penosa, en el seno de una riqueza prestada?

Las alternativas de la suerte les mantiene en una agitación penosa, y diariamente van a leer su sentencia en la pizarra; ningún curso de catedrático es seguido con más asiduidad que este de la Bolsa, dictado por el demonio del juego.

La discreción que me impone me es penosa para con Lacante, que es para más que un amigo; pero ella me responde que si Lacante es mi tutor, la Marquesa de Oreve es su protectora y habría las mismas razones para hacerle la confidencia.

He conservado una impresión penosa de esta conversación.

Se sonrojó levemente al darse cuenta de su error, mientras Amaury tomándola de la mano la hacía volver al tocador y le decía con acento que revelaba, una penosa ansiedad.

¡Qué contrariedad tan penosa! Pasados algunos días, como sintiese cada vez más vivo el deseo de ver el palacio de Aransis, no quiso dejar de satisfacer prontamente aquel antojo y se valió de Miquis, cuya amistad con el guardián de la casa le era conocida.

Después de una larga y penosa enfermedad que sufrió con edificante conformidad y resignación, falleció el día 3 de Junio de 1869.

Y luego haciendo un supremo esfuerzo añadió de una manera penosa: Luis: ¿me ama usted?

Fuencisla había vuelto a la puerta del pabellón, y la labor abandonada sobre el regazo, permanecía perdida en penosa divagación, presa de aquellas perezas anonadadoras que le acometían desde que habitaba allí.

Había allí violento olor a cueva, que daba sensación penosa de abandono.

] M. Morel Fatio ha compuesto con ellas capítulo de su libro[50], emitiendo el juicio que de Antonio Pérez su autor tenía formado, sin que lo modifique la penosa impresión de las declaraciones que hace.

Por un instante, da rienda suelta a su fantasía; pero su respiración se hace cada vez más penosa, sus pensamientos se obscurecen; a cada pulsación, un dolor, penetrante como una aguja, le atraviesa las sienes; le parece que va a ahogarse bajo la intensidad de los perfumes.

Bien pronto sobreviene repugnancia, irritaciones y dolores de estómago, sed viva, calor incómodo, sensaciones de frio, sobre todo durante el reposo, dolores pasajeros en diferentes puntos, incomodidades de cabeza con latidos, somnolencia penosa, agitacion durante el sueño, vómito de alimentos, sudores parciales, tristeza y mal humor; la piel palidece, las fuerzas decaen.

Fue una escena penosa.

Nuestros caballos, extenuados por jornada tan penosa, alargaban el cuello, que se bajaba y se tendía en un vaivén de sopor y de cansancio: Con los ijares flácidos y ensangrentados, adelantaban trabajosamente enterrando los cascos en la arena negra y movediza.

Todos le rodean en actitud solícita y penosa.

Aunque eran ya buenos amigos se trataban poco y prevalecía en medio de los dos una tristeza oculta, una reserva penosa: no conseguían volver a la distante serenidad de su cariño.

Ya ves que su vida es afán continuo; pero esa tarea penosa y llena de ansiedades, no es tan productiva como la tuya, porque no le produce consuelo, sino agonía; porque ignora que trabajar es orar.

También trabaja como , sólo que su tarea es muy penosa.

y en este caso probabilísimo, ¿á donde la extraeriamos los tenedores de Montevideo? Este artículo, pues, de nada sirve en el proyecto, sino, como dijimos antes, para hacer mas penosa la situacion de los tenedores de cobre.

Y Acteón pensaba en lo que había visto durante dos días con su sagacidad de griego: la cruel disciplina de la familia, de la religión y del Estado á que vivían sometidos todos los ciudadanos; su total desconocimiento de la poesía y el arte: aquella educación férrea y triste, basada únicamente en el deber, que obligaba á todo romano á una larga y penosa obediencia para poder mandar algún día.

»Horror profundo allí por vez primera Sobrecogióme, viendo la agonía Penosa de mi Rey, y la manera Como el postrero anhélito rendia.

19 Y aconteció que, pasando un día tras otro, al fin, al cabo de dos años, las entrañas se le salieron con la enfermedad, muriendo así de enfermedad muy penosa.

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